Me veo obligado a romper mi silencio sobre el asunto del veto acerca de mi libro. Lo hago empujado por las falsedades de la prensa guineana: no es cierto que yo haya vetado a su presidente, Teodoro Obiang, para presentar ‘Crónicas de la Mafia’. Se ha tratado de problemas de agenda de los que no soy responsable y ha sido fruto de un desagradable malentendido. Para despejar cualquier duda me veo forzado a publicar las conversaciones telefónicas que he mantenido con el señor Obiang.
La primera llamada fue una sorpresa. Una secretaria me anunció que era una llamada diplomática y que esperara un momento. Pensé que era de la embajada española en Roma, para darme por fin explicaciones y reconocer que la han cagado, pero no. Las cosas fueron exactamente así:
PRIMERA LLAMADA
-Señor Domínguez, le habla Obiang, Teodoro Obiang.
-¿Obiang? ¿El dictador africano?
-No te pases majete.
-¡Caramba! ¿A qué debo este honor?
-Llamo para solidarizarme con usted por el veto del Cervantes para la presentación de su libro.
-Joder Teodoro, qué detallazo.
-Sí, créeme, nadie te entiende mejor que yo. No sabes los problemas que me han puesto a mí hasta que conseguí que me invitaran al Cervantes de Bruselas. Es todo una mafia, ni te imaginas los hilos que tuve que mover. Sé lo que estás pasando. Aunque, perdona que te diga Domínguez, pero tú también es que eres tonto.
-Hombre, no te pases.
-¿Pero quién te ha dicho a ti que eso de la cultura es libre o tiene que tener alguna relación con la verdad? La prueba es que si tu libro se hubiera llamado, no sé, ‘Sobre las nulas relaciones de Berlusconi con la Mafia’, no te habrían puesto ningún problema, bendito mío. Escribe un tratado de jardinería del rododendro y verás, alfombra roja, lo que tú quieras. Menos mal que están los políticos para controlarlo. Y te aseguro que sé de lo que hablo.
-No si ya. Tal como me lo has explicado lo entiendo perfectamente. Comprendo que te invitaran al Cervantes.
-En una cosa te doy la razón, lo que han hecho mal es eso de andar a escondidas, con las tonterías esas de que son problemas de agenda. En esto hay que echarle cojones y que se sepa lo que hay, que si no la gente se crea falsas expectativas.
-Ya, y encima en la embajada española en Roma, después de impedir el acto, le hacen comerse el marrón a la dirección del Cervantes.
-Nada, déspotas aficionados. Pero ya te digo que la culpa también es tuya. No te digo que no tenías que haber escrito el libro, allá tú, pero se te tenía que haber ocurrido a ti solo que eso no se puede presentar en el Cervantes. Luego les pones en un compromiso.
-Hombre, pero Daniel Utrilla, otro corresponsal, pero en Moscú, escribió un libro sobre Rusia en la misma editorial, que por cierto está muy bien, y lo presentaron sin problemas en el Cervantes de Moscú.
-Bueno, pero Rusia es una democracia abierta. Siempre se lo digo a Vladimir, que es un blando. Además a lo mejor allí hay un embajador normal. Italia no la conozco bien, pero esto que te han hecho es una cacicada, y sé de lo que hablo.
-Hombre, muy agradecido.
-De nada, pero es que precisamente quería pedirte un favor. El asunto este tuyo del libro de la mafia me ha acabado perjudicando, porque preparaba una gira europea por sedes del Cervantes y, claro, ahora con esto que ha pasado me están poniendo problemas. Que si no es el momento, que si quedaría raro que fuera yo ahora al Cervantes de Roma.
-Ya, sería raro, sí.
-¿Verdad? Entonces quería pedirte a ver si podías reconducir la situación, hablar con el embajador, que me han dicho que es muy majete y… verás, mi idea es que lo arreglemos de la siguiente manera. Aquí uno de mis asesores ha tenido una idea genial: voy y presento yo tu libro contigo. ¿No sería un puntazo? Eso te rehabilitaría.
