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Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

Lui (19): monstruo diplomático

Berlusconi estuvo hace poco en Israel y en los Territorios Ocupados y volvió a dar una lección de diplomacia. Cualquiera sabe que en estos santos lugares hay que andarse con pies de plomo e hilar muy fino, pero eso no es problema para nuestro hombre. Él es un vendedor nato, un magnate del entretenimiento, y sabe que lo mejor es decirle al cliente lo que quiere oír. Y paciencia si el cliente luego compara con lo que le han dicho a otro y ve que es exactamente lo contrario. Siempre se puede atribuir a manipulaciones y conspiraciones de terceros. Es una norma que se puede aplicar en cualquier lado y también, cómo no, incluso en el avispero de Oriente Medio. Así que vamos con el ejemplo.

LECCIÓN NÚMERO 1

Israel, por la mañana, ante el primer ministro Benjamin Netanyahu y el parlamento:

«Italia está orgullosa de muchos gestos de solidaridad hacia vuestro país (…), se opuso en la ONU al informe Goldstone que intentaba criminalizar a Israel por su justa reacción a los misiles de Hamas lanzados desde Gaza».

Cisjordania, por la tarde, ante el primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina, Abu Mazen:

«Así como es justo llorar las víctimas del Holocausto, es justo manifestar dolor por lo que ha sucedido en Gaza. Siempre, cuando la guerra sustituye la paz, la violencia a la racionalidad, se deteriora la humanidad y las relaciones entre los hombres».

Luego le preguntaron qué había pensado al ver el muro israelí que rodea Belén: «No me he dado cuenta, estaba tomando apuntes». Para terminar y aligerar la tensión visitó la basílica de la Natividad, en Belén, y les contó a los frailes un chiste de la Virgen María.

Es decir, Berlusconi es un seguidor apasionado de la máxima de mi admirado Groucho: «Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros». Pero quédense con la moraleja: ¿Saben lo mejor? Que funcionó. Ni asesores geopolíticos ni gaitas. Un amigo que estaba esos días en Jerusalén me contó que tanto la prensa palestina como la israelí se quedaron con la frase que les ponía bien, obviaron la otra y todos tan contentos. Yo me rindo ante este hombre. Recuerden lo que decía Indro Montanelli, que lo conoció muy bien:

«Berlusconi es el mentiroso más sincero que existe, es el primero en creer en sus propias mentiras, y es esto lo que lo hace peligroso. Tiene alergia a la verdad, una voluntaria y voluptuosa propensión a las mentiras» (…) «Tiene un concepto de la verdad totalmente personal, por el que la verdad es lo que dice él. Y se cree esta palabrería, quizás a fuerza de mentir, quizás se convierte en un mentiroso de buena fe».

Lo malo es que parece que muchos otros también le creen. Vamos con la siguiente lección.

LECCIÓN NÚMERO 2

Uno de los más grandiosos ejemplos de cómo funciona nuestro héroe se halla en una recóndita intervención en un programa de una cadena de televisión de Túnez. ¿Pero qué pinta este señor en Túnez?, se preguntarán. Bueno, es que Berlusconi hace negocios con todo el mundo y allá donde ve dinero, va. Que sea primer ministro no es un obstáculo, al contrario, es una ventaja, porque con el cargo entran los viajes oficiales. Por eso su agenda de visitas al extranjero es tan extraña.

La entrevista, emitida el 18 de agosto de 2009, es larga, en dos vídeos, pero creo que merece la pena como documento para la antología. A lo mejor les resulta pesado, y pido disculpas, pero es necesario mostrar las pruebas cuando las hay. Si no es que uno no se lo cree. Por lo menos esta vez es en francés con subtítulos en italiano, que es de más ayuda. De todos modos, si prefieren, leánse el resumen y luego vayan a los pasajes que les interesen, para verlo con sus propios ojos.


Sinopsis:
La entrevista es en Nessma TV, una nueva cadena tunecina que emite para todo el Magreb. Berlusconi se congratula: «Cuando nace una televisión es una fiesta, porque la televisión es una fiesta en la familia, en la casa, es el dinamismo, el futuro, representa las cosas buenas».

