Hermanos, rivales, estrellas
El mediano y el mayor pelearán por la pelota mientras los otros esperarán a que alguno de los dos se la pase, se pegarán tan fuerte como han hecho siempre, se intentarán poner por delante del otro y harán lo necesario para que su contrincante momentáneo luzca lo menos posible. Todo por ganar. Y mientras, Marisa y Agustí, los orgullosos papás, mirarán complacientes desde sus asientos cómo se pelean los chicos sin hacer nada. Ya no es una situación anormal, lo llevan haciendo desde hace años y nunca la sangre llegó al río. Al final de la pelea, un abrazo y todo olvidado hasta la próxima. Y que nadie más se meta con el tato, porque entonces no habrá cuerpo humano que lo frene para defenderle. La familia es la familia.
Pero en esta ocasión es especial. Porque quizás esta vez se den una tregua en la pelea, y cuando uno haga algo bonito, el otro posiblemente sonría y choque la mano con su hermano y le suelte alguna gracia o comentario jocoso, como los que comparten cuando se juntan cada verano a echar unas canastas con el grupo de amigos y, de paso, ganar alguna medalla con ellos.
El15 de febrero, la ya eterna lucha entre el Este y el Oeste por la supremacía del baloncesto estadounidense, o lo que viene a ser lo mismo, del baloncesto mundial, tendrá como protagonistas a los hermanos Gasol. En el mítico campo de batalla del Madison Square Garden de Nueva York, Pau y Marc serán los principales héroes del All Star 2015.
Antes, sólo los gemelos Van Arsdale se habían visto en otra igual en los partidos de las estrellas de 1970 y 71. Pero en esta ocasión, la pareja española lo hará como pívots titulares de sus respectivas conferencias y, además, es más que posible que sean los encargados de disputarse la primera posesión en el salto inicial del partido. Pau ya reveló que iban a pedirlo a sus compañeros y es seguro que la NBA, muy dada por el bien del espectáculo a promover este tipo de imágenes, hará todo lo posible para que así sea.
Este momento histórico para el baloncesto español y, por qué no decirlo, para la mejor liga del mundo, tiene un mérito especial. Sobre todo, por Pau. A sus 34 años, se atrevió con una nueva aventura en Chicago y ha pintado la cara a aquellos que decían que estaba ya acabado, como el habitual bocazas Shaquille O’Neal. Sus prestaciones en los Bulls, con su mejor marca anotadora incluida, le han devuelto a la primera línea de astros de la NBA. Si en en Oeste era uno de los mejores postes de la liga, en el Este, con más carencias de hombres altos con talento que en la otra conferencia, se ha convertido en la principal referencia interior.
Lo de Marc es otra mera cuestión de justicia. Aparecerá al final de la temporada como uno de los nombres candidatos al ‘MVP’ de la fase regular y es serio aspirante a ocupar el puesto de cinco en el mejor quinteto del año. En una liga en el que el egoísmo y las estadísticas personales se ponen muchas veces por encima del bien del equipo, el jugador franquicia de los Grizzlies es valorado por su sus números intachables pero, sobre todo, por su liderazgo equilibrado, siempre con la mente puesta en el beneficio general. Considerado por casi todos como el mejor pívot del momento en la NBA, aporta además la visión de juego de un base, sólo su hermano puede discutirle ser el mejor ‘poste pasador’ de la competición.
Estoy convencido de que tras el salto inicial, por esa acumulación de egos ya comentada que se va a dar en la pista, otros tendrán mayor interés en lucir músculos, mates y acciones fantásticas. Los Gasol son más de efectividad que de fuegos de artificio. El orgullo de verse juntos y como protagonistas principales en el gran espectáculo del baloncesto mundial les llena más que cualquier ‘MVP’ en un encuentro que ha perdido buena parte de la competitividad de antaño, de los añorados 80, para convertirse en una fiesta global del imperio NBA. Lo que es seguro es que disfrutarán del partido y, por primera vez en una pelea con camisetas diferentes, la victoria del otro no escocerá y sacará una sonrisa en el perdedor.