Berlusconi suele presumir de generosidad. Por ejemplo, nunca piensa en sí mismo. Ahora acaba de ver en sus sondeos que perderá un millón de votos y dos puntos si vuelve a presentar a las elecciones a toda la gentuza que tiene en el partido. Los llamados ‘impresentables’. Delincuentes con condenas firmes, presuntos delincuentes bajo investigación o con procesos abiertos. Dolorosa solución: echarlos de las listas. Han caído hasta veteranos de la impunidad parlamentaria como Marcello Dell’Utri. Pero el peor se ha salvado, un elemento de cuidado con 23 procesos a sus espaldas, tres abiertos y uno a punto de caramelo por prostitución de menores. Sé que lo están pensando: sí, es él mismo. Pero él eso no lo piensa, solo tiene ojos para los demás.
Por eso no hace más que mirar los sondeos y no da un paso sin estar seguro de su efecto. Bajo una máscara de espontaneidad carece de cualquier naturalidad. Es un hombre-anuncio. También está valorando en este momento si le conviene fichar a Kaká en el Milan, pues las encuestas calculan que le puede dar otros dos puntos de voto. No es broma. Lo cuenta hoy ‘La Repubblica’. Volviendo los impresentables, es un hito en la historia de su partido, que ahora se llama Pueblo de la Libertad (PDL). El nombre tenía todo su sentido para decenas de imputados que con la inmunidad evitaban la cárcel. Ahora el cambio de consigna ha sido un trauma y el lunes, día del cierre de las listas, fue una tragedia griega. Además de generoso, Berlusconi ha sido muy incomprendido. Dejaba a uno fuera y le respondía que por qué el otro no, si es más chorizo que él. Y con amenazas de tirar de la manta y todo, qué ingratitud. Además hasta ahora ser procesado como que daba puntos y la culpa era de los magistrados comunistas. Así lo ha vendido nuestro héroe: “Hemos tenido que pedir a nuestros amigos que renuncien porque una magistratura politizada les ataca y esto, divulgado por los medios, podía disminuir nuestro consenso”. Para variar, los malos son los jueces y la prensa. El tiempo dirá si pagará un precio por la venganza de los amigos traicionados.
El sacrificio se ha simbolizado en los dos máximos iconos del lado oscuro del PDL: Marcello Dell’Utri y Nicola Cosentino, acusados por los fiscales de ser, respectivamente, hombres de referencia de Cosa Nostra y la Camorra. Casi nada. Por eso no había quien los echara. Cosentino está bajo el brazo de Berlusconi en la foto de arriba.
Dell’Utri, a quien piden siete años de cárcel por sus relaciones mafiosas y ser representante de Berlusconi ante Cosa Nostra, se rindió solo. Es la baja más impactante porque su historia y, como advierte él, su destino, están unidos al ‘Cavaliere’ desde hace 40 años. Es el chico de la foto. Pero lo de Cosentino -apodado ‘Nick o’ Americano’, en plan gangster- ha sido un calvario, porque se ha hecho fuerte. Imputado en tres juicios, acusado por nueve ‘arrepentidos’ y con dos órdenes de arresto bloqueadas por el Parlamento -la última hace un año-, amenazó con “arruinar” al partido si le echaban.
El final el lunes fue como de los hermanos Marx. Tras una tensa reunión en la que, se dice, Angelino Alfano y él llegaron a las manos, escapó con las listas de Campania bajo el brazo. Los dos dirigentes del PDL encargados de cerrarlas, Denis Verdini y Raffaele Fitto, tuvieron que coger el Mercedes, enfilar la autopista de Roma a Nápoles e ir a buscarlo a su casa. Eran las tres de la tarde y la oficina electoral cerraba a las ocho. Cundió el pánico y por si acaso no lograban arrancarle las listas a Cosentino, o no las encontraban escondidas bajo la mesa camilla de su casa, llamaron a todos los candidatos de la región a sendos hoteles de Benevento y Nápoles para volver a firmar los papeles. En Nápoles fue muy gracioso, porque en el séptimo piso del hotel, frente a la estación, hacían un cásting para el programa de ligoteo y tronistas ‘Uomini e donne’. Imaginen qué mezcla de personajes por los pasillos, y qué confusión, porque el personal femenino que sale en ese programa podría pasar perfectamente por un fichaje de Berlusconi calzado en las listas. Por cierto que en otro alarde se sobriedad esta vez ha dejado fuera a su harén. Solo hay una chica mona que daba el tiempo en el telediario de Emilio Fede, pero eso ya son minucias. Al final los chicos del PDL campano, capitaneados por Mara Carfagna, lograron entregar los papeles a seis minutos del cierre. Qué sufrimiento para la parte honesta del partido deshacerse de las manzanas podridas. ¿Pero saben lo mejor? Que de los dos hombres de negro enviados a resolver la situación, uno, Denis Verdini, tiene cuatro investigaciones abiertas y, dos, a Raffaele Fitto le pidieron precisamente ese mismo día seis años de cárcel por corrupción.
