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Íñigo Domínguez

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Lui (14): maquíllate, maquíllate

Sombra aquí y sombra allá, maquíllate, maquíllate… El otro día le cazaron a Berlusconi en la asamblea anual de Confindustria, la patronal italiana, poniéndose pote de tapadillo. No creo que sea por las arrugas, sino más bien porque el cemento armado no es fotogénico. Acuérdense del hombre pedrusco de los cuatro fantásticos. Lo de este hombre con lo falso y lo postizo es una obsesión. Que si alzas en los tacones, que si pelo implantado, que si estiramientos faciales, que si los informativos de sus tres televisiones y de las otras tres del Gobierno… Pero de eso vive, de la imagen. Ya ven, nos despedimos hace unos días -quizá demasiados, perdonen la demora- y aquí estamos otra vez hablando de lo mismo. El culebrón que destapó su propia mujer no ha cesado, pero se ha enriquecido con nuevos personajes. Después de aparecer su actual novio, que sostiene que serían perfectos para un ‘reality’ porque se compenetran “como el Gordo y el Flaco”, se acaba de cerrar el círculo con el ex-novio despechado de Noemi Letizia. Cómo está Italia para que le plante cara al primer ministro y segundo hombre más rico del país, acusándole de mentir y de robarle la novia, un chaval de 22 años, empleado en una fábrica, rubio teñido con tatuajes y aficionado al ‘kickboxing’. Aunque esto es sólo el principio. A ver si un día me animo y se lo resumo, pero es como un libreto malo de ópera bufa.

Recordemos hoy, para aligerar mi palabrería y por su interés, otra gran película del maestro Dini Risi, ‘In nome del popolo italiano’ (1971). Es muy sombría. Va de un juez inflexible, Ugo Tognazzi, que intenta empurar a un empresario, Vittorio Gassman, prototipo del delincuente medio-alto italiano, simpaticón y rufián, constructor con villas fastuosas y cochazos.

Sinopsis:

Llamado a declarar por la muerte de una jovencita, los dos protagonistas se tantean. Gassman declara:
-¿Es tan reprobable que un hombre de mi colocación no desee hacer públicas sus relaciones con una putilla?
-Está hablando de una muerta, y yo no acepto guiños de ojos, ¿está claro?
-No, quería sólo aclarar que con esta chica, pobrecita, sólo tuve un encuentro esporádico.
-¿Solamente?
-Eeeeh, no.
-No, aparte de una cosa que evidentemente Roncherini no le ha dicho (Pero piensa: En cambio seguro que te lo ha dicho, por eso te lo digo yo)… En negocios, a veces se concluye más en una comida que en diez reuniones. Y en algunos casos las chicas guapas asumen un peso propio, especialmente si son un poco ligeras…
-Intentemos ser más claros: es habitual que en algunas comidas de negocios, chicas guapas aparentemente de buena sociedad, son presentadas al personaje que interesa. ¿Sí o no?
-Sí.
-Hasta el punto de dar a este personaje la ilusión de haber hecho una conquista.
-Sí.
-De este modo, estimulando la vanidad o el sentido de culpa se hace más maleable al personaje en las negociaciones.
-Sí.
-Porque sí es verdad que se concluye más en un comedor, se concluye aún más en un dormitorio.
-¿Debo responder sí o no?
-¿Se hacía acompañar a menudo de la difunta a este tipo de convenios?
-Esto sería una culpa. porque yo sé lo que piensa usted…
-¡Usted no sabe lo que pienso yo!
Les interrumpe otro interrogatorio.
-¿Es verdad que una vez a un hombre de negocios americanos se le ha hecho creer que una chica fuera la hija de un empresario que tenía que cerrar un acuerdo con él?
-(Recuerda la escena) No, de esto no sé nada.
El juez le sugiera entonces que podría tratarse de instigación a la prostitución, pero el empresario dice que nadie obliga a estas chicas.
-Lo hacen porque hay quien las paga (dice mostrando un cheque).
-No fue un pago, fue un regalo. Muchas chicas se venden porque es un atajo. Yo el puesto de cajera al supermercado se lo había encontrado, ¿por qué no lo ha cogido?
El juez luego le pregunta por estupefacientes y el empresario, con verbo florido y retórico, rechaza sus imputaciones.

