Publicado en El Correo de hoy:
Ettore Gotti Tedeschi, el hasta ahora presidente del banco vaticano (IOR), ya dijo el martes, cuando cuatro policías de paisano le abordaron al amanecer, que creyó que le iban a pegar un tiro. Fueron palabras que denotaban un estado de ánimo muy turbado y evocó las sombras del pasado del IOR, cuando Roberto Calvi (en la foto), el ‘banquero de Dios’, apareció ahorcado en un puente de Londres en 1982. Pero se confirmó ayer. Gotti Tedeschi, fichado en 2009 por Benedicto XVI para limpiar la polémica entidad y cesado bruscamente el 24 de mayo, temía por su vida, según ha declarado a los fiscales que le han interrogado esta semana. E incluso había escrito un memorándum sobre lo que sabía del banco de la Santa Sede. “Si me matan, aquí explicó el por qué”, habría dicho a dos amigos a los que confió una copia, según publicó ayer el diario ‘Il Fatto’.
Ese informe ahora ha acabado en manos de los magistrados de Roma que investigan el IOR desde 2010 por presunto lavado de dinero. Es decir, todo lo que sabía Gotti Tedeschi sobre los trapos sucios del banco vaticano, ya aireado en parte en las filtraciones de ‘Vatileaks’, puede salir a la luz. La Santa Sede ayer guardó silencio. El banquero también, salvo una aclaración significativa de su abogado: explicó que no ha dado ningún papel a los fiscales por voluntad propia, sino que le fueron confiscados. “Entre el material secuestrado había apuntes de trabajo que contenían elementos útiles para rebatir las acusaciones hechas cuando fue destituido como presidente del IOR”, aclaró. Sería un informe que, precisamente, pensaba entregar al Papa el día en que la Policía apareció en su casa.
Según la prensa, el economista, que habría contratado una escolta privada y a una agencia de investigación para que le protegiera, incluye en el dossier cartas y correos electrónicos, información sobre políticos y financieros italianos, y acerca de altos prelados de la Curia. Hay un capítulo llamado “Enemigos internos y momentos cruciales”. También adjunta correspondencia con Benedicto XVI. A él le une una estrecha amistad y le asesoró en la redacción de ‘Caritas in veritate’, su encíclica social de 2009. Ratzinger lo fichó entonces para acometer la limpieza en el IOR, eterna asignatura pendiente de un banco opaco, ajeno a la ley y usado en el pasado por la Mafia y la corrupción italiana para lavar dinero. Pero en esa misión Gotti Tedeschi habría chocado con la secretaría de Estado del Vaticano, dirigida por Tarcisio Bertone, y parte de la Curia, recelosa de una nueva transparencia que, entre otras cosas, obligaba al IOR a colaborar con la Justicia italiana. Y aún se investigan asuntos sucios del pasado. Para ‘puentear’ esta oposición el banquero hablaba a menudo directamente con el Papa. En ese contexto se produce su extraño despido, adornado con insólitas palabras de desprecio por su labor.
El dossier y el interrogatorio de Gotti Tedeschi -solo como persona enterada de los hechos, y no investigada- nacen de los registros que la Fiscalía de Nápoles ordenó el martes. Fueron en su casa de Piacenza, así como en su villa de las afueras, y en su despacho en la sede del Banco de Santander en Milán, del que es máximo representante en Italia. Entraban en las pesquisas de un caso de corrupción en el coloso público de armamento, Finmeccanica, cuyo consejero delegado, Giuseppe Orsi, es viejo amigo de Gotti Tedeschi. Los magistrados, con la base de escuchas teléfonicas que también contendrían pasajes relevantes sobre el IOR, esperaban encontrar papeles relacionados con el caso. Según medios italianos, los agentes habrían confiscado contratos de financiación del banco español con Finmeccanica y una lista de “comisiones” que podría ocultar pagos ilegales a políticos. Pero ése es otro tema.
El IOR entra en escena con otros documentos hallados en el registro que llevan a alertar a los fiscales de Roma que investigan desde 2010 el banco, a Gotti Tedeschi y al director general, Paolo Cipriani, por una quincena de operaciones irregulares. Hay otro filón con una decena de sacerdotes sospechosos de usar sus cuentas en el IOR para lavar dinero, entre ellos Evaldo Biasini, implicado en la gran trama de corrupción de la Protección Civil italiana. Algo serio tuvieron que encontrar en el registro, porque al día siguiente fueron a interrogar a Gotti Tedeschi a Milán dos pesos pesados, el fiscal jefe de Roma, Giuseppe Pignatone, que arrestó al último capo de Cosa Nostra, Bernardo Provenzano, y Sergio Di Caprio, el comandante de Carabinieri que detuvo al anterior, Totò Riina.