Cuando eres pequeño flipas con cualquier película donde haya una persecución o una carrera en coche o en moto. Es inherente al descubrimiento de la velocidad. E inmediatamente te imaginas en esas circunstancias y te dan ganas de crecer rápido para montarte en esos vehículos y emular a la gente que ves en la tele.
Es curioso, porque muchas veces recuerdas más las secuencias de películas que te han impactado en tu infancia que los eventos reales que pudiste presenciar. Les das menos importancia porque sabes que habrá otro en dos semanas. Y que cuando se juegue el título tus padres te dejarán estar pegado a la tele. O mejor, lo acabarán viendo contigo.
Pero, como todo el mundo al pasar los 30 años, cuando miras atrás buscas rememorar algunas de aquellas escenas que no te diste cuenta que en el futuro serían míticas. Las estabas viviendo en ese momento y les otorgabas menos peso del que ganarían con el paso de los años. Y ya ni te digo para los que nacieron después de aquello y jamás pudieron presenciarlo desde un sofá o desde una grada.
Quizá por eso a la gente que le gusta el motor le entra un cosquilleo cuando oye hablar de ‘Rush’. Primero, por remem0rar aquella batalla épica entre Niki Lauda y James Hunt por el Mundial de Fórmula 1 en 1976. Luego, porque la produce Universal Pictures. Y, sobre todo, por la garantía que parece arrojar al proyecto la dirección de Ron Howard.
No fue masivo, por ejemplo, el documental sobre Ayrton Senna. Pero yo, que pude asistir a su premiere en Valencia, siempre recordaré un detalle: en una cinta sin narración en off, sin diálogos, sobre un tema que no le interesaba, mi mujer encontró un momento para el llanto emocionado. Fue por el excepcional formato en el que se concibió, sí. Y por la cruenta historia, también. Pero aquello era pura Fórmula 1. Algo que ella no ha querido ver (y seguirá así) en toda su vida.
En cualquier caso, no existen buenas películas de hechos deportivos relativamente cercanos en el tiempo. Y las que existen suelen venir de USA, con lo que implican los giros habituales al baloncesto, el fútbol americano o el béisbol. Así que casi por primera vez tenemos la oportunidad de ver una peli como Dios manda sobre uno de los deportes con mayores audiencias del mundo.
A ver si sale algo decente, que parece que sí, y a Hollywood le da por explotar el muy poco explotado mundo del motor.