Hablamos de Justicia porque en realidad estos días ha habido entremedias un temilla menor: han condenado a cuatro años y medio a David Mills (chico de la foto), abogado británico que en los noventa trabajó para Fininvest, el imperio mediático de Berlusconi, por dejarse comprar por el actual primer ministro para protejerle cuando fue interrogado en dos de sus procesos. En resumen, según la sentencia en primer grado -pero quedan dos- Berlusconi le sobornó para que mintiera. Berlusconi también estaba imputado como corruptor del corrupto, pero se ha librado de la sentencia gracias a una ley de inmunidad fabricada a la medida.

Qué fuerte, dirán ustedes, pero no se preocupen que no pasará absolutamente nada. Esto de los procesos a nuestro hombre ya es una historia muy aburrida. Tanto que a la mayoría de los italianos no les interesa, o no saben, o son cosas complicadas. Son muchos procesos, uno se pierde, siempre se quedan en nada, no terminan nunca. Una lata.

Recordemos entonces algunas nociones básicas. Son datos que en más de ocho años en Italia jamás he visto en un solo programa de televisión. Sólo en libros especializados o, a veces, en algunos diarios. Así que, veamos: los procesos de Berlusconi.

1-Falso testimonio sobre la P2. Declarado culpable en 1990 en segundo grado de jurar en falso que no pertenecía a la logia masónica P2. El delito, no obstante, queda cubierto por una amnistía del año anterior.

2-Corrupción a la Guardia di Finanza de 1989 a 1994. Condenado a dos años y nueve meses por cuatro sobornos a agentes que inspeccionaban sus empresas. En segundo grado, el tribunal aplica atenuantes genéricas a tres de ellos y, con ello, concede la prescripción del delito, mientras que le absuelve del cuarto. Absuelto luego por el Supremo.

3-All Iberian 1. Financiación ilegal al partido socialista de Bettino Craxi con contabilidad secreta de Fininvest. Condenado a dos años y cuatro meses. Prescripción del delito en segundo grado, confirmada por el Supremo.

4-All Iberian 2. Falsedad en balance contable. Bloqueado en 2005 por la ley del Gobierno Berlusconi sobre sociedades que despenalizó el delito imputado.

5-Medusa cine. Condenado a un año y cuatro meses por falsedad en balance. En segundo grado, delito prescrito al aplicarse las atenuantes genéricas.

6-Compra de terrenos en Villa Macherio. Absuelto en una parte, delito prescrito en otra por irregularidades en parcelas de una de sus villas. Sentencia confirmada en segundo grado, con la concesión para uno de los delitos de la amnistía de una condonación fiscal de 1992.

7-Laudo Mondadori. Corrupción de jueces para emitir una sentencia a favor de Berlusconi. Aplicación de las atenuantes genéricas, que conllevan la prescripción del delito. Su abogado y ministro de Defensa de su Gobierno en 1994, Cesare Previti (chico de la foto), sí es condenado como intermediario del soborno de jueces para Berlusconi. Para conceder las atenuantes, la sentencia considera «las actuales condiciones de vida social e individual del sujeto», es decir, que Berlusconi era entonces primer ministro. En primer grado Previti fue condenado a 13 años. En segundo grado, absuelto. El Supremo le impuso un año y medio.

8-Caso SME. Corrupción de jueces para emitir una sentencia a favor de Berlusconi. Absuelto en parte de los cargos, obtiene la prescripción para el resto gracias a la aplicación de atenuantes genéricas. Tras recurrir, recibe la absolución plena. De nuevo su abogado, Cesare Previti, como intermediario entre Fininvest y los jueces corruptos, es condenado a cinco años en primero y segundo grado, pero el Supremo anula todo el proceso en 2006 porque los hechos ocurrieron en Roma y el tribunal de Milán no era competente para juzgarlos. Los cargos de falsedad contable quedan anulados por la ley del Gobierno Berlusconi de 2002 que los despenalizaba.

9-Caso Lentini. Falsedad en balance por la compra en negro del Milan del futbolista Lentini al Torino. Bloqueado por la ley del Gobierno Berlusconi sobre sociedades que redujo el plazo de la prescripción del delito.

10-Consolidado Grupo Fininvest. Falsedad contable. Bloqueado por la ley del Gobierno Berlusconi sobre sociedades que despenalizó los delitos imputados.

11-Telecinco. Fraude fiscal, reciclaje y violación de la ley antimonopolio. Absuelto por el Supremo español en 2008.

12-Derechos televisivos cinematográficos de Mediaset. Aún abierto.

