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Una chapuza de mil demonios

 

   Lo del supuesto exorcismo que el Papa hizo el domingo tenía una pinta rara, pero era como para crselo, al margen de que uno se crea esas cosas: lo contaba la mismísima tele de la conferencia episcopal italiana, TV2000. No obstante, el propio Vaticano lo ha desmentido y ayer la cadena pidió disculpas en una nota de retórica deliciosa que venía a decir que se lo habían inventado. “El Papa ha cumplido un gesto especial de atención y bendición particular del chico, no ha sido un exorcismo”, admitió su director, Dino Boffo.

   En la escena se veía a Francisco en los saludos del final de la misa. Escuchaba las explicaciones de un cura con alguien en silla de ruedas, luego se ponía serio y le colocaba las manos en la cabeza y la persona hacía aspavientos. Después pasaba al siguiente de la fila. Cuando la noticia empezó a circular el portavoz vaticano, Federico Lombardi, aclaró de forma lacónica: “El Papa no ha pretendido hacer ningún exorcismo, sino simplemente rezar por una persona que sufría que le había sido presentada”. Todo quedó como un malentendido o una exageración, más aún tras el acto de contrición de la cadena.

   Sin embargo a última hora de ayer el decano de los exorcistas vaticanos, el legendario Gabriele Amorth, que va por libre y al que es un placer ofrecer un micrófono para que suelte barbaridades aseguró que sí fue un exorcismo. “Si en el Vaticano lo desmienten no han entendido nada”, protestó al ser llamado por un programa de radio satírico, que no dejó pasar la oportunidad. Es más, destripó todo el asunto y por fin le dio algo de sentido: “No era un chico, tiene 43 años, mujer e hijos y se llama Angelo. Lo sé porque me ha visitado hoy y le he hecho un largo exorcismo. Está poseído por cuatro demonios, una venganza del demonio contra los obispos mexicanos por no oponerse como debían al aborto”. Esta última frase es incomprensible, pero es así. Ya saben, no era un demonio, sino cuatro.

    A efectos prácticos, lo interesante es que, según Amorth, lo que el cura le contó al Papa fue esta película de los cuatro demonios. Así que al final algo había. De todos modos debe señalarse que el sacerdote era de los Legionarios de Cristo, grupo ultraconservador mexicano que ve al diablo por todas partes fundado por el violador de niños Marcial Maciel. Recuerdo que hace unos años me colé en un curso para exorcistas que organizaban en su universidad de Roma: nunca he visto tanta gente majara junta, aunque pasé un poco de miedo.

    En resumen, al final del día la fe de erratas de TV2000 todavía era más extraña y daba más bien la sensación de que les habían dado un toque por sacar las cosas de quicio o revelar un episodio incómodo o difícil de clasificar. En sus explicaciones Boffo no quedó muy profesional, aunque quizá solo le haya tocado pagar el pato. Ambas hipótesis son creíbles. Contó que en su tele tan solo vieron las imágenes, les llamó la atención la escena y pensaron, palabras textuales: “Quién sabe si se trata de un exorcismo o algo así”. Y ya está. Consultaron con exorcistas y les dieron la razón, aunque eso no quiere decir nada por que a muchos de ellos les encanta dar entrevistas metiendo miedo. Boffo habría ordenado confirmarlo en el Vaticano, pero parece que esta parte a alguien se le olvidó.

     Lo cierto es que las alegaciones de Boffo eran de lo más rebuscado, muy a la italiana: “Este episodio me ha creado un cierto malestar y amargura, por haber determinado involuntariamente la difusión de una noticia verdadera, pero verdadera solo en parte, y en parte no verdadera, porque el Papa no se reconoce en la palabra exorcismo”. Es decir, casi insinuaba que tenía razón pero era una cuestión de términos.

    En realidad un exorcismo es un rito mucho más complejo y la mayoría de los supuestos posesos terminan por ser casos de psiquiatra. Como mucho, lo del domingo pudo haber sido algo llamado ‘oración de liberación del maligno’, aunque para Amorth eso también es un exorcismo de libro. A Juan Pablo II se le atribuyen dos intervenciones de este tipo con fieles que se acercaron a él en San Pedro en 1982 y 2000. Benedicto XVI pasaba más del tema, por eso de que le gustaba más usar la razón, pero Francisco cita a menudo el diablo y era cuestión de tiempo que le saliera un supuesto endemoniado entre los cientos de fieles que saluda en actos públicos. En todo caso el Vaticano siempre toma estos asuntos, como los milagros y apariciones, con mucha precaución, porque están llenos de pirados y a menudo no sabe ni por dónde cogerlos. La chapuza de ayer es la prueba de que tiene razón.

(Publicado en El Correo)

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