Siento haber dejado el blog abandonado, pero estoy fuera por trabajo. Primero en Praga, con el Papa, y luego he tenido que hacer la maleta para el Índico por el secuestro del ‘Alakrana’, que todos deseamos que acabe bien y cuanto antes.
Aún así, una pincelada de actualidad. El domingo, el día que salí de Italia, el periódico era un poema. Aunque trágico. En un solo ejemplar, de un solo día, se comprendía bastante de Italia. ¿Recuedan aquel artículo sobre lo imposible, tras el terremoto de Abruzzo? Bueno, estamos más o menos en lo mismo.
1. La tragedia.
Sicilia, ya van 23 muertos por un derrumbe de terreno. Se preveía desde 2007. Nadie hizo nada, claro.
En Italia siete de cada diez municipios corren peligro de derrumbes de terreno, por construcción ilegal sin control en zonas peligrosas, falta de mantenimiento y, en general, pasotismo administrativo. En Sicilia hay 150.000 edificios construidos de forma ilegal.
Las calamidades naturales le cuestan a Italia unos 6.000 millones de euros al año, tapando chapuzas sobre la marcha en emergencias. Caen cuatro gotas y Roma se bloquea, imaginen lo demás.
En Messina, lugar de la catástrofe, es donde quieren construir el farónico puente del Estrecho de Messina, en proyecto desde 2001. Pero de las pequeñeces no se ocupa nadie. Prima la ilegalidad.
Inicio de ‘Le mani sulla città’ (Francesco Rosi, 1963).
Sinopsis: “Ya sé que la ciudad está allí, porque así lo dice el plano regulador, pero nosotros la tenemos que traer de allí a aquí. Esto es zona agrícola y no la pagas nada, 300, 400, pero mañana esta tierra, este mismo metro cuadrado valdrá 60.000, 70.000 o más. Todo depende de nosotros, el 5.000 por ciento de beneficio. Ése es el oro, ¿quién te lo da, el comercio, al porvenir industrial del sur? Sí, invierte el dinero en una fábrica: sindicatos, huelgas,… Me da un infarto con estas cosas. En cambio, ninguna preocupación. Todo beneficio y ningún riesgo. Sólo tenemos que hacer que el ayuntamiento traiga calles, alcantarillas, gas, teléfono…”
2. La ilegalidad.
El Parlamento aprueba el famoso ‘escudo fiscal’. La idea es la siguiente:
-Usted, señor chorizo evasor, que se ha llevado a un paraíso fiscal el dinero negro, falseado de los balances de su empresa, no declarado al fisco, tiene ahora su gran oportunidad. Saque el dinero de Suiza y vuélvalo a meter en Italia, pero legalmente. No le preguntaremos ni el nombre, será anónimo. Sólo le quitaremos un poquito, el cinco por ciento, una nimiedad de los intereses que habrá generado estos años. Se calcula que pueden volver unos 300.000 millones.
-Usted, señor contribuyente honrado, sabemos que se ha fastidiado y ha pagado los impuestos, y que ahora se queda con cara de tonto ante su vecino, el chorizo evasor, que no los ha pagado pero ahora se paseará ante usted con un cochazo nuevo aún más grande. Y eso que según la declaración de la renta lleva años siendo pobre de necesidad. Lo sentimos, pero el Estado está tan mal de dinero que debemos recurrir a esta medida excepcional. Sí, ya sabemos que es la tercera vez en estos años de Berlusconi, pero le prometemos que será la última. Ah, y por favor, siga pagando como hasta ahora.
-Noticia pequeñita alusiva: la presión fiscal en Italia ha aumentado hasta el 45,8%, nuevo récord histórico. Aunque con esos impuestos nadie se preocupa de evitar tragedias como la de Sicilia.
3. Los impuestos.
Coincide con el escudo fiscal la regularización excepcional de inmigrantes ilegales, aunque sólo de trabajadores de hogar y asistentes de enfermos. Se calculaba que saldrían a la luz 700.000 personas que ahora son ilegales. Sorpresa: han aparecido mucho menos de la mitad, 260.000. Un fracaso. ¿Por qué? ¿Cómo que por qué? Muchos italianos no quieren pagar impuestos. Toda esa otra mitad de inmigrantes seguirá siendo ilegal, limpiando las casas de esos italianos. Quizá de los mismos que luego protestan del descontrol de la inmigración ilegal.
La regularización, burocráticamente demencial, como todo, exigía el pago de 500 euros por parte de la persona que da el trabajo . Luego, obviamente, una vez legalizado el empleado, el pago mensual de la cuota de la seguridad social. A muchos italianos no les apetece. En Milán ha salido a la luz el caso de una señora boliviana que trabaja en trece casas y ninguna quería hacerle los papeles.
