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Íñigo Domínguez

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Eclipse

¿Hay alguien ahí? Aunque quizá se preguntaban más bien si había alguien aquí. Yo también me lo he preguntado, porque no me hacían ni caso. Este blog ha sufrido un largo eclipse, por el que les pido disculpas y al que soy ajeno, debido a problemas técnicos que soy incapaz de comprender. De todos modos, viviendo en Italia, es un estado de ánimo con el que convivo con toda tranquilidad. Estos problemas técnicos, consecuencia de un sufrido cambio de sistema, sin duda deben de ser colosales, porque siguen sin solucionarse. Y no parecen ser sólo técnicos, se trata de un eclipse total porque ni yo mismo encuentro mi blog en el diario digital. Ha desaparecido y no sé si ahora mismo estoy escribiendo en el agua, como el epitafio de Keats. Hoy todo es muy etéreo. Pero siempre es reconfortante saber que algunos de mis superiores deben de tener la misma idea de mí que yo de ellos. De todos modos, quién podría encontrar este superfluo rinconcito tras esas noticias tan increíbles que ocupan los primeros titulares. Me he ido apuntando algunas a ver si aprendo algo, porque sepan que es el nuevo horizonte del periodismo:

-Jennifer Aniston prueba un agranda-testículos en ‘El hormiguero’.
-Polémica puesta en escena: Kate Moss, fumando en la pasarela en París.
-Una boa muere tras moder un pecho de silicona.
-Una prótesis mamaria causa el primer abandono en ‘Supervivientes’.
-Los pechos de Lady Gaga, protagonistas de los CFDA Awards.
-Imágenes espectaculares: el pollo asesino.
-Un ruso toca las tetas a mil tías para captar su energía positiva.
-Sorprendentes habilidades para girar un ‘boli’.
-Un gatito rescatado tras dos días atrapado en una tubería en Suecia.

¿Quién puede competir con tan rabiosa actualidad? Yo no desde luego, salvo que me ponga tetas o Jennifer Aniston me pase el agranda-testículos. Con eso y si me pongo a explicar recetas de croquetas de ruibarbo a lo mejor tengo una posibilidad. Pero esto son gajes del oficio, el eclipse de la profesión, que quizá no les interese demasiado. Vamos a lo nuestro. ¿Qué ha pasado en Italia en todo este tiempo? Pues lo de siempre, no se hagan ilusiones, ya les haré un resumen. Pero sobre todo se habla de la crisis, como en todas partes. La crisis es el concepto de moda. Se habla de dinero, de la falta de dinero, de que esto va a quebrar, de palabros como spread, credit default swaps y janderklander. Como todos intuimos cada vez más a medida que nos introducimos en este hiperespacio abstracto de relaciones financieras y humanas, esto es una locura. No viene mal un poco de perspectiva y si les parece podemos recordar cómo veía Antonioni esta locura ya en 1962, en su película ‘El eclipse’. Es la Bolsa de Roma, a la que entramos con Monica Vitti para encontrarnos con Alain Delon de broker exaltado:

Por si no la han visto o no la recuerdan, todo esto le da pie a Antonioni, como es natural y ya se podían imaginar, para hacernos ver que no somos nada, que este mundo no tiene arreglo y vivimos prisioneros de la incomunicación y la superficialidad. Vamos, lo que viene a ser un eclipse. No hacemos más que perfeccionar la idea. Yo también, por lo que me toca, me hago cargo.

Pero como me niego a dejarles así, con una de Antonioni y pensando en el vacío existencial, celebraremos el fin del eclipse de este blog con el reencuentro con su mascota, el preclaro Fantozzi, que siempre ilumina al humilde subordinado en los momentos de desasosiego. También él un día quiso rebelarse a su destino de empleado ninguneado:

Sinopsis: Nuestro héroe pide el traslado por una desilusión amorosa con la eterna señorita Silvani, compañera de oficina, y se despide mientras sus colegas juegan a la guerra de barcos. Le sientan al lado de los baños frente a la oveja negra de la empresa, un tal Folagra, individuo de aspecto garibaldino más rojo que un camión de bomberos. Todos le evitaban para no quedar mal ante los jefes. Pero con él Fantozzi encuentra una nueva razón de vida. «Después de tres meses de lecturas malditas, Fantozzi vio la verdad, y se turbó ligeramente, o mejor dicho, se cabreó como una bestia: ¡Entonces siempre me han estado dando por el culo! ¡Durante veinte años me han dejado creer que me hacían trabajar sólo porque ellos son buenos!». Tras perpetrar un atentado, aparece nada menos que ¡el megadirector galáctico en persona, aquel que ningún empleado en todo el mundo había conseguido ver! ¡Con sillones de piel humana y un acuario en el que nadan empleados!

FIN

Ya ven, todo muy actual en esta crisis. Sin embargo, nuestro querido Fantozzi luego también volvió al redil, como yo:

Sinopsis: Fantozzi, arrepentido tras otro abandono de la empresa, recibe una llamada del megapresidente galáctico el día de Nochebuena. Han estudiado su petición de reincorporación y tienen una oferta para él: «Excuse si turbo la intimidad de su casa en esta santa noche, pero yo la paso aquí, en mi despacho, porque para mí el trabajo es oración». Fantozzi se presenta allí como una flecha. El despacho del megapresidente es de decoración entre franciscana y la escena final de 2001. «No tenga miedo, nosotros le queremos tanto…», dice el jefazo. «Precisamente por eso tengo miedo», murmura Fantozzi. «No le daremos su puesto, sino algo mejor: además de nuestro perdón, la alegría purificadora de merecérselo, usted comenzará desde el escalón más bajo».

FIN

Pues nada, seguiremos otro día. Ahora que no nos oye nadie, dado que este blog flota en el limbo, les confesaré que había pensado mandarlo todo a la porra, pero en este oficio el compromiso es sobre todo con los lectores, así que aquí estamos de nuevo, firmes en nuestro puesto como un pararrayos e intentando no morir de risa. Si  es posible, intentaremos seguir haciendo nuestro trabajo.

Por lo visto quedan problemas por solucionar y, por ejemplo, no sé si pueden hacer comentarios. Además me parece que para hacerlos ahora hay que apuntarse a no sé qué. Lo siento. Como Groucho, yo estoy en contra de cualquier club que me acepte como socio y de todo aquello que suponga una contraseña más en mi vida, que ya tengo seis folios llenos de ellas. Quien de todas maneras quiera decirme algo me puede mandar un correo, mediante la opción, aquí arriba a la derecha, de ‘contactar con el autor’.

Bienvenidos todos.

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