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Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

Lui (36): La novia del increíble hombre naranja

   Berlusconi es todo imagen, sobre todo en campaña electoral, y que haya decidido dejarse ver con una novia, la primera oficial desde que se separó de Veronica Lario en 2010 por sus fiestones sexuales, no es casualidad. Sea cual sea su plan, Francesca Pascale, 27 años, está en él. Aunque tenga medio siglo menos de edad -su chico tiene 76-. Si no, el magnate jamás se habría dejado fotografiar a su lado en uno de sus centros de poder mediático, la tribuna del estadio de San Siro. Fue el pasado 25 de noviembre, lo que desató los rumores. Confirmados el domingo cuando tras anunciar su regreso a la carrera electoral se dejó ver de nuevo cenando con ella en una pizzería. Allí estaba también su hija Marina, la más potente del clan Berlusconi y esa foto ha consagrado su ingreso en el restringido círculo de la familia. Una de las amigas más íntimas del magnate, Daniela Santanché, una especie de Cruella de Vil pero en fascista, lo ha hecho oficial: “Sí, es su novia”.
   El mandatario, que tras sus metamorfosis ya es naranja, con ojos achinados y nariz respingona, quizá quiera vender juventud, seducción, o tal vez normalidad y pareja fija, tras dos años de rey del bunga bunga. Fue él mismo quien anunció que tenía novia en enero de 2011. Siempre de forma interesada, como coartada en el caso Ruby, donde está acusado de prostitución de menores en las juergas de su mansión milanesa de Arcore. “No habría querido decirlo para no exponerla mediáticamente, pero desde que me separé tengo una relación de afecto estable con una persona que obviamente estaba conmigo en las fiestas y no habría consentido que ocurrieran los absurdos hechos que la prensa aventura”, argumentó.
   Se desató la caza a la famosa novia, con la razonable sospecha de que podía ser mentira. De hecho nunca se encontró, aunque salieron varias presumiendo de que lo eran. En aquellas quinielas ya estaba Francesca Pascale, entonces con 25 años. Su historia es una parábola perfecta de la ‘era Berlusconi’, porque es uno de sus criaturas más logradas. Se merecen el uno al otro. Nacida en un barrio de las afueras de Nápoles y licenciada en Ciencias Políticas, trabajó de chica mona poniendo cafés en un concesionario y luego de ‘velina’, azafata sexy, en una tele local, Telecapri. Se hizo famosa en ‘Telecafone’ (Telecateto) bailando en bikini el temazo ‘Si te bajas las bragas sube la audiencia’. En otro vídeo glorioso soba a un cómico cabaretero que menea una manguera. De ahí a la política en el mundo berlusconiano es un paso.

 

Entre las muchachas en bikini, Francesca Pascale es la segunda por la derecha.  

  En 2006 fundó con dos amigas el comité ‘Silvio ci manchi’ (Silvio te echamos de menos), cuando su héroe perdió las elecciones. Ha explicado que su amor por la política nació cuando perdió un concurso de belleza porque hubo tongo: “De ahí mi pasión por la política, por un mundo más justo”. Cada vez que Berlusconi aparecía por Nápoles le esperaban frente al hotel con pancartas y camisetas con su lema. Incluso alquilaron una avioneta de esas con anuncio. Hasta que él se fijó, con su célebre olfato político. De entonces son sus primeras fotos juntos y, alehop, saltó a las listas electorales. En las municipales de 2006 sacó 88 votos.
   Pero su carrera ya estaba encarrilada por otro lado. Al poco de conocer a su ídolo, en octubre de 2006, el comité de admiradoras en pleno fue a la mansión en Cerdeña de Berlusconi en su avión privado. Todas acabaron colocadas: Pascale, en el gobierno provincial en 2009; Emanuela Romano, en el ayuntamiento de Castellamare di Stabia en 2010 y Virna Bello, en Torre del Greco. A Emanuela le costó. Su padre llegó a presentarse en 2008 en Palazzo Grazioli, casa romana de Berlusconi, empapado de gasolina, con la amenaza de darse fuego si el mandatario no colocaba a su hija.
En su cargo Pascale brilló, pero por su ausencia. Solo fue a una reunión de su comisión, casualmente la de Trabajo, de las 350 celebradas en año y medio. Cobrando 10.000 euros al mes. Pero es que siempre estaba en Roma, porque Silvio le puso un piso con piscina que le costó 470.000 euros, según se descubrió en 2010. Es la técnica de Berlusconi con su harén, que en el último recuento actualizado con los escándalos ascendía a 130 tías, conocidas. Pero Pascale comenzó a destacar en el pelotón. Fue asesora del ministerio de Cultura y después consiguió otra casa en Milán.
   Cuando saltó a la primera página fue, precisamente, la noche que cayó Berlusconi, el 8 de noviembre de 2011, tras perder su mayoría parlamentaria. El primer ministro estaba reunido en Palazzo Grazioli con la cúpula del partido y a medianoche llegó un coche con una joven. La prensa copió la matrícula: era ella. Durmió allí mientras se decidían los destinos del país. Este verano volvió a ser noticia porque celebró su cumpleaños en Arcore, pero en medio de la cena aparecieron dos de las chicas macizas de Berlusconi, Iris Berardi y Barbara Guerra. Quizá pensaban que esa noche tocaba bunga bunga o se equivocaron con la agenda. Pascale montó una bronca y exigió que las echaran. Los Carabinieri de la puerta obedecieron. Francesca lo había conseguido, mandaba en casa de Berlusconi. Con unos retoques de cirugía en pómulos y labios, y unas clases de dicción y buenas maneras, por fin estaba lista la novia trepadora de plástico del increíble hombre naranja.

 

Una de sus primeras fotos juntos, en 2009, cuando ella se plantaba en la calle en Nápoles al frente de su comité de admiradores:

 

Y esta es del otro día, en la tribuna de San Siro:

 

Sí,sí,  son las mismas personas.

Para los interesados, las fotos de arriba son de las películas  ‘El mago de Oz’ (Victor Fleming, 1939) y ‘La novia de Frankestein’ (James Whale, 1935).

(Publicado en El Correo)

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