Luego cuenta una anécdota: «Cuando trabajaba en los cruceros Costa era guía turístico pero no había estado nunca en Túnez, así que un amigo me dejó una guía e iba leyendo de tapadillo mientras explicaba, fue un gran éxito». Ya ven que desde joven era único para vender la moto.

El presentador le pregunta entonces por un día del año anterior en el que «entró en la Historia», con un discurso en Libia en el que pidió disculpas por los errores de Italia en la colonización. Berlusconi le corrige: no pidió excusas, sino perdón «ante el Parlamento libio», si existe tal cosa en los dominios de Gadafi, porque los italianos sometieron «una tierra y un pueblo libres». Aplausos. Dice que pidió perdón «con la mano en el corazón, con un gesto natural, no estudiado». También narra su emoción cuando besó la mano de un hijo de un héroe de la resistencia libia. Más aplausos. Repite que fue un gesto natural.

Hagamos un inciso, para que pongan las cosas en su contexto. Primero, antes que nada, que Berlusconi en Libia pidió «excusas», no perdón, pero vamos a pasárselo. Lo reseñable es que justo un año antes, el 11 de septiembre de 2008, Berlusconi hablaba ante un auditorio completamente distinto: la fiesta de las juventudes del partido post-fascista Alianza Nacional, Azione Giovane. Y va y les dice: «Se lo he dicho a Gadafi, Italo Balbo (gobernador italiano en Libia) hizo cosas egregias en Libia».

Sigamos. A continuación, el presentador le pregunta por su relación con Tarek Ben Ammar, uno de los dueños de la cadena y presente en el estudio, desde hace 25 años. «No se puede decir», bromea él. «Sí, los dos amamos la otra mitad del cielo, que son las mujeres», replica Berlusconi, señalando a la cuarta persona de la mesa, una chica guapa. Luego explica que han hecho películas juntos, series,… y una sociedad al cincuenta por ciento, Quinta (retengan este nombre para luego), sin firmar nunca un papel, sólo con un apretón de manos, y que se tienen el uno al otro cuando se necesitan.

Es decir, Ben Ammar y Berlusconi son socios de negocios. Ben Ammar se sienta de hecho en los consejos de administración de algunas empresas de su amigo. Ben Ammar añade que Berlusconi cree en el Magreb, en el mundo árabe moderado, y que les ha ayudado a crear Nessma TV con los hermanos Karoui, que gracias al presidente Ben Ali es «la primera televisión libre, independiente y privada creada en el mundo árabe con un socio europeo, de un amigo y de un país amigo como Italia». Ya ven que los socios de Berlusconi, como él, también confunden su persona con el Estado. «Por eso tenemos el honor de tener hoy con nosotros al emperador de la televisión privada», remata.

Inciso. Resumamos, porque a estas alturas ya se olerán el pastel. Efectivamente, esta televisión de Túnez, Nessma TV, también es de Berlusconi. Un momento, dirán ustedes, pero qué hace el primer ministro de un país haciendo negocios por ahí. ¿Pero, almas de cántaro, en qué mundo viven ustedes? Berlusconi cuando viaja también se ocupa de sus asuntos, faltaría más. Basta hipocresías: ¿para qué tener un político que defiende intereses de empresarios, en función de sus presiones o amistades, como ocurre en los demás países, cuando uno puede tener lo mismo en una sola persona? Se ahorra tiempo y energías.

El único problema es que si bien un empresario puede pasarse por el arco del triunfo los derechos humanos o los regímenes autoritarios, porque al fin y al cabo él sólo se ocupa de su dinero, cuando lo hace un primer ministro queda raro. Pero qué le vamos a hacer, todo no se puede. Y es más, es mucho más cómodo, porque uno tiene más margen de maniobra si está a buenas con las autoridades. Así que ahí tenemos a Berlusconi en Túnez, un régimen policial como Dios manda, haciendo risas en la tele. En su tele. Si añadimos a la censura autóctona la que impone la presencia del jefe ya ven lo que sale: una entrevista como la que vemos.