13-Corrupción del abogado Mills. Abandona el proceso como presunto corruptor gracias a una ley de inmunidad. En primer grado, Mills es condenado a cuatro años y medio de cárcel.

Bueno, quizá tenía que haberlo hecho por capítulos, porque no se acaba nunca. Por brevedad, no he incluido los casos archivados tras las diligencias previas, aunque algunos son muy interesantes, sobre todo los de presuntas conexiones con la Mafia.

Berlusconi siempre dice que en todos sus procesos ha sido declarado inocente -en Italia sólo es firme la sentencia final del Supremo-, pero como verán hay cuatro prescripciones definitivas (procesos 3,5,6 y 7), dejando a un lado las que luego fueron revisadas como absoluciones. A uno enseguida se le ocurre que si la Justicia funcionara en Italia, sin cometer errores garrafales y a un ritmo razonable, a Berlusconi quizá podían haberle condenado, y no una ni dos veces, sino más. Aunque esto también debe agradecérselo a sus abogados, artistas en estirar procesos al infinito.

La explicación de Berlusconi para tan desmedida lista de entuertos judiciales es que entre ciertos magistrados, en Milán, hay una vena exagerada de izquierdas y que van a por él porque le odian. Berlusconi no se inventa todo, miren, miren esta otra escena de la película.


Sinopsis:

Los protagonistas discuten agriamente, porque el juez ha tendido una trampa al empresario y éste ha caído.
-¡Usted es un listo, mucho más listo que yo!
-Puede ser. Y ahora escihe mi desahogo. Estoy harto, y no soy el único, de ser el defensor de leyes que protegen una sociedad que da asco! ¡Porque consiente a individuos como usted prosperar y proliferar!
-¿Individuos como yo? ¿Y cómo soy yo, me lo puede explicar?
-¡Sí, usted es un ciudadano ejemplar, por Dios, no defrauda el fisco, no incendia bosques, tiene respeto por el paisaje, no contamina mares y ríos, no corrompe funcionarios, y frena ante los gatos negros!
-¡Señor juez!
-El señor juez está convencido de que algunas leyes que consienten a los detentores del poder económico dañar a la colectividad deben ser cambiadas!
-¡Pero si es lo que digo yo!
-¡No me toque, paracaidista, usted es un hombre vil y vulgar!
-¡Sí, confieso que soy vil, porque usted me da miedo! ¡Porque desde el primer momento he leído en su mirada una palabra terrorífica: ideología! ¡Usted me odia a nivel ideológico! ¡Usted está prevenido contra mí! ¡Usted no es un buen juez!

Este diálogo es el mismo que podrían tener alguien que odie a Berlusconi y lo que representa y el actual primer ministro, que replica estas mismas cosas a los magistrados. La película es del año 1971 y ya está todo ahí. Como siempre comprobamos, este país no cambia, viene de muy lejos. Risi ya retrata un tipo determinado de magistrado justiciero encabronado. En fin, no digo que sea el caso de los jueces que han procesado, y están procesando, a Berlusconi -aunque él sostiene que sí y yo creo que no- pero es necesario comprender el contexto y esto es lo que tratamos de hacer aquí, explicar las cosas a los de fuera. Es verdad que en Italia muchos jueces, pero sobre todo los fiscales, están tan contagiados como cualquiera de sus compatriotas por el afán de figurar. Salen en la tele, dan entrevistas a diestro y siniestro, se hacen famosos enseguida, abren investigaciones tremendas que se quedan en nada. En España, salvo Garzón y alguno más, es difícil recordar no ya el nombre de un magistrado, sino su careto. Aquí, en cambio, podrían hacer un ‘reality’.

Por eso nuestro hombre, convencido de que esto es una guerra política, se siente legitimado para defenderse desde el poder. Bueno, en realidad es una opinión muy extendida entre sus adversarios que fue su única razón para entrar -y seguir- en política. Volvamos entonces a la lista de sus procesos.

Si uno se fija, no es menos evidente que los procesos 4, 8, 9 y 10 fueron paralizados y enterrados por una ley que despenalizaba la falsedad contable aprobada por su Gobierno. Así que quizá podría haber sido condenado alguna vez más.

Debe considerarse, además, que para torpedear los procesos All Iberian 2, Lentini, SME y Mondadori en 2001 aprobó una ley que endurecía los requisitos de las comisiones rogatorias, las peticiones de información de los magistrados a otros países, y de este modo anulaba pruebas o demoraba esos juicios ya abiertos. Afectaba principalmente a los documentos bancarios de Suiza y otros países. El Supremo rechazó algunos aspectos de la ley en 2002 y los tribunales la interpretaron de forma distinta. Pero los diversos juicios sufrieron retrasos.

