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Íñigo Domínguez

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Mafia ultra

Lo que pasó el sábado en Roma es asombroso, pero familiar, es decir, por desgracia no es sorprendente. Confirma una vez más que el ‘Calcio’ tiene un lado oscuro que está devorando el fútbol y el espectáculo. Los hechos son delirantes. Nápoles y Fiorentina juegan en Roma la final de Copa Italia. Antes del partido, en enfrentamientos callejeros aún por aclarar, un ultra se lía a tiros con una pistola, hiere a tres aficionados napolitanos y acaba destrozado en la paliza correspondiente. Uno de los heridos, de 29 años, está muy grave. El tipo de la pistola ni siquiera era del otro equipo, sino de la Roma. A la hora del partido no estaba claro que se fuera a jugar, porque la hinchada napolitana estaba enfurecida. Así que el capitán del Nápoles, Marek Hamsik, acompañado de agentes y autoridades, fue a hablar con el jefe de la horda. Un tal Gennaro De Tommaso, Genny ‘a Carogna’, ‘el Carroña’, encaramado sobre la verja. Tras 45 minutos de conversaciones alzó el pulgar, como un emperador romano, y dio permiso para que empezara el encuentro.

Otro capítulo increíble más para la historia de la vergüenza del ‘Calcio’. Como los tipos patibularios que bajaron a hablar con Totti y pararon el derbi Roma-Lazio en 2004 tras la noticia de la muerte de un niño atropellado por un coche de la Policía, que resultó ser falsa. O la humillación de los jugadores del Genoa en 2012, obligados por otro tiarrón subido a la valla a quitarse las camisetas en pleno partido por jugar mal y no ser dignos de llevarlas. El encuentro estuvo parado 40 minutos, sin que la Policía moviera un dedo. O la farsa del Nocerina, de tercera división, en 2013, cuya afición prohibió jugar porque no les habían permitido ir al campo por motivos de seguridad. El equipo optó por agotar los cambios, simular cinco lesiones en 20 minutos, quedarse con seis y obligar a suspender el choque.

En lo de este fin de semana aún hay más si se miran los detalles. La camiseta de ‘el Carroña’, por ejemplo. Decía: “Speziale libero”. Speziale es un energúmeno condenado a ocho años por matar en 2007 a un agente, Filippo Raciti, en al campo del Catania. Le aplastó con un lavabo arrancado del baño del estadio. Por eso de la solidaridad entre clanes y la aversión colectiva al ‘sbirro’, al policía, el capo de los ultras del Nápoles pedía la libertad del asesino. Eso mientras negociaba con las autoridades. “Es una vergüenza, el estadio en manos de los violentos, la demostración de la impotencia del Estado”, se ha quejado amargamente la viuda de Raciti, a quien es difícil no dar la razón. Entre otras cosas porque en la tribuna se sentaban, impotentes, el primer ministro, Matteo Renzi, seguidor de la Fiorentina, y el prefecto -delegado del Gobierno- de Roma, Giuseppe Pecoraro, ‘tifoso’ del Nápoles. La incapacidad del Estado de ofrecer un servicio decente y hacer cumplir la ley es un pilar del desastre crónico italiano. Por cierto, hubo una gran pitada al himno nacional antes del partido y luego, bengalas, petardos y botes de humo contra policías y bomberos.

Interior ha rechazado que se negociara nada, dice que sólo se habló para garantizar la calma. Pero la Prensa italiana contaba ayer que, además de exigir garantías de que no había muertos ni policías implicados, el ‘Carroña’ consiguió reunirse con los capos de los ‘tifosi’ de la Fiorentina. Diez agentes les escoltaron a una cumbre ultra con Genny y parlamentaron como generales de bandas mafiosas, con obsequiosa mediación institucional. A esas horas el incidente era confuso y la ‘curva’ napolitana quería saber si los seguidores de la Fiorentina habían tenido algo que ver. Aclarado que no, acordaron que nadie animaría, ni cánticos ni pancartas en señal de protesta. Luego, cuando ganó el Nápoles 3-1, fiesta libre.

Otro detalle revelador es pensar que Hamsik ya conocía de antes al ‘Carroña’: fue quien recuperó el reloj que le robaron a su mujer. Hizo lo mismo con Cavani, estrella del Nápoles hasta el año pasado. ¿Quién es el ‘Carroña’? Lleva un bar en el barrio de Forcella, territorio histórico del clan Giugliano, de la Camorra. Fue arrestado por tráfico de drogas en 2008. A su padre, del clan Misso, le metieron 24 años de cárcel por asociación mafiosa. Ya fue señalado como jefe de los ultras del Nápoles en 2008 por un ‘arrepentido’. Pero en 2012, cuando el Nápoles ganó la Copa Italia, aparece en las fotos con el trofeo, como un vip.

El presunto autor de los disparos también tiene lo suyo. Daniele De Santis, 48 años, es uno de los que impuso a Totti en 2004 la suspensión del derbi. En 1994 ya fue involucrado en graves incidentes y dos años después fue arrestado por extorsión al presidente de la Roma, Franco Sensi. Querían entradas gratis a cambio de paz. Es un apasionado de artes marciales, tenía un gimnasio y es de extrema derecha. En 2008 fue candidato del partido de Berlusconi. Sacó 44 votos. No era nadie, pero en el campo sí. Hasta su expulsión de los estadios gobernaba una turba de 4.000 fanáticos. Ha seguido su guerra en la calle con una Beretta calibre 7,65.

 

Algunos datos:

-En Italia hay entre 60.000 y 80.000 ultras. Están contabilizados 398 grupos: 45 de extrema derecha, 19 de extrema izquierda y 10 con un poco de todo. En la primera mitad de esta temporada hubo 102 arrestos y 784 denuncias.

-El ritual rutinario de violencia requiere 6.000 agentes cada domingo y cuesta 45 millones de euros al año. En Gran Bretaña y Alemania lo paga el club. El Gobierno italiano quiere ahora hacer lo mismo y aplicar expulsiones de por vida de los estadios.

(Publicado en El Correo)

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