No sólo eso. Hay quien ha aprovechado para hacer negocio, porque para un inmigrante obtener los papeles es el sueño de una vida, después de años en negro evitando el metro para que no le pidan la documentación y le manden a casa. A través de emigrantes y asistentas de conocidos he sabido de cómo se ha desarrollado la picaresca en algunos casos. Uno, le piden a la chica que pague ella los 500 euros, aunque sea casi su sueldo. Dos, le piden los 500 euros más una comisioncita por el favor: 600, 700 euros… depende de lo hijos de puta que sean. Tres: le hacen pagar los 500 euros y las cuotas de la seguridad social de ahora en adelante.
Con este país no hay manera, y de los políticos, del Parlamento, no se puede esperar demasiado.
4. El Parlamento.
No crean que lo del escudo fiscal que explicábamos antes no ha causado indignación. La gente está que trina. Bueno, muchos de los que han votado a Berlusconi no, porque lo han votado porque hace cosas fantásticas como esa. Pero muchos otros sí, y no digamos los que no le han votado.
La oposición, como es natural, se ha hecho eco del malestar social y ha plantado dura batalla. Llevaba semanas dando la matraca. No sólo con críticas y declaraciones, sino también con originales iniciativas, como aparecer vestidos de mafiosos en el Parlamento (Antonio Di Pietro, chico de la foto), exhibir carteles, manifestarse para pedir al presidente de la República que no firme la ley… Pero resulta que era mucho más fácil que todo eso: bastaba ir al Parlamento y votar en contra. La ley ha pasado por veinte votos. Y faltaban 29 diputados de la oposición: 22 del PD, seis de UDC y uno de Italia dei Valori, de Di Pietro. El PD alega que once estaban enfermos. Tres estaban en Madrid en un congreso trascendental, llamado Global Progress Conference, de la Fundación Ideas. La Binetti -la de los cilicios- estaba en el 150 aniversario de la Cruz Roja. Todo esto en un PD sin líder, dedicado a las peleas internas por pillar el puesto en un congreso a final de mes que no le interesa a nadie.
Lo de Berlusconi es que es una dictadura ¿verdad?
A todo esto el ‘Corriere’ sacaba un estudio el día anterior sobre la actividad del Parlamento: en año y medio de legislatura han redactado ¡¡¡15 leyes!!! Aunque entre ellas hay algunas de envergadura como la que impulsa la valorización de la Abadía de la Santissima Trinità de Cava de’ Tirreni y otra sobre la candidatura de Italia para organizar el mundial de rugby.
Todas las demás llegan directamente del Gobierno. Media de horario laboral de sus señorías, que cobran hasta 12.000 euros: 16 horas a la semana los diputados y 9 los senadores. La mayoría llegan el martes y se van el jueves. Eso si van.
Y vean, vean qué asombrosa panda de iletrados:
5. Otros asuntos (para darle algo de sentido al cuadro general, siempre del mismo día):
-Un ladrón de 26 años que entró a robar en una casa de Albano Laziale, en Roma, no resistió a encender el ordenador y conectarse a Facebook para hablar con los colegas. Los datos que ha dejado han permitido detenerle sin dificultad.
-La autopista A-14, en Marche, fue cerrada la otra noche. Hubo una persecución con tiros de una patrulla de seguridad y tres coches de maleantes (robados), que intentaban asaltar un furgón blindado. Los malos huyeron de forma ingeniosa: quemaron los tres coches en un túnel y les recogió un camión cómplice aparcado en las cercanías.
-En Portofino, pueblo precioso y pijo, hay movida con las elecciones municipales. El nuevo alcalde ganó por cuatro votos, pero hay una denuncia porque votaron ocho electores ciegos. O según la jerga empleada en el recurso, ‘hipovidentes’ . No se sabía que en Portofino hubiera tantos ciegos. Están bajo sospecha, porque dada su condición fueron acompañados a la cabina por una persona. Es decir, se sospecha que su voto fue comprado y así el acompañante podía verificar la papeleta. El indicio es que los ocho presentaron un certificado médico de ceguera firmado por el mismo médico: un hermano de un concejal de la lista vencedora.
En fin, todo esto fue en un día, el sábado. Luego ha habido una gran manifestación contra Berlusconi por la libertad de prensa, una sentencia le ha declarado “co-responsable” de corrupción -mejor no entren en consideraciones de si esto es normal y debería dimitir como primer ministro porque es perder el tiempo- y mañana o pasado el Constitucional decide si le quita la inmunidad o no. El ambiente está cargadísimo.
Ah, y ni una palabra y silencio general sobre el tema más grave que se recuerda en los últimos años.
Definitivamente, a veces se está mejor fuera de Italia.
Perdonen las molestias y hasta pronto.