Se han presentado ya las nueva Ducati del Mundial de Motociclismo para el año 2013. Y puede que sea porque Audi promete que esta vez habrá una moto competitiva o por la llegada de un piloto italiano, pero lo cierto es que parece que por fin serán una alternativa. No al título, quizá, pero sí a picar más allá del Top 5.
Es cuanto menos curioso que, hace exactamente 365 días, ése fuera el objetivo marcado. Todavía con Rossi semi-motivado y con la llegada de Héctor Barberà a Pramac, daba la sensación de haberse llegado por fin al punto de cocción adecuado. Así lo atestiguaban además los test previos al campeonato.
Pero ocurrieron dos cosas que, unidas a los muchos impedimentos que ya se arrastraban, hicieron naufragar de nuevo a la marca de Borgo Panigale: de un lado la pérdida inmediata de interés (lógica) por parte de Il Dottore y del otro la ausencia total de ayuda a su equipo satélite.
Porque hubo una realidad en 2012 y fue que Ducati prometió a la escudería semioficial suministrarles buen material si rendían sobre la pista. Y a fe que lo hicieron, superando en no pocas sesiones de entrenamiento y algunas carreras a las Desmosedici oficiales.
Y sin embargo, la moto que desembarcó en el primer Gran Premio de la temporada, exactamente la última evolución de 2011, fue la que trató de dominar el piloto de Dos Aguas durante todo el año. Plena de chattering. Falta de velocidad punta. Vieja, en definitiva, para las evoluciones que presentaron sus rivales.
Por eso, entre que Barberà se dejó ir en la parte final de la campaña y que en la directiva del equipo ya estaban pendientes de fichar a su sustituto, lo que podía haber sido un excelente ejercicio lo desperdició Ducati por no querer que las motos no oficiales superaran a las primigenias.
Este año, pese a todo, parece que la cosa va a cambiar. Que recibirá piezas extra quien se lo gane y que por fin (dicen. Eso llevan diciendo también tres años en Ferrari) han dado con la tecla definitiva.
Por todo esto, la pregunta es: en esta época de recortes, ¿por qué los responsables de haber tirado un año y muchos millones de euros a la basura siguen en sus puestos?
Debe ser una tendencia en Italia. Aunque, bien pensado, tampoco es muy diferente a lo que ocurre en España…