No sé ni para qué escribo esto porque después de otros cinco días de circo como en las mejores tardes al final todo se ha quedado como estaba. Alguien que se fuera de Italia el viernes y vuelva mañana no notará ninguna diferencia, se lo tendrán que explicar para que se ría.
El sábado vuelvo tan feliz de comer unos spaguetti alle vongole en Fregene y a las siete y pico de la tarde Berlusconi desenchufa el Gobierno y me fastidia otro fin de semana. Ordenó a sus ministros dimitir y, hala, todos para casa. A los cinco meses de sentarse ahí. Pero para él había cosas más importantes, como intentar salvarse el culo como fuera. Y ya estamos con lo de siempre, a escribir con el piloto automático: Italia al borde del caos, se dispara la prima de riesgo, gran preocupación en Europa, elecciones anticipadas, escenario confuso, no se pueden hacer previsiones, el ‘Gattopardo’ para aquí y para allá,… Pero hoy estamos otra vez como al principio, porque en el voto de confianza a Letta resulta que Berlusconi ha dado contraorden y han votado que sí. Y aquí no ha pasado nada, salvo marear una vez más al Gobierno, a Italia, a Europa, al mundo, a los italianos, a los europeos y a mí, ya digo, me fastidiaron el fin de semana.
La apoteosis ha sido hoy, porque en una mañana Berlusconi ha cambiado de opinión unas siete veces, con toda la banda del PDL detrás de él, perdiendo piezas por el camino, fingiendo naturalidad en cada giro. Se hacía difícil seguirle, la verdad, y al final he temido que aparecieran en el Senado los loqueros y se lo llevaran con camisa de fuerza. Por la noche no iban a votar a Letta ni de coña, luego quizá, después ni hablar, al rato de repente sí, pero al final que no, que no, que no y que no… y fue que sí. Al final de la parábola Berlusconi ha hecho exactamente lo contrario de lo que dijo tanto el primer día como lo que acababa de anunciar una hora antes, pero no se inmutó: “No he hecho ninguna marcha atrás”, protestó ante los periodistas.
En realidad nuestro héroe siempre ha sido coherente: ha hecho en cada instante lo que le daba la real gana guiado únicamente por sus propios asuntos. Ésa es una brújula inalterable. Los asuntos propios son una cosa que el resto de los mortales apenas tiene ocasión de esgrimir en su vida en el trabajo, aunque legalmente se tenga derecho a ellos, porque da reparo decir que uno se va a hacer lo que se le ponga en las narices y allá se entiendan los demás. Berlusconi, ese superhombre fuera de la realidad, no. Para él es exactamente al revés: siempre se dedica a sus cosas, aunque sea primer ministro o de él dependa el futuro de Italia, y el día en que realmente haga algo por los intereses del país va a tener que presentar un justificante, porque nadie se lo va a creer.
Él finge que aquí no ha pasado nada, pero no es cierto. Se ha producido un acontecimiento evolutivo: su ballena beluga de compañía, el secretario general Angelino Alfano (chico de la foto), ha tomado conciencia de su ser y ha emergido de las aguas a decir hola. Ha sido precioso, como en el zoo. Había dudas de que fuera capaz de articular palabra tras la continua deformación de sus tragaderas. Se puede interpretar también como un fenómeno cósmico: hay vida inteligente, o al menos adulta, en el PDL. En fin, que a Berlusconi se le han rebelado algunos chicos después de veinte años. Les ha llegado la mayoría de edad. Ver para creer. Gente que hasta ayer le hacía la pelota sin descanso y ponía en peligro la salud de los demás con peligrosos ataques de vergüenza ajena ahora hace como que piensa por sí misma.
Yo estoy con el pobre Silvio, eso no se hace. Te tienen veinte años besando el suelo que pisas. Aprobando, por ejemplo, una inmunidad inconstitucional que se llama Lodo Alfano. O una reclamación ante el Constitucional por la que 314 individuos adultos, con traje y corbata, dicen en masa en el Parlamento que sí, que de verdad se creen que Berlusconi pensaba que ‘Ruby’ era la sobrina de Mubarak y que la sacó de comisaría con una llamadita para evitar un conflicto diplomático. Yo imagino que ese día Berlusconi pensó que aquello estaba hecho para la eternidad, que si dijera que el cielo es rosa esa tropa lo suscribiría sin pestañear en un decreto ley. Pero, ay, el ánimo humano es voluble y traicionero.
