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Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

El Papa se apunta a los benditos mensajitos

    Al final también él ha caído. Benedicto XVI, hombre de libros, de discursos largamente elaborados, que aún escribe a mano y no toca un ordenador ni usa Internet, abrirá una cuenta en Twitter, la popular red social para escribir mensajes de 140 caracteres como máximo. Lo hace más que nada por estar ahí, como muchos, no sea que resulte ser el futuro y por la insistencia de quienes cuidan la política de comunicación del Vaticano, siempre en entredicho. La presentación oficial y, se supone, el primer ‘tuit’ de Ratzinger serán el lunes, y en la rueda de prensa estará Greg Burke, periodista norteamericano de la cadena Fox nombrado este verano nuevo asesor de comunicación. Puede que este paso lleve su firma.

   No se conoce todavía el nombre de la cuenta del Papa, y no lo tendrá fácil, pues abundan los nombres falsos que le suplantan. Pero hay uno, bloqueado, que puede ser el bueno: @BenedictusPPXVI, sin confirmar. En realidad el Papa no escribirá personalmente los benditos mensajitos, pues tiene cosas más importantes que hacer, no como otros. No es probable que sea de los que se estresan por tener algo que decir o teclean en el móvil en la calle ante la inspiración de una ocurrencia. Tampoco tendrá problemas para conseguir seguidores, o ‘followers’, otro de los motivos de ansiedad de los 500 millones de adeptos, pues todas las iniciativas del Vaticano en Internet tienen una respuesta masiva.

  Benedicto XVI ya escribió su primer ‘tuit’ en junio de 2011 en una ‘tableta’, para presentar el portal de noticias del Vaticano. Fue algo de cajón: “Queridos amigos, acabo de poner en marcha www.news.va. ¡Sea alabado Jesucristo! Con mis oraciones y mi bendición, Benedictus XVI”. Pero ahora delegará la tarea en un pío departamento de ‘negros’, aunque supervisará cada ‘tuit’ para darle el visto bueno y no engrosar la lista de famosos que meten la pata en Twitter. Se espera un tono bastante neutro y que se limite a reproducir frases de sus discursos, aunque es difícil encontrarlas de menos de 140 caracteres, así como citas evangélicas o de santos. Esto tampoco es nuevo sino el método habitual, pues el Papa tampoco escribe todos sus discursos, que incluso en los viajes se enlatan antes de salir.

  El Vaticano se ha ido incorporando desde hace años a las nuevas tecnologías y últimamente se han dado cuenta de que para miles de jóvenes la Red y sus nuevas fórmulas de contacto son un vehículo primordial de información. En su último viaje a México, el pasado mes de marzo, es probable que Ratzinger tuviera que preguntar a sus colaboradores qué significaban los extraños coros que cantaba la multitud: “¡Benedicto ‘diesiséis’, agrégame a tu Face! (pronúnciese, ‘feis’, para que rime), un ruego referido a Facebook, la otra gran red social.

(Publicado en El Correo)

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