Agosto de 2003. El TGV se detiene en la estación de Burdeos. Entonces, el hombre -unos sesenta años, pelo cano, bigote- se levanta, coge un paquete de cigarrillos que lleva en la chaqueta y sale al andén a fumarse un pitillo. Han pasado unos cinco minutos cuando el convoy cierra sus puertas y empieza a […]