Aquí no gana uno para sustos, que ayer hubo otro terremoto y en mi casa se movían los muebles. Pero casi acongoja más lo de nuestro hombre. Siento volver a él, porque además de la televisión italiana me está monopolizando el blog, pero se impone en la actualidad por méritos propios. Ya habrán visto que la peli que poníamos el otro día, ‘In nome del popolo italiano’, resultó profética: el tal Giampaolo Tarantini, el empresario de Bari acusado de suministrar las chicas a Berlusconi, es sospechoso de dedicarse a lo mismo que el personaje de Gassman. Si es que aquí no hay nada nuevo. Les supongo enterados del argumento básico del nuevo culebrón, así que me centraré en los detalles, que son encantadores y no suelen entrar en las noticias porque no hay sitio para todas las tonterías. Paradójicamente, sirven para comprender de un vistazo el conjunto. Su abundancia se debe, no tanto a la prensa, como a la descacharrante Justicia italiana, que filtra en tiempo real sus pesquisas e interrogatorios. Es comprensible, porque es posible que luego la investigación de Bari se quede en nada y hay que aprovechar antes.
Detallitos son, por ejemplo, los que tiene Berlusconi con sus chicas. Dicen que hay por ahí una flotilla de minis rojos, el coche que regala al escalafón medio de la corte de mamachichos. Ahora cada vez que te cruzas con uno en la calle es inevitable mirar dentro. Pero lo mejor son las dádivas asignadas en la categoría de principiantes, esos collares que diseña él mismo, o eso dice, aunque resulta totalmente verosímil dado su aspecto. Son de dos tipos: tortuguitas o maripositas. Algo significativo, porque revela su talento para el camelo, es que a cada chica le jura que es un regalo especial, pero los encarga en serie y por toneladas desde hace años. Igual que los retratos firmados. En una conversación telefónica dos de estas chicas se indignaban porque habían visto uno igual que el suyo en casa de Noemi Letizia, y eso que les dijo que era personal. Increíble, les había mentido. A lo mejor no se lo esperaban de un primer ministro. De todos modos el collar de Noemi era de seis mil euros y parece de una categoría distinta, quizá la Sub-21, pero es que era la hija de unos viejos amigos.
La primera chica que aparece en escena y lo cuenta todo es la tal Barbara D’Addario, 42 años. Ahí la tienen en un calendario 2004 (sí, sí, es la misma chica de la publicidad electoral de arriba, aunque quizá habría tenido más votos así). Es un poco cabeza loca, apasionada de magia y sostiene haber sido ayudante de David Copperfield, a quien habría conocido en una convención suiza. A mí lo que me interesa de estos personajes es que, a medida que salen detalles de sus biografías, se descubren vidas novelescas y azarosas, no como la de uno. D’Addario es ‘escort’ (no el Ford, sino prostituta de lujo, que es un palabro que ahora descubro) y tan pronto aparece en galas regionales cutres como está con un jeque en Dubai o en un casino de Montenegro. Realmente es gente que ha hecho de todo para sobrevivir. En el culebrón aflora humanidad a raudales.
Recordemos cómo eran los burdeles que recuerda Fellini en ‘Roma’ (1972), cerrados en 1958 con la famosa ley Merlin.
Pero el móvil último de Patrizia D’Addario es esa obsesión suya por que le den el permiso para construir un hotelito en un terreno familiar de Bari. Hasta dice que su padre se suicidó por eso. ¿Qué hacer? Lo normal, pastelear con políticos. Lo primero que hizo es lo que se le ocurriría a cualquiera, presentarse con Mastella (tenemos pendiente hablar de él). Pero nada. Parece que daba la tabarra con su proyecto inmobiliario a quien se le ponía a tiro y, al final, su ocasión de oro fue Berlusconi. Asegura que le prometió «desbloquear el procedimiento» enviando dos personas de confianza a Bari y por eso se habría ido con él a la cama -«a la cama grande», ha aclarado-. También por eso, porque no hizo nada, ha decidido vengarse. De todos modos tuvieron el detallito de colocarla en la lista municipal ‘Puglia prima di tutto’ (Puglia antes que nada). Los responsables del PDL dicen que es mentira, pero es peor el remedio que la enfermedad: aseguran que pasó un día por la oficina, dejó el currículum y ya está, la metieron en las listas. Explican que no tenían a nadie para la cuota femenina. Ya ven cómo se hacen algunas listas electorales.
