Hola a todo el mundo y feliz año. Les dejé un poco de repente sin felicitar las fiestas por el estrés de esas fechas y también, por qué no decirlo, preso de una abisal desmotivación por el estado de la profesión. Pasa en cualquier trabajo. Pero aquí estamos de nuevo, un año más, a torear con lo que salga. Por cierto, que sepan que en 2011 se cumple el 150 aniversario de la unidad italiana. Naturalmente aquí sigue todo igual y cuando volví de vacaciones tuve que mirar varias veces la fecha de los diarios. Parecían de hace un mes o cuarenta años. Vamos con la clásica concatenación de alegres asuntos atrasados que nos recuerdan el cuadro clínico general.
-Últimos movimientos de nuestro hombre: Para no perder la costumbre, empecemos por las andanzas del magnífico ejemplar de primer ministro que tenemos en Italia. Ya saben que se libró por los pelos de dimitir, a base de fichajes. Sigue en lo mismo para salvar su mayoría parlamentaria y asegura que ya anda por doce más. Hay quiniela de nombres. Entretanto, sigue la modorra, a ver qué pasa, con el país parado. Berlusconi, por lo demás, anda nervioso porque mañana, jueves, el Tribunal Constitucional decidirá si su penúltima invención para burlar la Justicia -una ley que esgrime los «legítimos impedimentos» de su cargo para no ir a sus juicios y paralizarlos- es inconstitucional. Si lo es, se tratará de una conspiración comunista, mejor que lo sepan ahora.
Por último, corre el rumor de que el nuevo nombre de su partido será… Italia. A secas. Si se confirma, sería la culminación de la personificación de un hombre y su ego con su país. ¿Quien no le vote seguirá siendo italiano? Por cierto, en España estas navidades desapareció CNN Plus y fue sustituida por un canal que da 24 horas en directo de Gran Hermano. Nada que ver con lo que estamos hablando, por supuesto. En España tampoco habla nadie de ello: Berlusconi, un primer ministro de otro país, ya es el primer operador televisivo. Qué risa, menudo payaso, qué cosas hace, en el fondo es majete.
-Enchufe masivo de más de 2.000 personas en Roma: El gran escándalo en Roma desde hace más de un mes es el enchufe masivo con contratos a dedo en dos empresas municipales, AMA, de basuras, y ATAC, de autobuses y transportes, en el ayuntamiento de centro-derecha. La Fiscalía sólo ha analizado el problema desde 2006, porque más allá el delito ha prescrito, pero sólo desde 2008 la prensa denuncia más de 2.000 enchufes de esposas, novias, queridas, cuñados, parientes y conocidos, también algún ex-terrorista de extrema derecha. En concreto más de 1300 en AMA y 854 en ATAC. El símbolo del caso es una chica de discoteca de 25 años – en italiano se llama ‘cubista’, por lo de bailar encima de cubos-, que sale de tía buena en un informativo deportivo local y que ha sido contratada como secretaria del director industrial. Es la chica de la foto, subida en su cubo. Perdonen que siempre que hablemos de política acabemos hablando de tías. Memorable sus respuestas al ‘Corriere della Sera’: niega todo y dice que pasó una prueba de selección, pero no recuerda dónde. «Pero es que tengo serias dificultades para recordar nombres y lugares». Lo que se dice una secretaria perfecta.
-Arrebato de pasión en el autobús 116: En pleno apogeo del escándalo anterior, donde está involucrada la empresa municipal de transportes, tuvo su eco lo ocurrido en el autobús 116. Es de esos pequeñitos eléctricos que recorren las callejuelas del centro. Un conductor que hablaba por teléfono con su novia se emocionó y dijo algo así: «Ahora mismo te voy a buscar pero con autobús y todo». Ordenó bajar a los pasajeros en mitad de la calle y se largó a casa de su amada. Es el tipo de anécdotas de Roma que se cuentan y no se creen, pero salió en el periódico.
-Le ponen de compañero de oficina a quien le robó el bolso: Una empleada de la Región de Sicilia, donde todo es posible, se quedó de piedra el otro día cuando le presentaron su nuevo compañero de trabajo: era la misma persona que tiempo atrás le había robado el bolso por el procedimiento del tirón. Era uno de los 3.200 ex-detenidos, toxicómanos y trabajadores precarios reinsertados por el Gobierno regional en una de sus habituales hornadas de puestos de trabajo a cargo del contribuyente y a mayor gloria de su clientela para las urnas -el récord, siempre antes de las elecciones, está en 77.000 tíos en un mes-. Es un famoso programa para colocar amigos que empezó en 2001 con 620 euros al mes y contratos de tres meses como porteros, conserjes de colegios, para limpiar playas y no se sabe qué más se inventaron. Luego les subieron a 800 euros y ahora, contrato indefinido, igual que sus cometidos. A raíz del episodio al menos se han abierto «verificaciones para establecer la incompatibilidad ambiental» de los partícipes del programa.
