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Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

Lui (15): culebrón Noemi

Bueno, prepárense que había mucho material pendiente y me ha salido un poco largo. Como adelantábamos el otro día, por fin se ha votado, Berlusconi ha sacado el 35% de los votos -aunque él esperaba al menos el 40%- y una mayoría relativa de los italianos ha expresado que le importa un pimiento el culebrón de Noemi. Me imagino que ahora el asunto irá apagándose poco a poco.

Habrán notado que hemos seguido el asunto de lejos. Es que era muy cansado, un enorme esfuerzo mediático con nuevos personajes cada día y detalles cada vez más cutrones, y todo para llegar a una asombrosa conclusión: Berlusconi ha mentido. Vaya notición, paren las máquinas. Supongamos que es verdad, porque tiene toda la pinta. Berlusconi ha mentido… ¿y? Hace años que Italia dejó atrás esa señal de alarma.

Ha sido enternecedor ver a ‘Repubblica’ en su cruzada como si Italia fuera un país anglosajón o al menos normal y como si con una mentirijilla de un cargo público se rasgara la cúpula del Parlamento. Si así fuera, en Italia las sesiones serían al aire libre todo el año. De todos modos, estoy a favor de las causas perdidas y ‘Repubblica’ tenía razón. Bastaba que Berlusconi hubiera replicado que su vida privada era asunto suyo y se habría acabado la cuestión, pero acostumbrado como está a la impunidad y a decir lo primero que se le pasa por la cabeza empezó a decir cada día una cosa distinta sobre su extraña relación. Era legítimo dar caña, aunque él ni pisa el Parlamento -y eso que prometió dar explicaciones en la cámara- y sólo habla en sus programas de la tele. Con Bruno Vespa en ‘Porta a porta’ ha sido increíble: cómo sufrió el pobre Bruno al tener que preguntarle tímidamente por Noemi para que el magnate dijera lo que quisiera. A los veinte minutos de programa, pasado el mal trago, ya estaba todo contento preguntándole por la gran cuestión política de Kaká.

Otro punto de interés era el hecho de que Noemi era menor, aunque nadie se ha preocupado de explicar que perfectamente tiene derecho a unas relaciones si son consentidas. Este tema se ha jugado en realidad no en el campo penal, sino en el melindroso terreno del decoro, la tradición y las buenas costumbres, como en una comedia a la italiana, y el gran debate de fondo ha sido si Noemi era virgen o no. Ella proclamó que sí -habló de «la fatídica primera vez»-, su ex-novio lo confirmó y su padre lo repitió varias veces: «Mia figlia è illibata, ricordatevi questa parola, illibata!» (¡Mi hija es virgen, acordáos de esta palabra ‘virgen’!). La palabra en sí, ‘illibata’, del verbo ‘libar’, una que no ha sido libada, es antigua, como de romancero medieval, pero es que ésa es la atmósfera temporal del folletín. Italia para estos temas no sale del pasado. Es como el fantástico tráiler de canto de juglar de ‘Sedotta e abbandonata’ (Seducida y abandonada, 1964), obra maestra del gran Pietro Germi, sobre los raptos pactados en familia para arreglar bodas y salvar el honor.


El caso Noemi cobró mayor interés cuando se supo que había fotos por ahí, pues quizá demostraban alguna mentira más de Berlusconi, y se añadió otro dato, el del uso de aviones de Estado para fines privados, el único realmente relevante, aunque sea poca cosa para un elemento como ‘il Cavaliere’, cuyo listón de tropelías está colocado a alturas interestelares. Sin embargo ahí se desinfló todo. Ahora sabemos por qué las fotos de la villa de Berlusconi estuvieron meses rulando por las redacciones italianas sin que nadie las publicara: no se veía nada. Pero menos mal que un diario español se lanzó a ello. Dios mío, qué bomba informativa el pene de un ex-primer ministro checo que pasaba por allí, el tal Topolanek. Por cierto que también le ha ido fenomenal en las elecciones europeas. Y qué escándalo, gente tomando el sol ¡desnuda! ¡en una piscina privada! ¡en verano! Menos mal que en una imagen aparece Berlusconi que va a por unos aperitivos, que si no podría ser una urbanización de Oropesa. Me supongo que en ‘Interviú’ y en la prensa mojigata de derechas, que se rasga las vestiduras por los atentados a las buenas costumbres, estarán indignados con ‘El País’, qué manera de meterse en su terreno.

