No crean que esto es para tanto. Aquí no se formará el Parlamento hasta el 15 de marzo. Y luego, tranquilidad, que tienen que ponerse de acuerdo en quién ponen de presidente del Senado y de la Cámara de Diputados. Ya ha empezado el mamoneo. Después, el 20 o por ahí, el presidente de la República empezará a sacar pastas y galletas para todos en las rondas de consultas con los partidos. Hacia final de marzo a lo mejor ya empiezan a ponerse nerviosos, pero no hay que adelantar acontecimientos. Solo hay que dedicarse a esperar que sea demasiado tarde.
De momento, para que se hagan una idea, el presidente de la República se pira cuatro días a Alemania. No uno, ni dos, cuatro. Es que ya lo tenía programado. No es de extrañar, Giorgio Napolitano es el que hace unos meses dijo con desdén que no sabía que era eso del ‘boom’ de Grillo, que se la traía floja.
Bersani asomó el morro por fin ayer, a las cinco de la tarde, pero solo para farfullar una serie de obviedades con cara de funeral. Sacó un programa a ver a quién le parece bien. No tiene ningún plan ni presenta ningún síntoma de querer ponerse las pilas. ¿Podía estar a la altura del trascendental momento con una idea audaz o un par de pelotas? No, efectivamente. Esta gente vive en la luna y la historia les está pasando por encima sin que se hayan enterado. Están asfaltando una autopista para que Grillo les aplaste dentro de unos meses en unas nuevas elecciones. Y con cualquier engendro que se inventen al viejo estilo, con un Gobierno para ir tirando, no hacen más que ponerle más carriles. Bersani ha ganado sin que nadie se entere perdiendo 3,4 millones de votos.
El triunfo de Berlusconi se puede comprender con un dato: ha perdido 6,2 millones de votos, ya ven que no todo el mundo se ha vuelto gilipollas, pero casi gana.
La Liga Norte, que se ha unido a él haciendo ascos para ver si se sacaba la presidencia de Lombardía, y se la ha sacado, ha perdido 1,6 millones de votos. Tiene un tercio de sus votos de la última vez.
A Grillo le han votado 8,6 millones de personas, Así, de repente. Recuerdo el primer artículo que escribí de Grillo: en mayo de 2007, tras ir a ver uno de sus espectáculos. Se llamaba ‘Reset’, decía que había que apretar de una vez el botón, apagar el sistema y echar a toda esta gentuza. Ya estaba todo muy claro y el pabellón estaba lleno a rebosar. Yo me lo pasé como un enano, como todos los que estaban allí. No han hecho nada para pararlo, solo seguir a lo suyo y pegándose la gran vida.
Entonces escribí esto, y perdonen la pedantería de citarse: “La atmósfera con Beppe Grillo es casi clandestina y de confabulación carbonaria, porque algunos italianos están tan quemados y en Italia hay tal ansia reprimida de decencia que una reunión multitudinaria de este tipo crea una catarsis exaltante. Si al final de su número Beppe Grillo llamara a tomar el Parlamento, la mitad le seguiría”. No es que yo sea particularmente listo, solo había que ir allí a verlo.
Mañana el que se va es el Papa. Yo creo que no ve la hora. A las ocho y un minuto de la tarde dará un gran suspiro de alivio, apagará el móvil y dirá: “Georg, traéme el chándal blanco, las zapatillas, una cerveza y unas salchichas y vamos a poner una peli de Bud Spencer”.
En resumen, no tendremos ni jefe de Estado, ni Gobierno, ni Parlamento, ni Papa. Da una sensación infantil, como cuando se iban tus padres y llamabas a tus amigos para montar una fiesta y liarla parda.
Estos días pasa eso tan gracioso, y tan español, de que vienen expertos de Madrid, te llaman para tomar un café y te empiezan a explicar cómo es Italia. Yo lo agradezco mucho, que siempre ando muy perdido.
Terror entre todos los colegas corresponsables ante la fatídica llamada: oye ¿por qué no hacemos una pieza explicando cómo es posible lo de Berlusconi? Basta sacar del cajón el mismo artículo que hemos escrito en los últimos 15 años. Pero da igual, si nadie lee nada. Todo es nuevo cada día para todos en este mundo infantil y maravilloso, con los periódicos llenos de piruletas.
Suelo recomendar leer o releer ‘El Príncipe’, de Machiavelli, que ahí está todo desde hace 500 años: “De los hombres en general se puede decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores y disimuladores, temerosos de los peligros, ávidos de ganancias (…) Como los hombres son malos y no mantendrían contigo la palabra dada, tampoco tú, príncipe, debes mantenerla con ellos”. Quien gobierne, por tanto, hará lo posible para mantenerse en el poder, “porque el pueblo mira siempre a las apariencias y al resultado”.
En otro orden de cosas, el legendario capitán Schettino, que estrelló un crucero trasatlántico de lujo en el mayor naufragio de la historia, el del ‘Concordia’, es enviado a juicio y se queja, es una injusticia. ¿Empezamos a recoger firmas?