Sigamos. La presentadora, la chica guapa, le dice que «ha contribuido al cambio radical de Italia gracias a su televisión», y que si cree que Nessma TV puede cambiar también la cara del Magreb. Berlusconi dice que sí, porque pueden resaltar lo que tienen en común los cuatro países del Magreb donde se emite (Marruecos, Túnez, Argelia y Libia) y que puede unirles para el futuro. Es una televisión, apunta con mucha vista, que habla una lengua común para 80 millones de personas y promete un futuro de bienestar. Más aplausos.

El presentador le pregunta si Nessma TV puede tener el mismo gran futuro de sus otras televisiones. «Sí, es absolutamente posible, sobre todo hay que elegir bien a las personas», responde, y dice que ya están bien elegidos los que tiene delante. «Segundo, hay que hacer un casting de chicas -gesto de tía buena o bombón-, algo en lo que yo tengo una competencia increíble». Risas. «Yo lo confirmo, y soy un buen alumno suyo», dice su socio. Menuda pareja.

Ya ven, unos empantanados con la alianza de civilizaciones y Berlusconi triunfa exportando la democracia a base de mamachichos. Nessma TV es una cadena de series, concursos y vídeoclips, con poquita información. Entretenidísima. El fondo ideológico de la operación es crear una cadena de corte occidental para contrarrestar entre los jóvenes la influencia fundamentalista.

FIN

Bueno, esto que han visto es lo que en la profesión se llama, perdonen la expresión, una entrevista-mamada. Ya ven que sin algunos incisos que pongan las cosas en su sitio unos se traga la entrevista como un tinto de verano. Si tienen estómago, anímense, que vamos con la segunda parte de la entrevista.

Sinopsis:
Berlusconi sigue con su receta para el éxito en televisión. En tercer lugar, explica que las televisiones públicas del Magreb son demasiado particulares y hay muchos terrenos en los que no entran. En cambio, la parrilla de Nessma TV es «muy inteligente, que habla a los conservadores, a los más modernos, que mira a la tradición del pasado, que mira al futuro, y creo que los espectadores podrán aprovecharse de eso para ver cosas nuevas que entran en sus hogares. Lo que hay que tener muy claro es que la televisión es un medio que entra en toda la familia, que ven juntos padres e hijos. En la televisión no puede pasar nada que fastidie a la padre o a la madre, o algo que les avergüence ver junto a sus hijos». Toda una lección de teoría político-televisiva. No descarten que dentro de unos años Berlusconi entre en política en Túnez.

Y entonces le preguntan por la inmigración ilegal. «Lo peor son las organizaciones criminales, que son muchísimas. El señor Ben Ali (presidente de Túnez) me ha dicho que vuestra Policía ha descubierto más de 300. Son gente que se aprovecha de las esperanzas de los demás, de los que están en la miseria, de los que quieren para los suyos un futuro mejor. Y entonces se fían de gente con embarcaciones no seguras y acaban en tragedia. Hay que combatir todo esto». Y ahora permítanme que enmarque para la posteridad el resto de la frase:

«Para los que quieren intentar nuevas posibilidades de trabajo y de vida hay que intentar aumentar las posibilidades de entrar legalmente en Italia y en los otros países europeos. Y esto es lo que quiero que se aplique, no sólo en Italia, sino en toda la Europa. Hay que decir además que los italianos han sido un pueblo que ha emigrado y esto nos impone el deber de mirar a todos los que vienen a Italia con una total apertura de corazón y de dar a la gente que viene a Italia la posibilidad de una casa, de un trabajo, de un colegio para los niños y la posibilidad de un bienestar que significa también la salud y la apertura de todos nuestros hospitales para sus necesidades, y esta es la política de mi Gobierno».

¡Tiempo muerto! Inciso, por fuerza mayor.