Además ha sido contraproducente: en vez de generar indignación han causado envidia. Este fin de semana he estado en España y la gente no hacía más que darte codazos: «¡Qué tío este Berlusconi, es un crack! ¿Has visto las fotos?». El modelo televisivo creado por Berlusconi y la inercia de Internet, que está contagiado como un virus pernicioso a los diarios impresos, nos ha hecho a todos tan mirones que ya no vemos las cosas: estas fotos son una vergüenza. Yo todavía estoy buscando dónde está la noticia, porque a lo mejor hay alguna tía con tres pechos o algo así, esas primicias que ahora atraen visitas en las ediciones digitales. En este blog no hacemos precisamente la pelota a Berlusconi, como ustedes saben, pero en privado que haga lo que quiera. A mí como si se opera, cosa que ya hace con asiduidad. Con Berlusconi parece que vale todo y hay que tener mucho cuidado con eso, porque le da argumentos. Nadie habría publicado unas fotos así de Sarkozy, Brown, Zapatero o Angela Merkel en su casa, con sus invitados y en sus vacaciones.

En realidad, lo más interesante del culebrón son otros matices sociológicos. No sé si lo han seguido, han logrado comprenderlo o ni siquiera si les interesa, pero se lo resumo por sentido del deber. Los enterados pueden saltarse los dos siguientes párrafos. El pasado 28 de abril el primer ministro aparece en la puesta de largo de una joven en un restaurante de bodorrios perdido en las afueras de Nápoles. Aunque suene raro, son estas cosas extrañas que hace Berlusconi de asistir a todo tipo de saraos. A los dos días su mujer, Veronica Lario (en la foto, con cara amargada como siempre), saltó indignada: su marido no había ido nunca a los cumpleaños de los 18 años de sus hijos y le tiene que ver en el de una desconocida. Por otro lado, lamentó que su marido proyectara llenar las listas electorales de las europeas de azafatas y modelos sin oficio ni beneficio: «basura política». Se refería a las quinielas de las candidatas del PDL: una ex concursante de ‘Gran Hermano 3’; una actriz del culebrón histórico ‘Elisa di Rivombrosa’; una intérprete de la décima temporada de ‘Incantessimo’, serie de sobremesa; una chica florero de la RAI… En total unas treinta que participaron en un seminario del PDL para preparar a los candidatos. Les daban un ‘kit’ de fichas para que supieran al menos qué era la OTAN. Tras el escándalo hubo contraorden.

Veronica Lario añadió que su marido «no está bien» -frase ambigua que se ha interpretado en muchos sentidos, todos adictivos- y que «frecuenta menores». Remató diciendo que era una vergüenza ver a estas chicas como «vírgenes que se ofrecen al dragón para conseguir el éxito, la notoriedad y el crecimiento económico». Desde ese momento, aireando las vergüenzas conyugales, Veronica Lario se convertía en líder de la oposición, si por eso se entiende quien le canta las verdades al primer ministro. Luego todo se lió: Berlusconi que cada día contaba una explicación distinta de la historia -con unas presuntas fotos muy formales de la fiesta, con los padres de ella, que parecen trucadas (juzguen, aquí arriba)-, Noemi que decía otra, sus padres otra diferente y el ex-novio una totalmente diversa. Luego apareció hasta un tía de la familia y la prensa berlusconiana contraatacó diciendo que Veronica Lario tiene un rollo con su guardaespaldas.

No es nada nuevo. Que Berlusconi anda con tías se sabe desde hace años y ya hemos hablado de ello en este blog. Hay fotos mucho más fuertes que las últimas, pagaran lo que pagaran por la exclusiva. Es más, el poder, las mujeres y las juergas en Italia siempre han ido unidos, aunque hasta ahora al menos había un velo de hipocresía, era todo más democristiano, más de toda la vida. Veamos esta magistral escena de una fiesta en ‘Il divo’ (2008), la estupenda película sobre Giulio Andreotti de Paolo Sorrentino, uno de los directores de más talento de su generación.


Sin embargo ahora estamos en plena posmodernidad de nuevos ricos. Ya hemos explicado que Berlusconi se hace un lío con lo público y lo privado, y en eso es totalmente coherente. En lo privado se parece a su televisión, lo más público que hay. Su villa de Cerdeña es como un plató: azafatas, topless, diversión, discoteca, platos de cocina, puestos de helados, decorados, un falso anfiteatro romano para actuaciones y un volcán de mentira con erupciones de pega. Aire festivo y optimismo de relaciones públicas.

