Silvio Berlusconi recibió ayer un golpe demoledor para cualquiera, aunque su caso quizá sea una excepción porque ha demostrado resistir a toda adversidad imaginable. Ahí sigue tan ancho desde que el 24 de junio fue condenado a siete años de cárcel por prostitución de menores y abuso de poder en el ‘caso Ruby’. Ahora, la segunda carga: el texto de esa sentencia, divulgado ayer, pues en Italia los jueces primero anuncian la pena y luego escriben sus argumentos. Son 331 páginas abrumadoras. Según los jueces de primera instancia, Berlusconi hizo todo lo que ha negado haber hecho, una auténtica retahíla de delitos, aunque rige la presunción de inocencia hasta la tercera y definitiva sentencia del Supremo. Queda probado que en 2010, siendo primer ministro, se acostó “al menos dos veces” con Karima el Mahroug, alias ‘Ruby’, de 17 años, sabiendo que era menor, porque ella se lo había dicho. Que le pagó por ello unos 3.000 euros cada vez y luego “ingentes sumas de dinero” y otros bienes, como joyas. Y también probado con todo detalle el famoso ‘bunga bunga’.
Los párrafos más duros son los que describen sin tapujos las orgías de su mansión en Arcore, en las afueras de Milán. La sentencia da por demostrado que el líder de la derecha italiana tenía montado un verdadero “sistema de prostitución” con decenas de chicas. Eran recompensadas con “dinero, joyas, coches, el pago del alquiler y contratos de trabajo en Mediaset”, el imperio televisivo del magnate. Berlusconi era el “director (regista, término del cine) de las exhibiciones sexuales de las jóvenes” y “ponía en marcha el llamado ‘bunga bunga’, en el que las huéspedes se activaban para satisfacer los deseos del imputado, para hacerle sentir placeres corpóreos”. El espectáculo, que el magnate siempre ha descrito como “cenas elegantes”, consistía en “bailes con el palo de ‘lap dance’, desnudos, disfraces y tocamientos recíprocos”. Luego seguía “la noche con el primer ministro en promiscuidad sexual, pero sólo para algunas jóvenes elegidas personalmente por el dueño de la casa”.
Está demostrado también todo lo referente a la imputación de abuso de poder, que en realidad es la más grave y acarrea seis de los siete años de la pena. Es decir, que el 27 de mayo de 2010, cuando ‘Ruby’ fue detenida por robo en Milán, Berlusconi llamó a la comisaría y abusó de su poder para que fuera puesta en libertad, mintiendo incluso al decir que la chica era sobrina del entonces presidente egipcio Hosni Mubarak. Precisamente esa trola es para los jueces “síntoma de la fuerte coacción psicológica” que sufrió el responsable de la comisaría, al ver que le llamaba a medianoche a su casa el mismísimo primer ministro, pues era evidente “que se trataba de una circunstancia macroscópicamente no verdadera”. “Es desproporcionada la intensidad y la constricción, viniendo del segundo cargo del Estado, respecto al objetivo, la liberación de una prostituta de 17 años”, apunta el tribunal. Y sigue con la misma severidad: “No ha dudado en plegar la función pública a un interés privado”. De ese modo el jefe de Gobierno logró “garantizarse la impunidad” al evitar que ‘Ruby’ revelara sus relaciones y se aseguró de que pudiera seguir pasando por su casa.
Queda probado también que descubierto el pastel, Berlusconi cubrió de dinero a la joven para que negara todo, una cantidad calculada en 5 millones de euros. Igualmente, ha pagado o ha ayudado “en su carrera” a numerosos testigos, entre ellos una senadora y una parlamentaria europea, que “han mentido” al tribunal al decir que en aquellas veladas no había nada escandaloso. Para ello ha desplegado “una capacidad de delinquir” con una “actividad sistemática de contaminación de pruebas”.
La reacción del entorno de Berlusconi ayer fue la habitual. “Es una sentencia surrealista, en total contraste con los elementos probatorios, con la lógica, con los principios fundamentales del derecho y con la jurisprudencia de Supremo. Incluso con la mejor voluntad acusatoria no será posible confirmar esta sentencia en los próximos juicios”, declararon sus abogados. A última hora de ayer el magnate aún no se había manifestado, pero su línea siempre es la misma, negar todo, reiterar su inocencia y denunciar una conspiración de jueces comunistas en su contra.
El asunto de los testigos que habrían mentido en el juicio para encubrir a Berlusconi, un total de 32, puede derivar desde hoy en un tercer proceso ‘Ruby’. Tiene morbo porque por primera vez puede salpicar incluso a los abogados del ‘Cavaliere’. Ya en junio los jueces instaron a la Fiscalía a investigar posibles indicios de delito y ahora se pondrán manos a la obra. En el segundo filón del caso ya fueron condenadas en julio por favorecimiento de la prostitución quienes le llevaban chicas a Arcore: a siete años de cárcel sus amigos Emilio Fede, periodista, y ‘Lele’ Mora, agente de famosos, y a cinco Nicole Minetti, diputada regional de Milán a la que enchufó en las listas electorales tras ser su amante.
(Publicado en El Correo)