Madre mía, pero qué cara más dura. La tiene de cemento armado (obsérvese el fenómeno, minuto 4.39 del vídeo). No sé ustedes, pero si yo fuera tunecino hubiera hecho las maletas inmediatamente, entre lágrimas de emoción, y habría salido pitando para Italia, el paraíso del emigrante. Pero menos mal que había estado unos meses antes en Lampedusa: la abrumadora mayoría de los extranjeros del centro de retención de inmigrantes en enero de 2009, cuando estallaron los disturbios, eran tunecinos. En total, un millar. A lo mejor es que habían ido demasiado pronto, antes de que saliera Berlusconi en la tele, porque si no no se explica. Al final Berlusconi firmó un acuerdo con Túnez para devolverlos en aviones a su país. Pero seguro que después de que salió en la tele según llegan les dan las llaves de la casa, coche, vacaciones en Torrevieja (Alicante) y tickets-restaurant.

En fin, para qué engañarnos, en Italia la consigna con los inmigrantes es la contraria: caña al mono que es de goma. Vean si no el divertido juego que tenía esos mismos días, agosto de 2009, la Liga Norte -aliado de Berlusconi en el Gobierno y quien impone la política de inmigración- en su página de Facebook. Se llama ‘Rebota al clandestino’ y consiste en detener los barcos de inmigrantes que aparecen por toda la costa por sorpresa antes de que toquen tierra. Es otro éxito tras el anterior ‘Convierte al comunista’, junto a los vídeos ‘Estoy cabreado’ y ‘Tengo miedo’, toda una declaración de principios.


Otra cosa más. Tres meses antes de esta entrevista el Gobierno de Berlusconi retiró, por la polémica creada, la norma que imponía a los médicos denunciar a los inmigrantes ilegales que fueran a urgencias, así que nada de hospitales para todos.

Vengan, vengan, como dice Berlusconi, a este valle de leche y miel, prácticamente Disneylandia, que luego ya les esperará el ministro de Interior de la Liga Norte con las rebajas. Pero no hay que andar estropeando el espectáculo con complejas consideraciones: Berlusconi está perpetrando su show y su único objetivo es arrancar lágrimas y sonrisas de su público, léase clientes. Según los datos que dio Mediaset, la empresa de Berlusconi, cuando presentó su cadena tunecina en Cannes en 2008, es un mercado potencial de publicidad de 350 millones. Cuántas emociones.

Y no soy el único a estar conmovido. Tras su discurso de película de Frank Capra, también se extendió la conmoción en el estudio. La chica no pudo contenerse:

-Es usted increíble, señor presidente, no puedo evitar aplaudir, es verdaderamente admirable que haya personas que hoy puedan dirigirse así a la gente del Magreb.

Verdaderamente admirable… o abominable. Vean ese careto de trolero que se le pone en el minuto 4.49 mientras le doran la píldora. La entrevista-masaje ya es imparable y alcanza a su clímax. ¿De dónde le viene toda esta energía?, pregunta ella rendida. «Simplemente del hecho de que soy un hombre del pueblo, vengo de una familia que ha conocido la guerra y la pobreza, y tengo un gran respeto por todos, a partir de los más humildes, es algo que forma parte de mi naturaleza». Cita incluso sus ocho años en los salesianos, que le han inculcado el ayudar a los demás, y añade que, como hombre con responsabilidades de Gobierno, la cosa más importante es ayudar a los que lo necesitan. Como él mismo, por ejemplo, añado yo.

Siguiente pregunta. Con todas las cosas que ha hecho, ¿de cuál se siente más orgulloso? «De no tener nada de los que arrepentirme, y espero que cuando me entierren escriban: ‘Fue un hombre justo, un buen hombre’».

Pregunta final. Presidente, es la primera vez que puede hablar directamente a millones de magrebíes, a través de nuestro canal. ¿Qué les diría? «Miro por primera vez a la cámara y digo: tenéis que ver este canal, para hacer vuestra vida mejor y porque este canal es el canal número uno». Perfecto para un primer ministro, qué gran estadista.