Para paralizar el proceso SME aprobó en 2002 la ley de la legítima sospecha, que permitía recusar a un juez si uno tenía la legítima sospecha de que no era imparcial. Sus abogados la invocaron, pero fue rechazada. No obstante, demoró el juicio.

Todas estas leyes ‘ad personam’ fueron, obviamente, utilizadas también por otras terceras personas, que se beneficiaron alegremente de ellas, de mafiosos y traficantes a delincuentes comunes, pero esto son inevitables daños colaterales.

Para burlar la sentencia del caso SME aprobó una ley de inmunidad en 2003 que le permitió abandonar el proceso. Luego fue declarada inconstitucional, pero retrasó su juicio.

Para evitar la reciente sentencia del caso Mills aprobó una nueva ley de inmunidad. Si no, probablemente habría sido condenado con su compañero de banquillo, pues la sentencia dice claramente que “pagó por su impunidad”. Debe pronunciarse el Constitucional, pero de momento ya ha evitado la sentencia. El caso, de todos modos, se dirige a la prescripción en los primeros meses de 2010.

Por otro lado, en la amena lectura de esta lista de procesos se perciben otras cosas, como el increíble fenómeno, un clásico de la Justicia italiana, de ser condenado a un porrón de años y luego absuelto, o juicios infinitos, o delirantes chapuzas judiciales. Son ingredientes que alegran aún más el conjunto. Claro, luego la gente no cree en la Justicia.

Como habrán comprobado, si es que han llegado hasta aquí, es un tema árido, aburrido. No entretiene. En definitiva, muy poco televisivo. Por eso nunca sale en la tele, ni Bruno Vespa le dedica un programa, ni los informativos se conectan en directo con la sala que va a fomrular una sentencia contra el primer ministro, sino que emiten ‘Renegado’, con Lorenzo Lamas, o cosas así. Por cierto, que del asunto de Noemi Letizia los informativos están contando muy poco. Se entera uno más con las televisiones extranjeras. En Italia se tiene la oportunidad de vivir sensaciones antiguas, como en ‘Cuéntame’.

El problema para Berlusconi, y ya terminamos enganchando por el principio, como los autores consagrados, es que lo de Noemi Letizia (chica de la foto, con la foto dedicada de ‘papi’) sí es entretenido y, al contrario que toda esta pesada ristra de procesos incomprensibles, afecta a asuntos verdaderamente importantes: el honor, la familia, la tradición, esas cosas. Sería indignante, pero gracioso, que al final esto sí le cueste algún voto. Pero descuiden: en las elecciones europeas hablará el pueblo, arrasará y será investido otra vez de nueva y flamante soberanía. Así él siempre habla en nombre del pueblo italiano, como si no hubiera disidencia, como el título de la película, que es la frase con la que se inician las sentencias de los tribunales italianos. La otra frase simbólica de la Justicia es la escrita en todas las salas de juicio sobre las cabezas de todos: “La ley es igual para todos”, algo que se recuerda como si no fuera obvio, porque no lo es. Veamos ahora cómo termina ‘In nome del popolo italiano’.


Sinopsis:

El juez tiene el diario de la chica asesinada, donde anuncia su suicidio y que, por tanto, exculpa al odiado empresario. El magistrado sabe que este hombre es un chorizo redomado pero que nunca va a poder pillarle, porque siempre tendra´recursos para escabullirse de la ley, y está tentado de hacer desaparecer la prueba. En ese momento hay un partido de fútbol, Italia-Inglaterra y gana Italia. La gente se echa a la calle. Se desencadena la habitual juerga de ‘tifosi’. El juez, asqueado por el circo de su país, de pan y circo, ve por todas partes el rostro del empresario en la multitud: en un cura, en un viejo fascista, un militar, hasta en una pilingui. Está un poquito obsesionado. El caos termina con unos energúmenos, uno también con la cara del empresario, que vuelcan e incendian un coche de matrícula inglesa. El juez, que ve condensado en ese momento lo peor de los italianos y de un país que ha degenerado moralmente, decide quemar el diario y procesar a su enemigo, aunque sea inocente en ese caso concreto.

Italia es que es muy complicada.

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