Esta mentalidad se ha impuesto en toda Italia, tras dos décadas de monopolio de televisión berlusconiana. Italia es como un gran plató televisivo. Cuando hemos insistido en el blog con la chica de Alitalia, las azafatas y el machismo sociológico no es por diversión, que también, sino porque refleja la atmósfera que se respira en el país. Ser ‘velina’ (azafata televisiva) o ‘miss’ es el gran ascensor social al que muchas adolescentes quieren subir desesperadamente. Esto siempre ha sido así: Sophia Loren, Gina Lollobrigida, Silvana Mangano, Lucia Bosé y muchas otras se dieron a conocer de este modo. Pero eran de otra pasta y la ventana era el cine, bastante más exigente, no la televisión. Y menos la televisión de Berlusconi.

El cine italiano, tan anestesiado y alejado de la realidad en su mayor parte, apenas ha hablado de este fenómeno. Una excepción es ‘Ricordati di me’ (2003), de Gabriele Muccino, que en uno de sus mosaicos de decadencia colectiva retrata el ascenso de una chica mona que hace lo que haga falta y se cepilla a quien sea para salir en la tele. Funciona más o menos así:

En Italia hay chicas de estas a paladas, dispuestas a lo que sea. Una vez expuestas en el escaparate, lo demás depende de ellas mismas, de su habilidad y de sus escrúpulos. Se puede ir al ‘Grande Fratello’ o hacer un calendario sexy. Pero a poco que estén buenas y se lo monten bien, se colocan. Algunas son inteligentes, otras son más listas que el hambre, pero si son tontas es casi mejor. El hermano menor de Berlusconi, Paolo, ahí donde lo ven (chico de la foto), estuvo con dos bellezones, primero con Katia Noventa y luego con Natalia Estrada. Curiosamente, Estrada siempre aparecía en los sondeos durante ese periodo como una de las mujeres más deseadas por los italianos. Cuando lo dejaron, en 2006, dejó de aparecer en la tele -las de Berlusconi- y en los sondeos. Parece que ya no la deseaban. El hijo de Berlusconi, el cachas Piersilvio, está con otra azafata, Silvia Toffanin, una ex-’letterina’ (las chicas del ‘Pasapalabra), otro trampolín más. Otro filón son los futbolistas, de Totti a Buffon o Inzaghi. Ah, y se me olvidaba: la propia Veronica Lario era otra actriz a quien Berlusconi empezó a tirar los tejos en un teatro. Los problemas en la pareja llegan con el cambio de modelo, como con los coches, al último modelo y a la última modelo. La prensa afín a su marido se encargó de sacar unas fotos del cajón y recordárselo de manera un tanto brusca cuando “la señora”, como la llama Berlusconi, se puso pesadita: “Velina ingrata”, le dijo junto a unas fotos de juventud. Ya ven cómo se ha puesto el patio en Italia estas semanas.


En fin, que varias generaciones después de la pobre Veronica ahí tenemos también a Noemi Letizia. Siendo adolescente se hizo un ‘book’ de fotos calentorras, jaleada por sus padres. Veamos algunas por mero interés informativo y sólo para que se hagan una idea.

Fotografías de este pelo circularon por ahí hasta que a Noemi le llegó la oportunidad de su vida: le llama ¡Emilio Fede! Recordemos a este personaje en uno de sus deslices, hace años. Conectan con él y le pillan comentando lo buena que está la presentadora:


Pues bien este elemento de Emilio Fede ha hecho carrera por su inquebrantable fidelidad a Berlusconi y, siendo ya director de su propio informativo, el impagable TG4, se ha montado su propio garito de chicas. La oportunidad dorada de Noemi Letizia es cuando la llamaron del programa de Fede para hacer esto…:

Por si no se han dado cuenta se trataba del pronóstico del tiempo. Detrás había un mapa, pero había que fijarse. Es una de las cumbres de la televisión berlusconiana de paraíso multicolor. Las ‘meteorine’, las chicas del tiempo del TG4 de Fede, son una de las más rastreras variaciones de la azafata televisiva. Es una pasarela de tías buenas, de carácter sumiso y sonriente, con un punto tontito porque leen con dificultad y se confunden, que deben reír las gracias y los piropos de Emilio Fede, que las trata paternalmente -como ‘Papi’-, les pregunta por el novio, qué van a hacer a la salida y cosas así. Al final leen el santo del día y un proverbio como niñas buenas. Es el aderezo de un increíble telediario panfletario. No debe caerse en el error de verlo como un informativo, sino como un fantástico programa de humor. Miren a Fede, a cámara cerrada mientras transmite las imágenes de un mítin de Berlusconi, canturrear el himno de Forza Italia.