Para terminar, cómo no, chascarrillos picantes. Le pide el número de teléfono a la tipa. Pero ella, lastimeramente, le ruega que se siente para una última pregunta, «la que todo el mundo se hace». «Ay», se oye decir al socio de Berlusconi, que en esas fechas estaba metido en los escándalos de putas. Nuestro héroe se pone serio, por si resulta que al final le hacen una pregunta de verdad y le ponen en un aprieto. Pero sólo es un espejismo. Le hacen como en la televisión italiana cuando va a ‘Porta a porta’, preguntarle por el Milan. Que por qué han vendido a Kaká. «Ah, ¿pero han vendido Kaká?», responde él. Y es que ni eso le sacan. Risas. «El hombre más inteligente de Europa», despide el presentador, por si había quedado alguna duda. Qué estupenda velada.

LECCIÓN NÚMERO 3

La entrevista en la tele tunecina fue el 18 de agosto de 2009. El día 31 de ese mismo mes, ni dos semanas después, Berlusconi estaba en Libia para celebrar el primer aniversario de la famosa fecha histórica en que pidió excusas. Allí defendió igualmente la política de inmigración de su Gobierno, pero la auténtica, no la de postal que había sacado en la tele tunecina: rechazar las embarcaciones en alta mar, como en el juego de la Liga Norte. «Si queremos poner en marcha una verdadera política de integración tenermos que ser rigurosos para no abrir Italia a cualquiera», afirmó. La nueva línea, criticada por la ONU por violación del derecho de asilo de la Convención de Ginebra, ya no era desembarcar a los inmigrantes en Italia, sino mandarlos de vuelta a tierra en alta mar. Ese mismo día las autoridades italianas cortaron el paso a un barco con 75 personas, entre ellas 15 mujeres y tres niños. Por si no me creen, miren la noticia de ese día en SKY TG24, con el título: «Berlusconi en Libia, ‘tolerancia cero’ con los clandestinos».


Es enternecedor ver cómo Berlusconi y Gadafi inauguran trenes y proyectan autopistas juntos. Normal, es que son socios. ¿Cómo? ¿Pero todavía se me asombran? Sí, sí, son socios en Quinta, ¿recuerdan el nombre?, la empresa de la que hablaba antes en la televisión de Túnez.

Esto de los negocios de Berlusconi con Gadafi lo tuve que leer, como todo el mundo, en un diario británico, ‘The Guardian’, porque la prensa italiana guardaba silencio. Una sociedad libia, Lafitrade, controlada por Lafico, de la familia Gadafi, compró el 10% de Quinta Communication, la compañía de producción cinematográfica de Ben Ammar que, como el propio Berlusconi nos contaba en el vídeo que hemos visto, tiene a medias con el primer ministro italiano. ‘The Guardian’ detallaba que el 22% de Quinta es de una sociedad de Fininvest (el imperio audiovisual de Berlusconi) con sede en Luxemburgo. Ben Ammar replicó al día siguiente que Gadafi sólo había entrado en Quinta porque tenía interés en producir películas sobre el mundo árabe. Es todo por amor al arte.

Imagino que si uno puede hacer negocios pide excusas por lo que sea, el pasado colonial o la carabina de Ambrosio. Luego, a firmar, y lo demás son tonterías. En Libia hay contratos millonarios para las empresas italianas. Hacen la autopista de Túnez a Egipto que Berlusconi le regala a Gadafi y exportan gas y petróleo. ¿Conflicto de intereses? No me hagan reír, por favor, esos son conceptos trasnochados. Ya estamos en la política posmoderna de vanguardia. Dejemos ahora Libia para seguir de viaje con Berlusconi, que es más divertido que Willy Fogg.

LECCIÓN NÚMERO 4

Al cabo de dos meses Berlusconi se fue a Rusia a ver a Putin, pero en una visita “estrictamente privada” de tres días. A hablar de sus cosas, se entiende, y fue muy gracioso ver al ministro de Asuntos Exteriores, el hierático y mortalmente aburrido Franco Frattini hacer cabriolas para intentar explicar, sin tener ni idea, qué es lo que iba a hacer el jefe por allí. No era un viaje oficial, pero por lo que trascendió después habló con Putin de negocios. De energía, de producción de coches,… y quién sabe de qué más. Pero no hay que ser susceptible, es de todos conocido que Putin es una especie de príncipe de la democracia. Berlusconi siempre le saca la cara, siguiendo su máxima sagrada de decir al cliente lo que quiere oír, incluso exagerando, aun corriendo el riesgo de que al propio interesado le entre la risa.