Algunos datos del colosal despilfarro de la Región de Sicilia del reciente libro ‘La zavorra’, de Enrico del Mercato y Emanuele Lauria: un total de 144.000 nóminas directas e indirectas, que hacen vivir a un siciliano de cada 239. Para hacerse una idea: en Lombardía, la región de Milán, hay un empleado regional por cada 2.500 habitantes.
-Nueva redada de absentistas crónicos en un ministerio: La Policía ha pillado a 16 funcionarios de los 50 de unas oficinas de Agricultura de la región de Lazio -la de Roma- que habían hecho del absentismo laboral una forma de vida rutinaria. Es decir, eran un tercio de la plantilla. Tras una denuncia anónima, los agentes colocaron cámaras y durante dos años han visto al personal fichar y largarse inmediatamente saltando los tornos de entrada. De ahí el nombre de la operación policial: operación Jump (salto en inglés). También salían a hacer la compra o uno fichaba por varios compañeros. Algunas semanas llegaban a faltar más de la mitad de sus horas.
-Últimas tonterías de la Liga Norte: Los dos apuntes anteriores explican en parte el nacimiento y auge de la Liga Norte, el partido nacionalista y xenófobo de Umberto Bossi, con pulsiones inquietantes de extrema derecha. También tiene un fuerte componente cómico-estrafalario. Naturalmente del todo involuntario, porque ellos se lo toman muy en serio. Sigue, aunque ya olvidado, el conflicto de la escuela de Adro, donde el alcalde colocó el símbolo nacionalista de la Liga, el llamado sol de los Alpes, en una escuela pública y no se cortó un pelo: lo plantó 700 veces, de los ceniceros, los felpudos y en cada pupitre al techo de las instalaciones, en plan pista de helicópteros. Ya puesto, podía haber colocado también el escudo de su equipo de fútbol o su marca de calzoncillos. Al final un juez ordenó quitarlo, pero él sigue en sus trece. Además la tontería costará 30.000 euros. Por otro lado llamaron al centro con el nombre de un ideólogo del partido, Gianfranco Miglio, aunque en sus últimos años decía que Bossi era un golfo cantamañanas.
Sin embargo, el monstruo a veces se vuelve contra ellos mismos. El gobernador de la región del Véneto, Luca Zaia, valor en alza de la Liga Norte, es muy conocido por sus defensas de los productos patrios y hasta le sacó a McDonalds una hamburguesa de ingredientes nacionales. Pero ahora los hosteleros de Padua le han montado un pollo porque han descubierto que frecuenta, y muy a menudo, un restaurante chino con menú de 10 euros, y que hasta pasó allí la Nochevieja. Desde luego qué vergüenza. Quién sabe qué será lo siguiente, tomar copas con negros o dar trabajo a homosexuales.
Y lo mismo le ha pasado a un concejal de la Liga del ayuntamiento de Milán, célebre por haber lanzado camisetas, tazas y otros adornos con la marca de la ciudad. Ahora resulta que están fabricados en China. La pureza nacional es una virtud ardua de conseguir.
-Italia, tercer país del mundo en presión fiscal: En fin, no se crean, Italia es el tercer país del mundo por presión fiscal, el 43,5% del PIB de 2009, según la OSCE, sólo superada por Dinamarca (48,2%) y Suecia (46,4%). Pero no tiene los servicios públicos de Dinamarca y Suecia, claro, como hemos ido viendo.
-Apartado de peripecias personales: Disculpen que les maltrate con algunas experiencias, es para que vean en qué se traduce lo de la presión fiscal y por qué, en parte, la gente hace lo que hace. Yo desde luego me siento muy presionado, y eso que sólo me toca de refilón.
Me he comprado un coche de segunda mano. Una conocida empresa de seguros en España me da un presupuesto de 700 euros. La misma empresa en Italia, por el mismo coche, me lo da de 1.500. Otras suben incluso a 2.000 y 3.000 euros. Suspira una de las empleadas: «Ah, Italia en esto es terrible. Es de los más caros de Europa y nadie quiere los clientes nuevos». Es un clásico italiano: el cliente es un criminal y es castigado por ello. Después llega el impuesto de transferencia de propiedad: más de 600 euros. En España es hasta tres y cuatro veces menos. Luego el impuesto de circulación: he apoquinado 258 euros. En 2009, en España, esta tasa osciló según cada ayuntamiento de los 80,12 euros de San Sebastián a los 17,04 de Melilla, para un vehículo de tipo medio, según la organización Automovilistas Europeos Asociados (AEA). De la gasolina mejor ni hablamos -ya contamos que es la más cara de Europa porque está inflada con impuestos amontonados durante un siglo, que vienen de la guerra de Abisinia- . Y no quiero ni pensar en el día que tenga que ir al taller.
También llega el temible extracto del banco de final de año, donde pasan la factura. Así, a ojo, me cobran 140 euros por tener una cuenta. Y se supone que mi banco es donde son menos ladrones. La UE abrió una investigación hace un mes ante el elevado coste de las cuentas corrientes en Italia, las más caras de Europa: según sus datos salen por 253 euros de media al año, más del doble de los 112 de media de la UE, y cinco veces más que el coste en Holanda, el precio más bajo del continente con 46 euros. Hay que decir que España era segunda, algo más lejos, con 178 euros de media. La Asociación Bancaria Italiana (ABI), replicó que el dato europeo es erróneo y el coste sólo es de 116 euros. Según un estudio del Corriere della Sera, es de 145,2 euros.