Los blandos del PDL, a quienes llaman amorosamente ‘palomas’, han visto cómo se iban quedando fuera del nuevo nuevísimo proyecto de partido, Forza Italia, aunque quizá el nombre les suene. Al amado líder le ponen más los fascistas puros y los aduladores interestelares. El llamado sector de los ‘halcones’ en eso es insuperable y desborda las metáforas zoológicas. Es que la ameba Sandro Bondi escribe hasta poesías a Silvio, así no vale. Por no hablar de la serpiente pitón Daniela Santanchè (chica de la foto), una especie de Cruella Devil, la de 101 dálmatas, que odia a los hombres con “pelotas de terciopelo”. Si les juntamos a Brunetta, Schifani o el mefistofélico Nicoló Ghedini, el abogado de nuestro héroe, tenemos la casa de los horrores. La familia Adams a su lado son Ken y Barbie. El sábado a Berlusconi le dio el calentón de hundir el Gobierno precisamente tras comer con esta banda. No sé qué le echarían en la pasta o si se pasó con los pacharanes, pero ha sido una de las peores jugadas de su vida.
Yo hubiera pagado por ver a dos elementos como Sallusti y Cicchitto, la pareja cómica de la foto de arriba, tirándose los trastos a la cabeza, pero es que ayer lo hicieron gratis en la tele, y encima disfrutando, que se les notaba. Sallusti -a la izquierda- es el noviete de la Santanchè, así que imaginen lo que supone despertarse cada mañana en esa casa. Sallusti es el sicario de Berlusconi al frente del diario del jefe, ‘Il Giornale’, para crucificar a sus enemigos. Pero es que tras dar el primer palo a Alfano y los rebeldes alucinó cuando se le pusieron chulos. Ahí quedó claro que no se iban a acojonar. “No nos va a intimidar, no tenemos miedo, con nosotros el método Boffo no funciona”, le contestaron. Boffo es aquel pobre señor, el director del ‘Avvenire’, el diario de los obispos, al que ‘Il Giornale’ definió como homosexual y acusó de un proceso por agresión sexual. Al final no era verdad, pero Boffo dimitió y le arruinaron la vida. ¿Su culpa? Ser crítico con Berlusconi. También con Gianfranco Fini fueron a saco. Cuando rompió con Berlusconi le buscaron una casa en Montecarlo birlada al partido. La idea es que en Italia todo el mundo es chantajeable, porque todos tienen algo que esconder, y es mejor no tentar la suerte.
Me imagino que para Berlusconi ver a Alfano tomar vida propia ha debido de suponer el mismo impacto que experimentó Geppetto con Pinocho. De repente el muñeco cobra vida propia. Hoy ha aguantado el pulso hasta el final, a ver si el niño se asustaba, pero luego ha decidido recular. Mejor seguir todos juntos, para intentar comerles el coco dentro de un mes, que perderlos de mala manera y con ellos la posibilidad de hacer caer el Gobierno en otro momento. Porque lo que Berlusconi quería es ir a las urnas cuanto antes, que la gente le vote y poder dar en los morros a los jueces que le han condenado por evasión fiscal en agosto. Es que en quince días le encierran en arresto domiciliario o tiene que ponerse a hacer voluntariado social, aunque si yo estuviear en una ONG me lo pensaría, puede ser una mala influencia para sujetos problemáticos. Y también en un par de semanas le van a echar del Senado por delincuente y no podrá presentarse a las próximas elecciones.
Al final ha optado por maquillar la fractura de su partido y apoyar todos a una el Gobierno de Letta, como si engañara a alguien. Pero fue fiel hasta el final a sus principios: en la reunión del grupo a la que asistieron los irreductibles todos votaron que no, pensando que era eso lo que el jefe quería, pero una vez sentaditos en sus escaños se enteraron en directo de que tenían que votar lo contrario, que sí. Y todos a aplaudir a rabiar. Muñecos, payasos, enanos, bailarinas, equilibristas, funambulistas, saltimbanquis,… Otra gloriosa tarde en el Parlamento con una que llora, otro que se desmaya, el de más allá que se pega con el otro, a lo mejor alguno se ha meado encima, Scilipoti monta su número y menos mal que nadie ha sacado la mortadela. Esto es mejor que el circo. Pero no se vayan todavía, el día menos pensado vuelven a la ciudad.