Por ejemplo, en noviembre de 2003, cuando siendo presidente de turno de la UE, Berlusconi definió «leyendas» las violaciones de derechos humanos en Chechenia. «Es la prensa que, como en Italia, distorsiona los hechos», explicó. O en 2008, con su célebre reacción a la pregunta incómoda a Putin de una periodista rusa: simuló que la ametrallaba (vena la foto). Claro, si piensa que lo de Chechenia son leyendas, tampoco sabrá que en los últimos diez años han sido asesinados en Rusia más de 200 periodistas. Entre ellos una tal Anna Politkovskaja, que entre otras cosas denunció las barbaridades rusas en Chechenia. O a lo peor si lo sabe…

Pero no nos distraigamos, estábamos en su último viaje a Rusia. Fue todo tan misterioso que al volver se produjo un asombroso fenómeno atmosférico. Berlusconi plantó el consejo de ministros porque, se dijo oficialmente, estaba bloqueado en San Petersburgo por una tormenta de nieve. Era una trola como una casa y le cazaron enseguida: en San Petersburgo había cielo cubierto y cinco grados, pero no nevaba. Al cabo de un rato resulta que estaba comiendo con Putin y por la tarde se fotografió a los mandos de un jet anfibio ruso, Beriev be-200, que le produjo la siguiente reflexión: “Da un extraordinario sentido de poder”. Al final del día el portavoz ruso, que ignoraba la trola de Berlusconi, informó tranquilamente que Putin y Berlusconi habían pasado el día juntos. Menuda empanada entre lo público y privado. Pero bastante peor fue, un mes después, en Bielorrusia.

LECCIÓN NÚMERO 5

Sí, Bielorrusia, efectivamente, el país del último dictador europeo, Alexander Lukashenko (chico de la foto), a quien no visita nadie desde que llegó al poder en 1994. Pues para allá que se fue Berlusconi, siempre batiendo marcas. Y vaya que si las batió. Lean esta declaración de amor a Lukashenko: “Muchas felicidades a usted y a su Gobierno. Y a su gente, que sé que le ama, lo demuestran los resultados de las elecciones, que están a la vista de todos, que nosotros conocemos y apreciamos”. Nuestro héroe se refiere a las tres elecciones que ha ganado de calle (82% de los votos en 2006) gracias a fraudes monumentales, según ha denunciado la OSCE. Pero eso da igual, recuerden que esto es como la televenta.

De todos modos hay que entender la simpatía de Berlusconi por estos personajes. Lukashenko se hace llamar por sus ciudadanos ‘El Padre’ (Bathka), ha eliminado la prensa independiente, mantiene la pena de muerte y castiga con la cárcel cualquier crítica.

Se preguntarán qué se le ha perdido a Berlusconi en Bielorrusia. Pues no se sabe. Pero se volvió con un montón de papeles de archivos del KGB. En teoría, de los italianos desaparecidos en Rusia en la Segunda Guerra Mundial. Aunque en Italia a veces aparecen viejos documentos del KGB para acusar a dirigentes de la izquierda de supuestas conspiraciones en el pasado a sueldo de los servicios secretos soviéticos. Y por otro lado, Berlusconi anunció: “Ahora podemos dar inicio a relaciones industriales y económicas”. Hasta entonces Lukashenko sólo había recibido a Gadafi, Chávez o Ahmadinejad.

EPÍLOGO

Este año ha comenzado, como decíamos al principio, con el memorable viaje a Israel y los Territorios Ocupados, pero seguramente nos deparará nuevas lecciones de diplomacia. Como hace poco, cuando recibió al primer ministro albanés, Sali Berisha, y dijo que los inmigrantes ilegales no son bienvenidos, pero “se puede hacer alguna excepción con las chicas guapas”. El show debe continuar.

