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Más de 10.000 rescates en dos semanas

 

Con el buen tiempo vuelve el auge de los desembarcos de inmigrantes del norte de África en Italia, como era previsible, y sin embargo la UE sigue improvisando y sin un plan. Es decir, todo sigue como siempre. En lo que va de mes Italia ha rescatado a más de 10.000 personas en alta mar, la gran mayoría desde el pasado viernes. Viajaban en embarcaciones de fortuna y todas habían zarpado desde Libia. Ya son 20.000 desde que comenzó el año.

De seguir este ritmo creciente la cifra final del año superará los 150.000 salvados en 2014, y eso que al menos entonces había una operación de auxilio, Mare Nostrum. Ahora con la denominada Tritón, que se promete reforzar, de la agencia europea de fronteras Frontex, los medios y el dinero son mucho menores.

Son números escandalosos, pero se tratan con rutina hasta que surge un elemento nuevo que permite volver a destacar el problema. Esta vez fue un supuesto naufragio de 400 personas, relatado al llegar a tierra por algunos testigos a la ONG Save The Children. Sin embargo ayer seguía sin haber confirmación oficial. A menudo es difícil contrastar estas informaciones y a veces los supervivientes no son claros, o no saben que alguna nave que vieron en dificultades luego fue rescatada.

No obstante, en esta última oleada de rescates se han registrado dos rasgos novedosos interesantes. Uno es el ataque, también rodeado de confusión, de una nave libia a buques de socorro. Fue el lunes. Un remolcador italiano y una nave islandesa de la operación Tritón rescataron a 250 personas de un maltrecho pesquero a cincuenta millas de la costa africana. En ese momento apareció una lancha libia con cuatro hombres uniformados de amarillo y disparó unos tiros al aire. Luego se apropiaron del pesquero, ya vacío, y se fueron con él a toda velocidad. Se pensó que era una nave militar, pero luego se descartó y se cree que iban disfrazados de soldados.

Fue una escena extraña. Para el director de Frontex, Fabrice Leggeri, significa una cosa: “A los traficantes se les están acabando las barcas”. Por eso intentarían recuperarlas una vez que sus ocupantes han sido rescatados. Lo cierto es que desde el fin de semana han llegado casi 200, pero las autoridades italianas dudan de que las redes criminales tengan tal problema. Pero si es así aumentará la precariedad de las embarcaciones. En los próximos días se verá hasta dónde se aventuran estas lanchas armadas y si se ha tratado de un episodio aislado.

El segundo detalle sorprendente emerge del relato de algunos náufragos: “¿Cuánto he pagado por venir? ¡Nada! Si yo no quería venir, me han obligado”. Es lo que han relatado algunos inmigrantes de Sierra Leona y Mali. Huyeron de la guerra de sus lugares de origen y en Libia fueron arrestados. Sin ningún motivo, aseguran. Tras permanecer semanas o meses hacinados en prisión, una noche la Policía les trasladó a una playa y les embarcó a la fuerza en naves que zarpaban hacia Italia. Es decir, en los distintos feudos de poder en los que se divide actualmente Libia, inmersa en una compleja guerra civil, se detiene a los extranjeros y se están vaciando las cárceles en el Mediterráneo, hacia Europa.

Todas son historias que apuntan, en resumen, a una situación de gran caos en Libia. No es una sorpresa, pero tiene difícil solución. Italia dice desde hace meses, y lo repitió ayer su ministro de  Exteriores, Paolo Gentiloni, que la única pasa “resolver el problema en su raíz”. Es decir, estabilizando Libia, pero eso son palabras mayores que se mueven en el terreno de la utopía: supondría una ambiciosa política exterior de la UE y una visión a largo plazo del asunto de la inmigración. El comisario europeo de Asuntos Internos e Inmigración, Dimitris Avramopoulos, prometió ayer visitar Sicilia la semana que viene. Dijo que están dispuestos a dar más dinero. Aseguró que la Comisión ultima una nueva política de inmigración que será presentada a finales de mayo. “Hasta ahora el planteamiento ha sido fragmentario, ahora queremos que sea común y completo”. Y en eso están.

En el frente interno Italia vive bajo una gran presión para alojar a las personas que rescata. El indicador habitual, el centro de acogida de la isla de Lampedusa, vuelve a ser implacable: caben 250 y ya hay más de 1.400. Este, como en otros puntos de acogida de emergencia de Sicilia, se va saturando hasta que se traslada a los internos a la península. Pero el ministerio de Interior ya tiene bajo su gestión más de 80.000 personas llegadas en el último año y sufre para encontrar sitio. Esta semana ha pedido a gobiernos regionales y municipios que busquen hueco para 6.500 personas más. Ha sido un reclamo de ensueño para la Liga Norte, en vísperas de elecciones regionales, y sus líderes se han lanzado a clamar sus barbaridades de repertorio. Su nuevo líder, Matteo Salvini, ha llamado a asaltar los “albergues, hostales, escuelas o cuarteles” donde se aloje a inmigrantes. Esta gente, que huye de guerras y en numerosas ocasiones aspira al estatus de refugiado, es hospedada a la espera de que se resuelvan sus peticiones de asilo. Allí pasan meses o, simplemente, salen de Italia rumbo a países europeos del norte, donde prefieren ir. Y eso sin conocer a la Liga Norte.

(Publicado en El Correo)

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