Llega también el aterrador ‘conguaglio’, escurridizo concepto que viene significar el ajuste de cuentas de consumos que se han ido calculando a ojo por periodos de duración variable e indeterminada y sin que casi nunca acierten. Hace poco por el gas me cobraron de repente mil euros. Ahora me pasan 234 euros de comunidad… del 2009.
Ah, y ya ha llegado el impuesto de la RAI por ver la tele, son 110 euros.
Para tranquilidad de los quisquillosos debo añadir que, como siempre que voy por España, vuelvo espantado. Luego paseo por Roma y ya me da igual todo lo anterior. Ya en el avión de vuelta, que tuvo casi tres horas de retraso, el ambiente general entre los pasajeros, todos italianos, no era de motín a bordo, sino de cachondeo y humor absurdo ante la fatalidad. Hasta fue divertido. Ayer fui a la peluquería del barrio, con mobiliario de entreguerras, tertulia de parroquianos, comentario público del ‘Corriere dello Sport’, la radio siempre puesta y retratos en las paredes de Totó, Anna Magnani y Juan XXIII: 10 euros corte de pelo y afeitado, con loción aplicada mediante vaporizador decimonónico de pera. Luego, en el mercado, una señora lamentaba que su marido le pone los cuernos y, casi más, que ella a sus setenta años no logra pagarle con la misma moneda. El carnicero y los clientes la animaron, pero no salieron voluntarios.
En fin, sigamos aprendiendo de los italianos a tomarse las cosas con filosofía y sentido deportivo. En España, por ejemplo, hay en estos momentos muchísima preocupación por las pensiones. Pero miren cómo lo llevaba ya hace años el jubilado interpretado por Ugo Tognazzi en este fragmento magistral de ‘Signore e signori buonanotte’ (Scola, Loy y otros directores, 1976):
Sinopsis: Un programa televisivo sigue la jornada de un humilde jubilado de Milán, el señor Menelao Guardabassi. Lo encuentran en una barca de la zona de los Navigli, los canales. Cuenta que a veces le dejan subirse: «Y me hago un crucero, gratis». Dice que era perito, supervisor de obras públicas. Le preguntan por su pensión -«Hable libremente, ¿no tendrá miedo de Hacienda?»- y es de 32.000 liras. Vienen a ser unos 20 euros de ahora. «¿Y cómo hace?», le preguntan. «No me lamento», responde.
Por la mañana una vecina le tira la llave del grifo. Se lava los dientes con la pasta del canario y las manos con papel de estraza, mucho mejor que el jabón. Además tiene perfume de mar, porque es del que usan para envolver atún. Sólo se lava una vez al año, en Ferragosto, porque hacerlo demasiado estropea la piel. Lleva el pelo largo por el calorcito. No desayuna – «no soy uno de esos que sólo piensan en comer y beber»- ni toma café, por no drogarse ya desde primera hora. A comer va al ambulatorio: una inyección de vitaminas, que equivale a un menú completo, con primer y segundo plato. Luego le gorronea a la monja un jarabe para la tos: óptimmo digestivo tras la comida. Y caliente, con limón, puede pasar por ponche.
¿Mujeres? Confiesa que con la extra (la mítica ‘tredicessima’), una vez al año va a una casteñaera a que le haga un ‘servizietto’: mano fría, 500, y mano caliente, 1.000. Obviamente, mano fría. Piensa en Laura Antonelli.
Por las tardes, un poco de tele. Sin sonido. Después compra la cena, aunque le racanean cinco centímetros de pan, porque ha habido aumento. «Yo no me lamento, pero a alguna vez me cabreo…», dice a la cámara.
En casa no tiene colchón -«es el primer lugar en el que miran los ladrones»-, ni ventanas -«en invierno no entra el frío ni en verano el calor, temperatura constante»-. De postre, otro jarabe.
De este modo termina su jornada en activo: 500 liras al día para comer hacen 15.000 al mes, y además febrero tiene 28 días y se puede correr una juerga. Más 13.000 de alquiler hacen 28.000. Usa 2.000 para concederse todos los placeres que le apetezcan y las otras 2.000 las ahorra para los tiempos duros. «Y piense que hay jubilados que tienen a cargo la mujer», añade.
Tampoco tiene muebles, están pintados, y así no ocupan espacio. Su pijama es de papel de prensa, hace todo con los periódicos -«¿Acaso no hay libertad de prensa?»-. Viene al pelo como imagen del actual estado de la profesión.
Pregunta final: ¿Pero usted, un buen filete no se lo come nunca? Así, de primeras, lo confunde con una orla militar. Luego recuerda…
FIN
Qué pedazo de actor que era Ugo Tognazzi. Bienvenidos todos. A ver si este año lo pasamos bien.