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Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

Lui (45): venganza pesada

Una de las más venenosas armas mediáticas de Silvio Berlusconi, dentro de su vasto arsenal, es una aparentemente menor, la revista del corazón ‘Chi’. Inocua en la alta política, pero ideal para los golpes bajos. En cuanto al exprimer ministro se le atraviesa alguien su servicial director, el lenguaraz Alfonso Signorini, se pone manos a la obra. En el último número se ha superado porque el objetivo ha sido la propia exmujer del magnate, Veronica Lario, que le pidió el divorcio en 2009, harta de sus ligoteos con niñas monas. La separación ha sido borrascosa y le ha costado una pensión de 100.000 euros al día, reducida a la mitad el año pasado. Aún siguen en los tribunales. De repente ‘Chi’ se ha interesado a menudo por la señora y ahora se marca un reportaje sobre ‘La nueva vida de Veronica’, con fotos despiadadas y escrito con muy mala uva, en el que ilustra su “look relajado”, ahora que se siente “más libre”.

Lario, de 57 años, actriz muy guapa en su juventud, ya no es la que era, como es natural, pero la revista no se contenta con retratarla, refleja también la opinión de un cirujano plástico y un experto en nutrición. Uno aconseja “intervenir en el cuello y la cintura”, mientras que el segundo recomienda pescado y verdura “para recuperar la forma”. Son dos páginas muy reveladoras, más allá del cotilleo: Berlusconi no perdona a quien se le pone en contra, aunque sea la madre de sus hijos.

Vean el arma del delito:

Los medios afines a Berlusconi ya arremetieron contra Lario cuando comenzó a atacar públicamente a “las vírgenes que se ofrecían al dragón” y confirmó desde dentro la propensión de su marido por las jovencitas y, sobre todo, la tendencia a compensarlas con puestos políticos pagados por los ciudadanos. El diario ‘Libero’ llegó a rescatar en primera página una foto de juventud con los pechos desnudos en una obra de teatro con el siguiente título: “Velina ingrata”. ‘Velina’, ya saben, es el término utilizado en Italia para la mujer florero de los programas de televisión, la profesión con más potencial de éxito tanto en el partido de Berlusconi  como en las fiestas de su casa, y de ahí al estrellato, pasando por la piedra.

Lo mejor es que la interesada esta vez no se ha callado. Ha replicado con dureza y elegancia, lo que hace el asunto todavía más interesante. “Es un ataque inaceptable a las mujeres que, como yo, quieren envejecer sin someterse al estereotipo de ser joven a toda costa”, ha condenado. Es una frase perfecta para su exmarido, un tipo que se opera y retoca desde hace años y que está cada día más joven (vean si no la foto de arriba, de hace unos años con su mujer, donde él tiene menos pelo que hoy). Ahora además tiene de novia formal en casa a Francesca Pascale, de 28 años, que empieza a transformarse a su vez en una especie de muñeca de plástico.

En cambio Lario admite que tiene “casi 60 años y no me preocupo de mi talla de cintura o de las arrugas en el cuello”. “¿Es motivo suficiente para sugerirme recurrir a un cirujano estético?”, pregunta. Por otro lado censura la ética de médicos que se permiten dar consejos “no solicitados” y asume que esta “miserable emboscada” se debe a que ha caído en desgracia en la corte de Berlusconi: “Ya no tengo derecho a las fotos retocadas con Photoshop”. Curiosamente se ha ganado la solidaridad de algunas mujeres del partido del magnate. Pobres, también verán amenazados sus escaños por bellezones calzados en las listas electorales sin méritos conocidos.

El director de ‘Chi’ ha rebatido que Lario “hace la víctima y es demasiado susceptible”. Él se lo plantea de la siguiente manera: “¿Es noticia que la señora Lario haya engordado? Sí”. En realidad andan buscándole un novio desde hace meses, pero sólo consiguen sacarla montando a caballo o con los nietos. “Un aburrimiento”, ha confesado Signorini. Pero al final han logrado hacer un trabajo profesional, como le gustan al jefe.

Entretanto, es también revelador cómo afronta la campaña electoral de las europeas del principal informativo de Berlusconi, en Canale 5. En las imágenes que explican cómo se debe votar apuntan explícitamente eso mismo, a quién se debe votar. Al partido del jefe, por supuesto:

 

 

“Vota cosi”, dice, vota así: pon una equis en el símbolo Forza Italia. Y recordemos que, aunque el nombre “Berlusconi” aparezca en el símbolo electoral estamos hablando de un señor al que han echado del Senado por delincuente y que no puede presentarse a las elecciones. Menos mal, porque si no, no sé a dónde llegarían.

Berlusconi, por su parte, se dedica a dar entrevistas por la tele a todas horas. Nada de preguntas incómodas, por supuesto, a eso podríamos llegar. Es un estadista, qué demonios. Claro, luego pasa lo que pasa, que le entrevista la BBC, le preguntan si es verdad, como se rumorea, que llamó a Angela  Merkel “culona inchiavabile” (algo así, perdonen la expresión, como culona infollable) y casi se le corta la respiración:

 

Tras reponerse de la impresión dijo que “en 20 años de vida política nunca ha insultado a nadie” (por cierto, ayer llamó “asesino” a Beppe Grillo) y que eso fue una historia inventada por alguien para perjudicarle.

Ahora que me lo pregunto: ¿por qué en Italia nadie se lo ha preguntado nunca? Se publicó en septiembre de 2011, hace más de dos años y medio, como rumor sin confirmar de una conversación grabada a Berlusconi durante una investigación, que nunca llegó a aparecer.

Quizá hay que esperar a que en 2017 un equipo de la CNN por fin le pregunte sobre alguna cuestión importante de ahora mismo, como, por ejemplo, por qué tenía a Marcello Dell’Utri de mediador con la Mafia y qué piensa de todo ello, como acaba de sentenciar el Supremo.

 

 

 

 

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