La segunda chica es una tal Barbara Montereale, 23 años. Lo mejor de todo es que cuenta vida y milagros de las fiestas de Berlusconi, pero pensando que le hace un favor, porque es berlusconiana a muerte, según subraya en todas las entrevistas. Del mismo modo ha relatado que al aparecer en la prensa su novio la infló a mamporros y casi le rompe la mandíbula, porque pensó que era puta. Pero en vez de denunciarlo lo contó con toda naturalidad, explicando que es celoso. Claro, tiene un tatuaje en el brazo que dice ‘Equivocarse es sufrir’. Barbara se define ‘ragazza imagine’, otro oficio fascinante, aunque en esta foto de granjera que ponemos debía de estar en horas bajas. Ha sido ‘billionerina’ -azafata de la discoteca ‘Billionaire’ de Briatore en Cerdeña- y, como Noemi, aspiró a ‘meteorina’ –las chicas del tiempo de Fede que ya describimos en el culebrón Noemi-. Fede lo negó, pero anteayer se acordó de ella -hay fotos de ellos juntos- y le ha dicho que le llame cuando quiera, que le guarda el puesto. Resumiendo, que Barbara al final metió el pie en las fiestas de Berlusconi y sacó 10.000 euros haciendo pucheritos:
«Fue muy dulce, como un padre. Le conté que había perdido a mis padres y mi hija no estaba bien. Que no conseguía salir adelante sola. Me dio un beso en la frente y antes de irme me dio un sobre. Fue un gesto bellísimo. Y lo juro sobre mi hija, no tuve con él ninguna relación sexual. Puedo sólo decir que Tarantini nos decía que para quien fuera con el presidente había sobre con una cifra a elegir».
Barbara también acabó en la lista ‘Puglia prima di tutto’.
Vamos con el tercer personaje. Desde hace unos días serpenteaba entre los párrafos de las noticias, medio oculto, un transexual llamado Manila. Como pueden ver, aquí a la derecha de sus pantallas, también tiene su calendario. Se le citaba en los papeles de la Fiscalía de Bari como alguien metido en eso de mover chicas. Era cuestión de tiempo que saliera a la palestra y ayer, por fin, también apareció con su entrevista. Les advierto que cada vez bajamos más en las catacumbas del imperio. Manila, de 27 años declarados, se define ‘talent scout’ (buscador de talentos) y se considera una creadora de tendencias de Teleregione, cadena de Puglia, donde hace ‘realities’, copias de los de las grandes cadenas. Si los originales ya son malos imaginen la imitación de provincias. Pero su análisis es agudo, aunque le fastidia que a ella nunca le hayaninvitado a las fiestas de Berlusconi. Lean, lean:
«Los chicos y las chicas que frecuentan mis programas vienen a mí con una esperanza. Al menos unas cincuenta chicas que han pasado por aquí después han llegado a ‘Uomini e donne’, ‘Amici’, al ‘casting’ del ‘Grande Fratello’ o de ‘L’Isola dei famosi’. (…) Evidentemente, alguien se ha dado cuenta de que en torno a Manila (habla en tercera persona, como el Papa o los futbolistas) hay un vivero fértil de personas que quieren triunfar. Y ha pensado que los podía proponer a personas importantes».
Dice que también le propusieron entrar en la lista ‘Puglia prima di tutto’. Rechazó la invitación, porque le parecía una caricatura. Al fin alguien con sentido de Estado.
Un último personaje que ha aparecido de refilón es Licia Ronzulli, que según el testimonio de Barbara Montereale recibía a las chicas y organizaba «la logística» de Villa Certosa. Pues resulta que es toda una eurodiputada del PDL, una de esas que causó cierto revuelo por ser incluida en las últimas listas sin saber por qué. Se dijo que era por su impecable perfil de voluntaria en Bangladesh, pero ya ven que ha acabado reciclada en regulador vial de los convoyes de mamachichos. Ha replicado diciendo que cuando es invitada a Cerdeña -«con mi marido», detalla- colabora en la acogida de los invitados.
