Ursulina yeyé | Íñigo Domínguez - Blog elcorreo.com >

Blogs

Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

Ursulina yeyé

El tratamiento mediático de los curas en Italia es muy distinto al de España, aparecen por todas partes con naturalidad. En la tele ibérica hay que remontarse a rarezas como el padre Mundina y sus geranios en los ochenta o a ese meteorito con sotana de los noventa, el padre Apeles. Luego, las apariciones sosas del portavoz de los obispos. En Italia no. Por ejemplo, el mítico Terence Hill triunfa desde hace 14 años con ‘Don Matteo’, una serie sobre un sacerdote detective en un pueblecito de postal. Siempre aletea el espíritu costumbrista de las películas de Don Camilo. Quizá sólo podía nacer y funcionar en Italia el fenómeno de Sor Cristina, de 25 años, una monja ursulina con gafas y la pasión del canto que el jueves ganó el concurso de jóvenes talentos de la RAI, ‘The Voice’. Ya es un éxito internacional.

Ha sido una inteligente apuesta de marketing, invirtiendo en el contraste del binomio ñoño-fashion y el efecto marciano. Ha ayudado que el actual Papa esté de moda. Con Benedicto XVI la pobre no hubiera llegado ni al casting de su pueblo. Es siciliana, se hizo monja en 2012 y vive en un convento de Milán, cuya madre superiora aplaudía en el plató. Su fichaje ha sido un acierto, porque el año pasado ‘The Voice’ vegetó sin pena ni gloria entre las audiencias. Pero el 19 de marzo irrumpió en escena Sor Cristina y se dispararon. El vídeo lleva 50 millones de visitas. La buena mujer cantó con aspavientos muy sentidos y un chorro de voz un tema de Alice Keys, que luego la felicitó. Al final se ha marcado dúos sin ningún miedo con Ricky Martin y Kylie Minogue, y digo sin miedo porque son deslices capaces de desacreditar la carrera de cualquiera, y por supuesto me refiero a la monja, no a ellos. Hasta el ‘New York Times’ le dedicó un reportaje.

El concurso, como es de suponer, no es para todos los públicos, sino para ese público que ve esas cosas. Se debe tener domada la vergüenza ajena. Ha vivido de explotar el fenómeno y la sincera candidez de la religiosa, que se ha prestado al espectáculo. Han jugado a emparejarla con un rapero que va de malote, un tal J-Ax, y ha nacido entre ellos una enternecedora química de musical. Se comprenden: “Juntos hemos derribado muchos prejuicios”, ha dicho él, que admira su coraje y, con sus tatuajes, se identifica con ella en su condición de bicho raro. Como era de esperar la simpática ursulina entró en la trituradora rosa y le buscaron un novio que había tenido en el pueblo. Encontraron incluso la pizzería donde trabajó de cajera y las cámaras encuadraron con énfasis el taburete donde se sentaba. El taburete, sí, han leído bien. Uno normal, de madera.

Pero el jueves, en la final, Sor Cristina se salió del guión. Era su momento y se lanzó a evangelizar en directo: “Tengo un sueño, mi sueño es rezar un Padre Nuestro juntos, a lo mejor nos damos todos juntos la mano, quiero que Jesús entre aquí dentro”. Y se puso a ello en medio del silencio desconcertado del estudio. El jurado y los presentadores, entre ellos Raffaella Carrà, ponían caretos de circunstancia en el escenario y la dejaron sola. Nadie se unió a la plegaria, porque una cosa es pasarlo bien con la monja y otra que haga de monja, rompe las reglas del espectáculo. Es demasiado transgresor incluso para la telebasura. Sor Cristina tiene ahora de premio un contrato discográfico, aunque dice que hará lo que le diga su superiora y le da igual eso de la fama.

 


(Publicado en El Correo)

Temas

Otro sitio más de Comunidad de Blogs de elcorreo.com

Sobre el autor


junio 2014
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30