No suele ocurrir, al menos en el último lustro, que McLaren cometa dos veces el mismo error. No lo hizo cuando apartó a Alonso de Hamilton para darle el liderato al británico, aunque luego le fichara a Button para que no se quedara dormido. Y tampoco a la hora de atacar a Red Bull. Cierto es que entre los austríacos y Brawn GP le han ido ganando la partida, pero también que no contaron de inicio con difusores soplados.
Y sin embargo, ha sido casi una frase tótem aquella de que los ingleses tenían el segundo mejor coche en las temporadas que van de 2010 a 2012. Ni Ferrari (no es lo mismo el piloto que el coche) ni Mercedes ni siquiera el pujante Lotus estaban a su altura a la hora de competir de tú a tú con los campeones, aunque finalmente no ganaran. Quizá la clave haya estado en la salida de Ron Dennis, como lo estuvo en la de Todt de la escudería italiana. Pero ninguno de los dos tiene previsto ya volver.
En 2012 han tenido, pese a todo, muchas averías mecánicas. Como muchos otros equipos punteros, por cierto, por el simple hecho de tener que poner más al límite el coche sin las ayudas de ingeniería de los últimos ejercicios. No olvidemos el inicio de campaña de Red Bull, sin ir más lejos.
Pero no son los ingleses de los de tropezar dos veces con la misma piedra. Lo escenifica el hecho de permitir sin traumas la salida de Hamilton, dándole absoluta naturalidad. Y, sobre todo, la decisión de hacerse en el mercado con el que posiblemente sea el mayor talento puro existente ahora mismo en la parrilla.
En un mundo donde la gente tiende a hacer lo mismo si funciona (o si les funciona a los demás), Sergio Pérez ha jugado a ser diferente. A saber que no tenía un coche ganador pero sí lo suficientemente rápido para dejarse ver haciendo estrategias opuestas al resto. Y, en muchos casos, consiguiendo mejores resultados de lo esperado.
Bien es cierto que en ocasiones ha cometido errores. Incluso de bulto. Pero son achacables a la misma juventud que hizo fallar a muchos otros antes de convertirse en grandes. Pero tiene Checo algo de eso que es intangible, que se ve venir. Que le posiciona como un futuro grande de la Fórmula 1.
Por desgracia, muchos somos los que no confiamos en Domenicali para hacer un coche competitivo en 2013. Y cabe recordar que este año Red Bull ya ha sufrido muchísimo para ganar el Mundial. Si a ello se le suma que Button sigue siendo rápido pero ya no está hambriento, se nos abre una posibilidad: que sus años de rodaje hayan llevado a Pérez a McLaren en el momento adecuado. Y que quizá, aunque sea muy pronto para decirlo, podamos estar hablando de uno de los claros aspirantes a ser uno de los más jóvenes campeones del Mundo de la historia de la competición.