Fellini, de todos modos, ya especificaba luego en ‘Roma’ que, como en todo, había clases, y que existían otros lupanares de más nivel, donde de repente podía aparecer una personalidad importante y todos a contener la respiración:
Las veladas descritas por estas chicas lenguaraces son increíbles porque parecen estar destinadas a hacer creer a Berlusconi que van todas allí en peregrinación porque es el más guapo, el más simpático, el más gracioso y el más sexy. Y él aún se siente en la obligación de seducirlas con sus encantos. Champán, pizza, helado. En Villa Certosa, coreografías de rubias con morenas. Chicas de países del Este vestidas de Papa Noel. Paseo en cochecito de golf por los jardines de cactus y el volcán con efectos pirotécnicos. Y, por supuesto, canciones napolitanas con Apicella, el ex-aparcacoches reciclado en guitarrista personal del ‘Cavaliere’. Aquí les vemos en un recital en el mítico anfiteatro de la misma Villa Certosa:
En estas imágenes se ve que Berlusconi lo vive, se ve esa espontaneidad que lo hace tan simpático, ese deshacerse por sus invitados y que hace creer realmente que puede pecar de ingenuo. Mira que no saber distinguir una prostituta cuando se la meten en casa, porque eso es lo que ha dicho. Menudo chasco se habrá llevado. Él pensando que había triunfado con la D’Addario como un campeón a la segunda noche de verla y con sólo charlar un rato. Qué ingrato es el poder.
En las imágenes, en fin, se comprende que Berlusconi lleva en la sangre su origen como cantante de cruceros. Es el estilo que impregna su modo de ser, la política cabaretera. Entonces hasta tenía tupé, como demuestra esta foto de época de la izquierda. Y es precisamente en aquellos cruceros primordiales donde se halla una clave esencial, un nodo neurálgico del devenir futuro, porque, y me parece que esto aún no lo he contado, en la misma nave donde actuaba Berlusconi -con Fedele Confalonieri, actual presidente de las televisiones del magnate, al piano- en otro piso estaba en escena ¡¡¡¡¡nuestro héroe Fantozzi!!!!! Como lo oyen, en el mismo barco el destino unió el yin y el yan, el triunfador y el perdedor, el megadirector galáctico natural y el más bajo subordinado inferior. En efecto, el genial Paolo Villaggio, genovés, también empezó con espectáculos en los barcos de placer. Y en otra sala a veces actuaba Fabrizio de André. Villaggio dice que Berlusconi, como cantante, era buenísimo. Pero ya sabemos cómo acabó Fantozzi, haciendo horas extras de noche para cubrir al jefe máximo, el Duca Conte Semenzara, cuando se iba de putas y llamaba su mujer:
Es el inicio de ‘Il secondo tragico Fantozzi’ (1976, Luciano Salce).
Volviendo a lo nuestro, y como descargo, yo creo que Berlusconi ha sido víctima de un trágico equívoco. Como ha dicho su abogado, Niccolò Ghedini, si alguien ha pagado a las chicas a espaldas de su cliente él sólo sería, en todo caso, «el utilizador final», un concepto absoluto, como el Gran Timonel. Y en cualquier caso, su cliente «no necesita que nadie le lleve mujeres, puede tener grandes cantidades gratis». Le faltó decir ‘cargamentos’ o algo así. En fin, que yo creo que si alguien pagó a las muchachas no fue para que mantuviera relaciones sexuales con el primer ministro, sino para la parte más dura de estas ceremonias de autoexaltación del líder, después de sus chistes: tragarse una hora de vídeos de Berlusconi. Dos mil euros, la cifra que se maneja como tarifa estándar, me parece poco. Según han contado las chicas, les ponía imágenes de sus visitas a la Casa Blanca y al final, todas a cantar, en coro, con los brazos en alto y cogidas de la mano, el himno oficioso ‘Meno male che Silvio c’e’ (‘Menos mal que tenemos a Silvio’). No se descarta que hubiera también mecheros encendidos. Desde luego este señor está muy mal, tiene razón su mujer. ¿Recuerdan aquellas frases majaras que se escribía solo en un folio («Soy el presidente número uno,…»)?