-Teodoro, no sigas.
-Mira, no se hable más, Déjame moverlo. A ti te pueden ningunear porque, permíteme, lo sabes muy bien, tú no eres nadie, pero mí no me pueden hacer ahora un feo, ya estoy lanzado desde lo de Bruselas.
-No sé, no lo veo. Además es que ya estaba preparando otra presentación con la Alliance Français.
-¿Ah sí?
-Sí, me llamaron ellos. Fue por esa chorrada que dijeron en la embajada para justificar el veto a lo de mi libro: que era como si un periodista francés presentara un libro sobre ETA en la Alliance Française de Madrid.
-Vaya chorrada.
-¿Ves, hasta tú te das cuenta?
-No te pases majete, y van dos.
-Pues resulta que se han ofendido, porque dicen que es indignante que alguien piense que ellos harían una estupidez de ese calibre, que les han dejado como unos panolis y no quieren que les metan en el mismo saco. Entonces me han ofrecido presentarlo en Roma con ellos. No sé, ya sabes que con el Mundial se exacerban los nacionalismos.
-¡Pero esto es fantástico! ¡Podríamos presentarlo juntos tú y yo en la Alliance Française! Sería la ocasión de introducirme definitivamente en los círculos internacionales. Hasta ahora sólo había engañado a los del Cervantes. Además voy a ir precisamente a Roma a la canonización de los papas y podemos aprovechar.
-Teodoro, calma, para el carro, que me han invitado a mí.
-Bueno ¿y qué? Tú propónselo, diles que ya he estado en el Cervantes, que tengo un currículum.
-¡Teodoro no me jodas, pero que eres un dictador africano como la copa de un pino!
-Mira majete, dejemos fuera la política y no seas demagogo. Hazme este favor, yo te puedo luego ayudar a ti, ya has visto que tengo mucha mano. Venga, piénsalo. Mañana te llamo. Hala, arrivederci.
SEGUNDA LLAMADA
-¿Domínguez? Soy Teodoro.
-Ah, sí, ¿qué tal?
-Cojonudamente. ¿Tienes noticias para mí?
-¿De qué?
-Hombre, pues de los franceses.
-Mira Teodoro, permíteme que sea franco contigo. Los franceses no lo ven claro. Es decir, lo ven muy claro: no quieren que vengas. En fin, que te vetan a ti. Espero que lo entiendas.
-¡Pero es una vergüenza!
-Bueno, oficialmente dicen que no encaja en la programación, pero yo sé que es porque no quieren líos.
-No te jode, y a ti si te dejan.
-Hombre, yo he escrito un libro sobre algo de Italia.
-No me vengas con tonterías, si no te han dejado ni el Cervantes de Roma y a mí en Bruselas sí.
-¡Y dale! ¿Pero qué tiene que ver? Mira Teodoro, no te lo tomes a mal, a ti siempre te quedará el Cervantes, no como a mí, y eso que soy español. No sé, habla con el embajador en Roma, a lo mejor os entendéis y todo.
-Esto no va a quedar así, a mí no me veta nadie.
-Te repito que no es un veto. Nunca ha llegado a estar programada tu presencia, así que no hay ningún veto, simplemente por razones técnicas y de oportunidad no encajas en los actos.
-Domínguez, que no soy tonto. Con lo fácil que es decir que no, no porque no, y dando la cara.
-Pues en Bruselas no te lo dijeron.
-Creo que no tenemos nada más que hablar.
En fin, esto es todo y no deseo volver a hablar del tema. Las noticias de la prensa guineana sobre un veto al señor Obiang son, por tanto, del todo inexactas. Las de la prensa española sobre el veto a la presentación del libro ‘Crónicas de la Mafia’, de Libros del KO, creo que corresponden a la realidad. Las explicaciones de la embajada de España en Roma son ridículas y su conducta, tan grave como torpe. No sé si al final habrá presentación en algún sitio, pero ya avisaría. Agradezco una vez más las llamadas y mensajes de solidaridad. Son ustedes muy majos, no como otros.