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La democracia, según Grillo

Beppe Grillo berreando en la cara a Matteo Renzi, en la reunión que mantuvieron la semana pasada durante los contactos para la formación de Gobierno, transmitida en directo por Internet, fue una grotesca visión que ha marcado un punto de inflexión en el Movimiento Cinco Estrellas (M5S). Se trató del momento más ácrata del cómico contestatario, que no dejó hablar a Renzi y, ante las protestas de éste, le gritó, literalmente, que con él no era democrático.

Fue una puesta en escena catártica de su desprecio por la democracia italiana, tal como está planteada, que él considera una farsa. Dicho sea de paso, Grillo se merendó a Matteo Renzi y lo trató como un pelele. No le da ni el beneficio de la duda. Muchos de sus votantes piensan que es así como se debe tratar a esa gentuza de los políticos italianos -se ha terminado el tiempo, “è finita”, como dijo Grillo antes de irse-. Sin embargo, cuatro de sus senadores mostraron su desacuerdo con el líder, pensaban que se había perdido una oportunidad de debate: la noche del miércoles fueron expulsados. Ayer, en solidaridad con ellos, dimitieron otros cinco. Y en la Cámara de Diputados dos se pasaron al Grupo Mixto. El M5S se está rompiendo e incluso se fantasea con un nuevo partido, que juntaría a sus disidentes con los descontentos más izquierdosos del Partido Demócrata (PD), que no soportan a Renzi.

La asamblea de parlamentarios del movimiento se reunió el martes en una sesión dramática, retransmitida también, como todo, por Internet, para expulsar a los disidentes. Al día siguiente la decisión se sometió al voto de La Red, dicho así, con mayúsculas y en tono sacro, que en el M5S tiene la última palabra, como fórmula de democracia más fiable y directa. El resultado fue de 29.883 internautas a favor de la expulsión y 13.485 contrarios. Aunque debe recordarse que a esos parlamentarios les eligieron más de ocho millones de italianos en las últimas elecciones de febrero de 2013 y no han incumplido la disciplina de partido ni nada parecido. Pero así funciona Grillo, a golpe de depuración con los que discrepan. Tiene la obsesión de la pureza. “Somos un poco menos, pero más cohesionados”, sentenció en su blog, su órgano de comunicación con el exterior.

Todo es más complejo si se piensa que Grillo fue a aquel encuentro con Renzi obligado por la votación de La Red, porque él no quería ir. Al convertirlo luego en un vodevil se puede decir que traicionó el mandato recibido. Ha aumentado la sensación de que al final siempre hace lo que le da la gana a él.

Hay algo, de todos modos, que debe matizarse en este asunto. Esta purga, que en el caso del M5S es pública, el resto de partidos en realidad la practican antes y en los despachos: son las listas electorales cerradas, diseñadas por la cúpula de cada formación con los nombres que consideran fieles. Se cierra filas antes de salir a escena y se aseguran el silencio, bajo pena de no ser recolocado la próxima vez. Y aún así siempre hay sorpresas, porque el número de tránsfugas en cada legislatura es de varias decenas. Con este panorama, Grillo ha pecado de ingenuidad o se ha sobrevalorado, pensando que a él no le iba a pasar, o que su gente es distinta, está hecha de otra pasta. En su afán de transparencia y libertad, dejó la composición de sus listas antes de los comicios en manos de los simpatizantes, siempre a través de La Red. Ni sabía bien a quién iba a tener sentado en el Parlamento. El problema, que se podía prever, es que las diferencias han aflorado luego, mucho más en un movimiento tan gaseoso, de programa disperso y con un líder de carisma tan invasivo. El resultado, paradójicamente, es que ahora el M5S pasa por un partido intransigente. Grillo tiene entre las manos un modelo nuevo, con jóvenes políticos inexpertos, que cosecha algunos éxitos pero que se gripa con cierta frecuencia y claramente necesita un rodaje.

La asamblea que decretó las expulsiones tuvo algo de ‘reality’ de la Inquisición, con lágrimas e insultos. Además es inevitable que los directos por Internet parezcan vídeos caseros, una cosa poco seria y de connotaciones porno. Unos llamaban traidores a los otros y aquellos les replicaban que eran unos fascistas. El resto de los partidos se frota las manos, porque empiezan a parecerse a ellos, que es lo que querían. Tenían grandes esperanzas en el desgaste natural que produce el paso del tiempo en cualquier político italiano. Así dejan de ser marcianos o revolucionarios creíbles.

La prensa italiana, casi unánimemente hostil a Grillo desde el principio, como con casi todo lo que va contra el sistema, incluido en muchos casos el actual Papa, hace sangre. Desde el principio les ha ridiculizado como una panda de engreídos que se creían superiores a los demás y  luego se perdían en discusiones por los recibos de los gastos. Es esa sensación que también despierta Renzi: ¿qué se habrán creído estos que vienen aquí a cambiarlo todo?

Hasta ahora siete ‘grillinos’ habían sido expulsados o se habían ido. Los primeros, por salir en la tele y participar en debates, cosa que tenían prohibida. Con los que acaban de echar y los que se van, en el Senado llegan a 13, suficientes para formar un grupo propio. El M5S, que se presentaba como nuevo, está cayendo, a un año exacto de las elecciones, en el más viejo vicio de los partidos italianos: el caciquismo del líder, las rencillas internas y la atomización. Renzi, si realmente consigue hacer algo bien, puede ser el gran beneficiado de esos votos decepcionados, no tan radicales, que Grillo quizá pierda. Desde luego el M5S, si sigue así, además de perder parlamentarios, no va a ganar más votos de los que tenía.

(Publicado en El Correo)

Para quien tenga curiosidad, el vídeo de la reunión del pasado 19 de febrero, que ha desencadenado todo:

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