Estas son historias deprimentes de chicas con vida difícil. El ambiente de las fiestas es declaradamente decadente. Y lo más llamativo y que no deja de asombrarme, aunque no deja de ser un consuelo para los que no somos millonarios, es que no hay una que esté realmente buena. Son todas del montón, de Noemi para arriba. Por eso estarán doblemente cabreados los políticos de toda la vida que han sido dejados fuera de las listas con el argumento decisivo de que no tienen tetas, como le dijo el coordinador nacional del PDL, Denis Verdini a Marcello Vernola, según el relato de éste. Es un europarlamentario apartado de las candidaturas y que se ha pasado a la UDC. Hay mucho resentimiento interno. Además mientras tanto Berlusconi, defensor de la familia y que en esos días aprobaba una ley para endurecer la lucha a la prostitución, ordenaba cubrir el seno de la reproducción del Tièpolo de la sala de prensa del palacio presidencial. Ahí vemos el detallito, antes y después, con la ministra Carfagna, la fulgurante chica de los calendarios, impulsora de la ley. La ley, por cierto, que está aún en trámite, es la primera desde la Merlin de 1958 que citábamos antes y acabó con aquel mundo felliniano.
No se entiende nada, la verdad, de si están a favor o en contra de los pechos. En este sentido, ha sido útil e interesante una entrevista de ‘La Stampa’ a Stefania Ariosto, la mujer que frecuentaba asiduamente el círculo berlusconiano en los ochenta, sus fiestas de lujo y vacaciones en velero, y que un día, nunca se ha averiguado por qué, empezó a contar lo que sabía sobre cuentas suizas y demás. De su testimonio salieron los procesos SME, IMI-SIR y Lodo Mondadori contra Berlusconi y compañía. Fueron célebres sus descripciones de la casa de Cesare Previti, abogado y hombre de confianza de Berlusconi, con una bañera llena de langostas y una escultura en forma de falo. La Ariosto conoce muy bien el percal. Vean estos fragmentos de la entrevista:
-¿Se imaginaba que se llegaría a esto?
-Algunos comportamientos de Berlusconi simplemente se han acentuado. Yo entonces fui marcada como peligrosa porque osé rebelarme, contar lo que sabía. Y sobre todo no adhería a su comportamiento, a una cierta arrogancia que se sanaba sólo con el dinero. También yo recibí dinero, pero intenté siempre corresponder a Verónica. (…)
-¿También usted recibió pulseras y collares?
-Sí. Eran los regalos típicos de Berlusconi, un comportamiento en realidad de desprecio por las mujeres. Él tiende a comprar todo.
-¿No son gestos de galantería?
-No, son formas visibles de poder. Berlusconi adora la visibilidad, si no no se explica cómo ha podido ocurrir esto. ¿Cómo entra una prostituta en su casa y graba todo? Tenía la posibilidad de hacer sus cosas en privado, pero él no goza si no hay una representación externa de lo que hace. Y así se arriesga a un chantaje.
-¿Cuando lo frecuentaba era distinto?
-No era así. Esta acentuación del exhibicionismo sexual creo que se debe a la senilidad y a la intervención quirúrgica, que le ha afectado mucho.
-¿Quién es Berlusconi en privado?
-Es un hombre generosísimo, esto está fuera de discusión, pero sus regalos tienen más que ver con un sutil ejercicio del poder. Berlusconi no ama las mujeres, es un embustero.
-¿Se esperaba la D’Addario y sus amigas a Palazzo Grazioli y Villa Certosa?
-El uso de ‘escort’ o ‘ragazze imagine’ es un modo de hacer muy milanés. A menudo para hacer negocios se llevan estas chicas, que son bien adoctrinadas. En esta historia a Berlusconi le absuelvo, su culpa es haberse fiado de ese tipo, Tarantini. (…) En el fondo es una historia triste y él ya me da un poco de pena.