Pero fuera de bromas, hagamos una reflexión ecuánime. Como comentaba con el amigo de Jerusalén, Berlusconi es quien realmente está haciendo hoy una auténtica diplomacia: cínica, egoísta, amoral y sin prejuicios, pero encima a la vista de todo el mundo. Se tutea con personalidades de dudosa reputación y les hace la pelota, pero sabe lo que hace.

Primero, es esa cosa tan italiana de hacer un favor, pero para venderlo: que te deban un favor. A Berlusconi, un millonario que se mueve con el mundo con una cartera llena de billetes para lo que sea, todos estos personajes le deben algo. Segundo, y consecuencia del primer punto, Berlusconi atesora el potencial de convertirse en otra figura italiana fundamental, el mediador. Cuando hay movida con estos países raros -como en conflicto de ahora entre Libia y Suiza-, Berlusconi es de los pocos a los que cogen el teléfono y se presenta a arreglar las cosas. Acumulando más favores y ganando el prestigio que se supone que pierde con su particular sentido de la diplomacia. Digo se supone porque, en realidad, todos los líderes occidentales y de la UE se comportan con él como hace él con los impresentables del escenario internacional: le ríen las gracias y hacen como que no pasa nada. También reina la hipocresía, aunque a niveles normales. Berlusconi, en definitiva, nunca pierde.

Se debe al talento italiano para moverse en las zonas grises. Paradójicamente, los italianos se desenvuelven muy bien donde hay reglas, porque todo se convierte en un juego y saben aprovecharlas a su favor. Y se habla hasta con el diablo. Es esa obsesión no de no cerrarse ninguna puerta, porque nunca se sabe por dónde se puede salir ganando.

En fin, terminemos estas lecciones de diplomacia y alta política con ‘L’arte de arrangiarse’ (El arte de apañarse, Luigi Zampa, 1954):


Sinopsis: En esta divertidísima y didáctica película el protagonista, Sasá Scimoni, se va transformando camaleónicamente en fascista, comunista o lo que toque cada año, al sol que más caliente, con tal de trepar. Y encierra una conclusión visionaria. Scimoni sale de la cárcel por mangante en plena campaña electoral y reflexiona: «En un momento comprendí cuál era mi verdadera vocación. Nada de inscribirse a un partido, tenía que fundar yo uno. Y ahora podía, porque había estado en la cárcel. Era una víctima».

Mítin berlusconiano: «¡Estas muñecas, que han conocido el frío acero de las esposas… (Aplausos) Lo sabía, queridos amigos, viendo vuestras caras orgullosas y viriles (travelling con los caretos del respetable), que también vosotros habéis padecido en las galeras patrias, víctima de vuestros ideales! ¿A quién pediré el voto? ¡No lo pediré a los burgueses con pantuflas, ni a los santurrones (besapilas) hipócritas, ni a los que reniegan de la patria, sino a los hombres de corazón y de hígado sano, a vosotros, a los hombres que han sabido vivir en el peligro! ¡También yo he sufrido por mis ideales! ¡He sido calumniado y condenado, víctima de los regímenes de la pluto-democracia!».

Luego, epílogo: «No fui elegido, sólo 112 votos. Pero qué importa. Lo esencial en la vida es hacerse conocer, y además me quedé con la camioneta…» Y se le ve disfrazado de tirolés -con el acento de Ratzinger, por cierto-, vendiendo cuchillas de afeitar.

FIN

La historia reciente de Italia ha ido exactamente al revés, porque se han perfeccionado los mecanismos de venta. Hoy sabemos que Berlusconi ha superado a este personaje de Sordi del lejano 1954. Empezó de cantante de cruceros y vendiendo escobas eléctricas por las casas, pero ha terminado de primer ministro, donde ha evitado posibles condenas, no como el protagonista de la película, y donde todo se vende que es una maravilla. Es que se lo quitan de las manos, oiga.

Una última frase del maestro Montanelli:

«Berlusconi no tiene ideas, tiene sólo intereses».

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