Sin contar a De la Rosa y Gené, antes que Jaime Alguersuari, hubo un momento en el que el título de segundo español en la Fórmula 1 en el parrilla parecía pertenecer a un joven de Teulada. Un hombre que siempre había sido rápido, que alcanzó su cenit en las World Series (de donde procede gente como Kubica o Vettel) y que estaba en el momento y coyuntura adecuados para dar el salto.
Adrián Vallés, uno de los abanderados de la generación post-Alonso formada por gente como Roldán Rodríguez, Álvaro y Marco Barba, Javi Villa, Félix Porteiro, Boja García o Sergio Hernández llegó a testar un Spyker. De hecho, aunque de manera casi clandestina se anunció que sería probador de la escudería. Pero de repente el momento, tal como había llegado, se esfumó.
Y hablamos, pese a todo, de los años de la burbuja inmobiliaria. De las subvenciones de la Generalitat Valenciana a todo aquel que se subiera a un vehículo motorizado. De gastarse 1,2 millones de euros para correr una GP2. Y de poner más o menos ese mismo dinero para subirte como mucho tres veces al año a un monoplaza de F1.
Todo aquello, como el resto, estalló. Y Adrián dejó la competición. Como muchos otros. Cansado posiblemente de saber que no valía solo con ser rápido para saltar al Gran Circo. Y planteándose si era necesario seguir dilapidando dinero por un sueño que nunca llegaría.
Pero, al contrario que la mayoría de sus contemporáneos, trazó una línea estudiada. Montó su escudería en karting. Se curtió como responsable de un equipo. Fue reintroduciéndose en los circuitos de los que apenas salió desde que tenía seis años. Y, de repente, encontró alianzas. Buscadas o inesperadas, pero que le devolverán al gran plano de las competiciones preF1.
Con las listas ya confirmadas, el Adrián Vallés Racing participará con cuatro coches en las próximas World Series y en su ‘filial’ Renault 2.0. Con la ayuda de Phillipe Gautheron, responsable de la llegada a la élite de Charles Pic, Vitaly Petrov o Giedo Van der Garde y con el dinero de un enigmático empresario del País Vasco.
Arthur Pic (hermano de Charles) y Yann Cunha portarán sus colores negro y rojo en el debut. El primero para luchar por el título. El segundo para coger experiencia. Y, por primera vez tras el muro, Vallés se dará cuenta de lo que se sufre fuera de la pista. ¿Conseguirá su viejo objetivo, aun a costa de hacerlo con cascos y no con casco?
En marzo empieza su camino.