Es que en el fondo siguen los mismos y quedan muchos delincuentes y presuntos tales. Exactamente, tres individuos con antecedentes y 24 imputados o bajo investigación. Lo que han hecho ha sido purgar a los que más sonaban de los últimos escándalos: Milanese, Papa, Scajola, Landolfi, Nespoli, De Gregorio,… Se vacía el partido y se pueden llenar las comisarías, o los aviones a Santo Domingo, como Del’Utri el día de su última sentencia, aunque al final le fue bien y pudo volver. Cosentino acabará casi seguro entre rejas. Hay otros personajes entrañables, a los que el ‘Cavaliere’ quizá deba un sueldo, aunque se lo tengan que pagar los ciudadanos. Por ejemplo, el inolvidable director de informativos del TG1 de la RAI, Augusto Minzolini, gran autor de periodismo-ficción durante el último Gobierno de Berlusconi. Además es uno de los que tienen procesos abiertos, por malversación de fondos públicos, por el descontrolado uso en viajes exóticos que hacía de la tarjeta de crédito de la RAI.
También figuran en las listas, aunque en puestos bajos de la tabla y seguramente no salgan, dos tránsfugas que salvaron su Gobierno en 2010, los míticos Mimmo Scilipotti y Antonio Razzi, que por cierto está en la primera foto de arriba al lado de Cosentino. Y dos testigos de su defensa en el ‘caso Ruby’: Bruno Archi, diplomático, que confirmó cómo Berlusconi le preguntó a Mubarak sobre la chica, lo que probaría que de verdad creía que era su sobrina, y la mujer del pianista de sus juergas, Simonetta Losi, que declaró que eran cenas formales. “Mi candidatura es ajena al juicio, soy un rostro nuevo”, ha explicado. Será nuevo, pero ya suena como de toda la vida.
Después de contarles cómo Cosentino se resistía como gato panza a acabar en la cárcel les invito ahora a ver estas imágenes que fueron grabadas ese mismo día en Nápoles, pero a primera hora de la mañana.
Es Carmine Schiavone, ‘Sandokan junior’, 30 años, actual regente del clan de los Casalesi, uno de los más potentes de la Camorra y retratado por Roberto Saviano en su libro ‘Gomorra’. Cosentino, precisamente, está acusado de ser el “referente político nacional” de los Casalesi, nombre tomado de la capital de su territorio, Casal di Principe. Según los fiscales, Cosentino defendió sus intereses y, entre otras cosas, les ayudó con contratos públicos de gestión de basuras y la asignación irregular de un terreno para construir un centro comercial. A Schiavone, uno de los seis hijos del gran capo, Francesco Schiavone ‘Sandokan’, le pillaron tras una persecución de media hora por las callejuelas de Aversa. Le habían sorprendido en un ‘night club’ y se escapó por la puerta de atrás. Pero miren qué diferencia. Felicitó a los Carabinieri cuando le esposaron, no montó ningún número y hasta lanzó un beso a la cámaras cuando le metían en el coche patrulla.
Una cosa es saber que estás fuera de la ley y otra creerse por encima. En el primer caso, si te pillan, se acabó el juego. En el segundo, te cabreas. De una mujer fatal se dice en Italia que es “bella e impossibile”. Algo parecido deben de pensar de la frase que se lee en la pared de todos los tribunales. Como para recordárselo y ponerse melancólicos: “La legge è uguale per tutti”. Por la conciencia de esta imposibilidad, o porque cada cual quiere la Justicia que le conviene, en Italia hay una cierta propensión a formas alternativas de justicia, a respuestas personales a las injusticias de la Justicia. Berlusconi y sus amiguetes, por ejemplo, son una de ellas. El falso paternalismo y beneficiencia de Cosa Nostra y otras organizaciones criminales, también.
No hay muchas películas sobre la Camorra. Una interesante es ‘Il camorrista’ (1986, en España, ‘El profesor’), primer filme de Giuseppe Tornatore, inspirado en la figura de Raffaele Cutolo, interpretado por el gran Ben Gazzara. Lo de ‘O’ Professore’ es porque llevaba gafas. Cutolo fue un personaje visionario y capo histórico de los setenta que quiso elevar de categoría a la Camorra. Unificó todos los pequeños clanes dispersos de Nápoles y alrededores en una gran organización, la Nuova Camorra Organizzata (NCO), con un ejército de 5.000 hombres, con sueldos y pensiones para las familias. Se inventó un ritual de iniciación, al estilo de Cosa Nostra, y hasta compró un castillo de los Medici en Ottaviano, su pueblo, con 350 habitaciones para colocar allí el cuartel general de la NCO. Además tenía su ideología. Para él era como un partido, se consideraba una especie de Robin Hood defensor de los necesitados en lucha contra las injusticia del sistema. Con él se llegó a un grado similar al de Sicilia de complicidad entre mafiosos y políticos. Para variar, también tenía contactos con los servicios secretos. Está en prisión desde hace décadas. Es una larga historia, como tantas otras, que tendremos que contar bien algún día.