Ya solo faltaba él para que la atmósfera tenebrosa setentera fuera completa. Licio Gelli, de 89 años, dio el otro día una rueda de prensa para anunciar que comienza esta noche un programa de televisión en una desconocida cadena por satélite en el que contará la historia reciente, es decir, el último siglo, desde su punto de vista. Dios mío, todos a temblar.
¿Quién es Licio Gelli? Buena pregunta. Es el venerable anciano de la foto, que parece incapaz de matar una mosca. Podríamos estar aquí hasta mañana intentando sacar algo en claro sobre él. Nos limitaremos a una sucinta biografía que se asoma a los abismos de casi todos los misterios italianos.
Gelli, nacido en 1919, combatió en la Guerra Civil española con los fascistas italianos. Seguidor de Mussolini hasta la república de Saló, al final de la segunda Guerra Mundial acabó pasándose al lado de los partisanos, pero parece que era un espía doble. En la Guerra Fría se le asocia a la CIA y a la organización ‘Gladio’, una estructura secreta que actuaba para contrarrestar la influencia comunista y estaba lista para intervenir en caso de una victoria electoral del PCI. Del mismo modo se sospecha que participó en el intento de golpe de Estado llamado Borghese, en 1970. Pero Gelli salió a la luz en 1981 con el escándalo de la logia masónica P2, una organización secreta con el objetivo de controlar el Estado (Plan de Renacimiento Democrático) donde estaban inscritos cientos de altas personalidades de todos los campos. Políticos, generales, policías, magistrados, periodistas,… Gelli era el Gran Maestre Venerable. Es muy entretenido repasar la lista, aunque da un poco de miedo, ustedes mismos, y la pueden encontrar pinchando aquí. Su nombre apareció también en el caso de la quiebra del Banco Ambrosiano y el asesinato de su director, Roberto Calvi, suicidado en 1982 bajo un puente de Londres. Tiene una condena por intentar desviar la investigación de la masacre de la estación de Bolonia, en 1980, el peor atentado de los años de plomo con 85 muertos, aún sin resolver.
En fin, lo que se dice un clásico.
En Italia ha habido este fin de semana un poco de ruido, como siempre, como manda la tradición, en un ritual que se repite cíclicamente, con sus declaraciones. Por ejemplo:
«Nací con el fascismo, soy fascista y moriré fascista»
«El único que puede poner en práctica el Plan de Renacimiento Democrático es Silvio Berlusconi, tiene el temperamento del gran hombre, aunque ahora está en un momento de debilidad porque usa poco la mayoría parlamentaria (…) Si uno tiene la mayoría debe usarla, sin importarle la minoría, que no puede salir a la calle ni ofender»
«El Plan de Renacimiento estaba dirigido al bien, queríamos más disciplina, orden y cambiar las cosas que no funcionaban, como la magistratura»
«Ahora, con la pobreza, el terreno es fértil para un retorno de las Brigadas Rojas. Y si vuelven, volverán las masacres».
Uf. Es que esto no acaba nunca.
Ah, como mencionamos ya en otro capítulo dedicado a la masonería, se me olvidaba decir que en la lista de afiliados de la P2 descubierta en 1981 estaba un prometente constructor y empresario llamado Silvio Berlusconi, actual primer ministro. Ah, y que el actual jefe del grupo parlamentario del Pueblo de la Libertad (PDL), la coalición de centro-derecha, Fabrizio Cicchito, también estaba en la lista.
Gelli es el prototipo del Grande Vecchio, el gurú inmarcesible, diabólico y maquiavélico que lo sabe todo, que lo puede todo, que lo controla todo, el amo de los secretos, que no muere nunca y envejece sin fin. Bueno, a Andreotti, de 89 años, el domingo le dio un yuyu en directo en televisión. Esa gerontocracia fosilizada que domina, o aparenta dominar, los destinos del país y a la que todos temen y veneran, que custodian armarios llenos de esqueletos de todo el mundo, con la que hay que congraciarse para salir adelante y que tienen sus redes de acólitos y discípulos.
Pero para despejar aires tan funestos queremos recordar a otro Grande Vecchio por excelencia, ¡¡el Megapresidente Galáctico de la compañía de Fantozzi!!, al que tenemos un poco abandonado con tanta cita cinéfila de nivel.
Sinopsis: Llaman a casa Fantozzi, que ha sido despedido, el día de la cena de Nochebuena. No es una broma, es el Megapresidente Galáctico en persona. «Caro Fantozzi, tengo aquí su petición de readmisión, perdone si turbo la intimidad de su casa en esta santa noche, pero yo la paso aquí, en mi oficina, porque para mí el trabajo es oración, tengo que hablarle…»
Fantozzi sale disparado. «¡¡Acepto todo!!», dice al entrar.
Aunque no ha oído la propuesta, dice que se rinde sin condiciones. «¿Pero tiene miedo? Si le queremos tanto…», dice el Megapresidente al verle amedrentado ante su mano. «Sí, precisamente por eso», responde él. «¡Venga, matemos el cordero!», dice. «¿¿Yo??», salta Fantozzi angustiado. «No, usted es el hijo pródigo, bienvenido».
Fantozzi es contratado de nuevo. Pero no en su puesto. “Además del perdón de la compañía, obtiene la alegría purificadora de merecerlo”. Empezará desde el escalón más bajo: le contratan como pararrayos. «¡Ría, ría, el trabajo es alegría!», le dice el Megapresidente al despedirse.