Letizia aspiraba a hacerse un hueco aquí, en el escalón más bajo del bajo imperio berlusconiano. Por algo hay que empezar. Pero imaginen como sería Letizia de taruga que el propio Fede la descartó tras una prueba porque no tenía buena dicción. Así que hay que entender que cuando a la pequeña Noemi la llamó el emperador en persona estaba como si le hubiera tocado la lotería: había triunfado, estaba hecho. Lo siguiente es cuando su relación salió a la luz y la prensa se presentó en su casa. Estaba encantada haciéndose fotos y dando entrevistas en la cocina junto a su madre. La que le hizo el Corriere della Sera no tiene desperdicio:

-¿Qué quiere ser de mayor?
-‘Showgirl’. He estudiado danza, desde los seis años. Ahora estoy siguiendo un curso de guía turística. Pero me interesa también la política. Estoy lista para aprovechar cualquier oportunidad, a 360 grados, pero no me rebajaré nunca.
-¿Qué opina de que Berlusconi quiera presentar mujeres del espectáculo a las europeas?
-Hace bien, quiere rejuvenecer. Y si ‘Papi’ lo quiere hacer así, seguro que no se equivoca. Elige estas chicas porque son inteligentes y capaces, no sólo porque son guapas. Mi lema en política será: ‘Menos impuestos, más controles’. Basta con los listos que no respetan las reglas. (…)
-¿La veremos en las elecciones regionales?
-No, prefiero presentarme al Parlamento, se encargará ‘Papi Silvio’.

Y su madre, allí presente, encantada de la vida. No ha cambiado nada -bueno sí, a peor- desde ‘Bellissima’ (1951), de Visconti, con la gran Anna Magnani. Sólo he encontrado este fragmento en español, con un doblaje terrible. Que me perdonen los italianos. Es de una madre que hace lo que sea para que su hija se haga famosa.

«¡Non fate strepito! (No hagáis estrépito)», dice el aria con que arranca la película. Pero ni caso.

Noemi ha relatado luego a ‘Chi’, revista de Mondadori, propiedad de Berlusconi, sus aficiones favoritas: «Shopping, cenas, peluquería y estetista. Adoro la manicura. me hago crecer las uñas y después me las pinto. En este momento las tengo moradas. (…) He visto en el cine ‘I love shopping’, una película estupenda. me identifico con la protagonista».

Este domingo, el día de las elecciones, estreno electoral de su mayoría de edad por todos conocida, fue la consagración de Noemi. Fue uno más de los millones de italianos que se acercaron a las urnas, pero apareció en el colegio electoral escoltada, con empujones a los mortales, gafas de sol y prodigando sonrisas (foto a la derecha). Su madre la seguía igualmente pimpante. Hasta le cerraron el colegio para ella sola, ante el asombro de los ciudadanos que hacían cola. ¿A quién creen ustedes que votaría Noemi? Se supone que a ‘Papi’, claro.

En este punto la Italia actual se distancia totalmente del final de ‘Bellissima’, donde la madre comprende que todo es un circo al observar a escondidas los comentarios de la gente del cine sobre su hija, riéndose de ella. En ese momento ‘toma conciencia’, algo que en el cine de la época era la salvación de los protagonistas. La madre irrumpe en el estudio, indignada por los sacrificios y humillaciones que ha tenido que hacer para que la niña participe en el ‘casting’.


La Magnani llorando a solas en el parque es un monumento del cine italiano al trastazo con la realidad. Miles de ‘veline’ frustradas, explotadas o puteadas acaban así cada día en los rincones de Italia, aunque no se hacen películas sobre eso.

Pero hay más. Otro de los personajes secundarios del culebrón ha sido el ex-novio despechado de Letizia, un tal Gino Flaminio (chico de la foto), que empezó a dar entrevistas contando cómo Berlusconi le había robado la novia y desmintiendo la versión de los hechos del primer ministro. Fue quien desveló que nada de que Berlusconi conocía a los padres de Noemi desde hace años, sino que la vio en uno de esos tórridos ‘books’ que le pasó Emilio Fede y luego la llamó al móvil. Resulta que este chaval de 22 años, rubio oxigenado, con tatuajes, aficionado al ‘kickboxing’, empleado en una fábrica, con antecedentes por robar un móvil por el método del tirón con un ciclomotor, también vota a Berlusconi. Normal. Ha crecido viendo sólo su televisión de mamachichos y se enamora de uno de sus clones de barrio, la ínclita Noemi Letizia. Pero también su mente ha absorbido los valores berlusconianos. Tras el revuelo que se armó con sus declaraciones escribió una carta para dar explicaciones, diciendo que había sido manipulado, y pidiendo disculpas a Noemi y Berlusconi. Escuchemos la voz del supertacañón (las mayúsculas son suyas, al igual que las incoherencias gramaticales del actual lenguaje adolescente de los móviles):

«…Me dicen que soy un camorrista, Boss, Mentiroso, Líder de la Izquierda, Falso, Difamador, en resumen, un asco de hombre. (…) PURA FALSEDAD, me gustaría mucho querellarme, pero no me puedo permitir un abogado penalista. MI PUNTO DE VISTA he sido usado por alguien que no pudiendo atacar a El hombre del pueblo (así llamo yo al PRESIDENTE) usa un Gossip, un Cotilleo, mi historia de amor con Noemi. Ahora insinúan que él habría tenido relaciones de sexo cosa que excluyo a priori e imposible, conociendo a Noemi y sus valores. ¿Posible que el hombre del Pueblo no pueda tener una vida privada? ¿Qué mal hay en ser amigo de una familia normal? Esta es la cosa bella él es distinto de los políticos habituales él es amigo de todos los Chef, Obreros, Dependientes, Mendigos, Pobres en resumen de TODOS».


A mí lo que más gracia me hace es la enumeración inicial de personajes repudiables. Empieza con jefe mafioso y sigue con Líder de la Izquierda para terminar con Falso y Difamador. Qué ensalada de valores. Es como eso que decía Thomas De Quincey de que se empieza por asesinar a alguien y se termina por faltar a misa los domingos. Pero lo que nos interesa aquí es comprobar hasta qué punto cala hondo enla plebe italiana el mensaje de Berlusconi, envuelto en papel de regalo por sus televisiones. Para un pobre chaval muerto de hambre de Nápoles el hombre más rico de Italia, que se ocupa mayormente de sus negocios y de salvarse el culo en sus procesos, que le roba la novia para llevársela en Nochevieja a una fiesta en una villa de lujo de Cerdeña es El Hombre del Pueblo. Con mayúsculas. Ya ven que la izquierda tiene perdida la batalla en Italia para muchos años. El pobre Gino Flaminio me ha recordado las humillaciones a las que se somete el pobre Alberto Sordi en ‘Una vita difficile’ (1961), del maestro Risi.

Aquí vemos otra alegre fiestecilla, un tipo de situación muy italiano, pues es un espléndido corte de muestra social, que aparece en decenas de películas. El protagonista, qué curioso, se llama Silvio. Empieza de partisano en la Resistencia y acaba de chico de los recados de un magnate mangante, todo por trepar en la sociedad. Se deja humillar para lograr el éxito, para ser alguien y por contentar a su mujer, pero hasta Sordi, prototipo del italiano mediocre y arribista, al final se redime en esta película. También ‘toma conciencia’. Hoy, en cambio, nadie tiraría a Berlusconi a la piscina, sino que hay cola por acudir a sus fiestas a chupar los bordillos del lavapiés. Italia no toma conciencia, sigue anestesiada por las televisiones del primer ministro, y aunque lo haga seguro que cuando despierte el donosaurio seguirá allí, como en el microcuento de Monterroso. Berlusconi se morirá en la cama, como Franco. Aunque eso también se debe a que no hay una alternativa a él, y eso si que no es culpa suya. Si un pasmarote como Prodi le ha ganado dos veces lo puede hacer cualquiera mínimamente presentable, pero ése es precisamente el problema, encontrarlo en la patética izquierda italiana. Entretanto todos seguiremos entretenidos y bien informados con el rabo de Topolanek, qué tío.

(Se lo pongo vestido para que al menos sepan la cara que tiene)

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