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Vacaciones en Roma (8): Nochevieja

Interrumpimos la emisión de la serie de tonterías de las que nos veníamos ocupando en estas vacaciones para felicitarles el Año Nuevo. En estas fechas entrañables, qué mejor manera de desearles lo mejor que recordando lo peor, es decir, una Nochevieja (Capodanno) cualquiera de nuestro querido Fantozzi, mascota de este blog. Eso sí que era crisis, en los setenta, y no lo de ahora.


Sinopsis: Los míseros empleados de la empresa de Fantozzi, dados sus escasos medios e imaginación, han organizado un patético cotillón por cuatro liras en los gélidos bajos de un edificio, aunque con orquesta y todo. Fantozzi llega con su mujer, la sufridora señora Pina ysu indescriptible hija. Fantozzi ve enseguida a la señorita Silvani, belleza oficiosa de la oficina, pero no logra sentarse con ella. La cena, despachada por camareros displicentes, es amenizada por una orquesta no menos desganada. El menú nos permite observar una típica cena de Capodanno en Italia, con lentejas con zampone (pata de cerdo). Las lentejas son símbolo de riqueza, como las monedas, por eso son señal de prosperidad cuando le caen encima a Fantozzi. Entretanto la orquesta, que no hace más que mirar el reloj, decide adelantar las campanadas en una hábil maniobra, porque tienen otro compromiso en otro cotillón. Así hacen dos en una noche. Aunque son las diez y media, celebran la llegada del año nuevo. Fantozzi intenta besar sin éxito a la añorada Silvani. Luego, mientras baila ‘Garibaldi fu ferito in una gamba’, una especie de Paquito Chocolatero local, cae por la ventana. La orquesta aprovecha la confusión para salir por piernas y la fiesta se acaba. “A la una y media, hora ilegal del maestro Canello (director de la orquesta), es decir la medianoche real, la ciudad saludó explotando el Año Nuevo”. Otra cosa típica: de Roma para abajo las ciudades se vienen abajo de petardos, cohetes y bombas de segunda mano. Siempre hay muertos. Fantozzi y sus colegas se sorprenden de la hora, pero ya no le dan importancia, contagiados de la alegría general. Cuando van a coger el coche, avisan desde arriba de que van a tirar trastos. Esta es otra costumbre curiosa, más bien napolitana: tirar por la ventana cosas viejas, para dejar atrás el pasado. La gente exagera y arroja hasta retretes o pianos de cola. La sección de sucesos del 2 de enero es siempre muy atractiva. En este caso se trata de un armatoste de enormes dimensiones que aplasta el utilitario del pobre Fantozzi. “Yo casi casi lo dejo aparcado aquí”, musita nuestro héroe con su habitual estoicismo, curtido a base de continuas humillaciones de sus superiores.

Feliz Año y que ustedes lo pasen bien.

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