El acontecimiento mediático de la campaña de las europeas en Italia, como en las generales fue ver a Berlusconi en el programa de Michele Santoro, fue ver la noche del lunes a Beppe Grillo, fustigador del sistema y enemigo de la televisión comecocos, en el programa que considera el altavoz más deleznable de la casta política. Es ‘Porta a Porta’, del inenarrable Bruno Vespa, presentador de confianza de Silvio Berlusconi, meloso con los poderosos, a quienes recibe en sus sillones blancos con la música de ‘Lo que el viento se llevó’. Es un espacio fosilizado cada noche en la RAI, la cadena pública, desde 1996. Era un encuentro inimaginable por muchas razones, pero Grillo lo ha aceptado, tras largas negociaciones y exigir una entrevista en solitario, porque sabe que puede ser decisivo en las urnas. Para los expertos, vale cinco puntos de voto.
Grillo, que ha echado gente de su partido por ir a la tele, al final ha comprendido que si quiere romper su techo, ir más allá de los jóvenes y quienes se mueven por Internet, donde ha crecido el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), para llegar a los jubilados, al italiano medio, al voto conservador, no hay más remedio: hay que salir en ‘Porta a Porta’. Para demostrar que no tiene cuernos y no se come a nadie, negar la imagen catastrófica que los medios dan de él, con fotos en las que siempre sale berreando. “No soy como me pintan, no somos violentos, no soy Hitler ni Stalin, somos una rabia buena”, aseguró.
El experimento, lleno de morbo y que se llevó 4 millones de espectadores, un 26,8% de la audiencia, fue muy interesante. Para empezar Grillo no pisaba la RAI desde el 2 de diciembre de 1993, cuando fue vetado por sus chistes sobre la corrupción. Es precisamente cuando comienza el ascenso de Berlusconi, amo de la televisión. En estos 20 años de exilio mediático el cómico de la ‘antipolítica’ siguió con espectáculos y luego descubrió las catacumbas de Internet, con un blog de denuncia que es uno de los más leídos del mundo, trampolín de su movimiento. Ayer, al empezar el programa se paseó por el plató como si volviera al pueblo de la infancia. Luego arrancó la pelea, con estocadas de humor de ambas partes. Duró una hora. Son estas cosas posibles en Italia, donde gente que teóricamente se odia sabe mantener el estilo y charlar con gracia con el adversario. Inciso que supongo que se ve venir: creo que en España es algo imposible.
Vespa no estuvo mal e incluso hizo de periodista, no como cuando recibe a Berlusconi y sus congéneres. Veámosle obedeciendo al exprimer ministro, que le ordena que se siente:
El lunes fue al revés, Vespa hizo sentarse a Grillo, se colocó bien cerca y se puso a trabajar. Supo apretarle donde más le duele, las preguntas concretas, porque Grillo se mueve mejor en el torrente verbal, el bombardeo de datos escandalosos y las propuestas de impacto de consenso popular que cortan los despilfarros y castigan la vida de lujo de los políticos. Grillo sabe contagiar un estado de ánimo de cabreo, que en unas elecciones como las europeas, donde el programa da igual porque parece lejos de casa, puede ser muy eficaz. Esquivó algunas cuestiones donde no tienen opinión clara, como la inmigración, y fue vago con las conspiraciones de las multinacionales, pero en cuanto se calentó hizo su ‘show’. “Relájate”, le repetía Vespa. La idea clave es la de siempre: echar a los políticos de toda la vida y apostar por la decencia como un nuevo inicio. En Europa eso se traduce, y es un programa popular, en mandar a la porra a Angela Merkel, el ‘fiscal compact’ y ponerlo todo patas arriba.
Naturalmente, todos temen a Grillo, que ya fue la revolución en las elecciones generales de febrero de 2013 al convertirse en el primer partido. Él está seguro de que las europeas le consagrarán. Evitarlo es el gran objetivo del primer ministro, Matteo Renzi, del Partido Demócrata (PD) de centroizquierda. Además necesita una legitimación en las urnas, ya que llegó al poder apuñalando a su compañero Enrico Letta. Aspira a obtener un 30% de los votos y sacar una ventaja a Grillo de al menos cinco puntos. Lo contrario haría tambalearse el escenario político. Pero mucho más preocupado está Berlusconi, que teme hundirse como tercer partido por debajo del 20%, tras ser expulsado del Senado por su condena por fraude fiscal, que le obliga desde este mes a servicios sociales en un geriátrico, y la escisión del NCD de Angelino Alfano.
(Publicado en El Correo)
No sé si alguien tendrá interés en ver el programa, pero por si acaso aquí está: