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Joseba Martin Diez

Culocortos

La saga Bond alcanza el cénit con 'Skyfall'

Hace una semana se estrenó la que es, probablemente, una de las mejores películas de la saga Bond. Justo en su 50 aniversario, la franquicia nos regala una de las aventuras más serias, oscura y visceral del agente 007. Y es que igual que el Batman de Nolan no es un filme de superhéroes al uso, lo mismo se podrá decir del James Bond dibujado por Sam Mendes en ‘Skyfall’. No es ni de lejos la típica cinta del agente 007. Su arranque es tan espectacular como el de otras cintas de la saga. De hecho contiene una de esas secuencias tan exageradas que llevan el sello ‘made in James Bond’, pero tras la explosión inicial todo se vuelve mucho más real. Como nunca lo habíamos visto.

Este hecho no deja de ser un arma de doble filo. Algunos ‘fans’ de otros Bond como Moore, Connery o Brosnan no entienden este realismo impuesto al personaje que ahora encarna Daniel Craig y algunas encuestas, en cambio, ya ponen al Bond-Craig en los altares, sólo por detrás del Bond-Connery. Gran culpa de todo esto (lo que para mí es uno de los grandes aciertos) la tiene su director, Sam Mendes. Un realizador de los serios que aceptó el reto de hacer un ‘blockbuster’ de este tipo. Mendes reconoció en una entrevista que gran parte de la inspiración de cómo hacer ‘Skyfall’ le vino después de ver los dos últimos Batman de Nolan. Y es que las similitudes-paralelismos con la última saga del hombre murciélago son la leche. Recursos de guión, imágenes e incluso retazos y orígenes de personajes. El malo Silva (enorme Bardem) tiene mucho del Joker de Ledger. Su grandilocuencia, su sentido del espectáculo basado en el terror, el caos y la locura. La imagen de Silva encerrado en la celda de cristal parece un ‘remake’ del Joker en el calabozo de Gotham.

En el último Batman de Nolan vimos a Bruce Wayne caer, prepararse y resurgir de nuevo como el hombre murciélago. El alzamiento, ‘La leyenda renace’. El mismo mecanismo, los mismos pasos sigue Sam Mendes para devolver a James Bond a la acción. Una épica en la que se nota la mano en el guión de John Logan, responsable de libretos como los de ‘Gladiator’ y ‘El último samurai’, entre otras.

A pesar de que ‘Casino Royale’ intentó ser el origen de Bond (y lo hizo en muchos aspectos. El tema chicas es sólo un ejemplo), ‘Skyfall’ resulta ser el verdadero origen (como lo fue el ‘Batman Begins’ de Nolan). El agente del MI6 vuelve a sus orígenes para salvar la vida de la única familia que le queda. Y lo hace mediante un plan de esos que muchos recordamos con cariño películas de acción de los 80-90 o de series como ‘El Equipo A’. Sin duda, entrañable, melancólico. Como el Bond perpetrado por Daniel Craig.

El otro gran acierto de ‘Skyfall‘, una cinta que dura más de dos horas y veinte y que no se hace larga para nada, es su aspecto técnico. No se le puede negar el hecho a la franquicia Bond que siempre se ha rodeado de grandes profesionales en la técnica, pero con ‘Skyfall’ se superan. Cine de antes, con mayúsculas.

Dos británicos entrados en años (superan los 60) se encargan de dos de los pilares fundamentales del apartado técnico del filme: la fotografía y el montaje. No deja de ser una declaración de intenciones. Recurrir al pasado para mirar al futuro. Y Roger Deakins y Stuart Baird firman dos de sus mejores trabajos hasta la fecha. Ah, y los dos británicos, por supuesto.

Deakins es uno de los profesionales de la fotografía para cine más reputados (‘Una mente maravillosa’, ‘Cadena perpetua’, ‘El bosque’, ‘Revolutionary Road’, ‘En el valle de Elah’, ‘No es país para viejos’…). Con ‘Skyfall’ tiene la oportunidad e llegar al gran público. Y se gusta, la verdad. Roger Deakins tiene momentos para recrearse en su trabajo. La pelea en el rascacielos, las secuencias rodadas en Escocia o en el casino de Macau. Deakins se mola y recrea composiciones de luz y claroscuros de gran belleza. En 1996, John Toll ganó el Oscar por la fotografía de ‘Braveheart’, y quizás desde entonces nunca habíamos visto una Escocia tan bien fotografiada en la gran pantalla.

‘Skyfall’ supone también el reseteo de la saga en muchos sentidos y la vuelta a un clasicismo que se echaba de menos. Un realismo que ya se comenzó a atisbar con el primer Bond de Craig en ‘Casino Royale’. En la cinta dirigida por Martin Campbell vimos a un Bond que sufría, sangraba y las pasaba putas. Un James Bond visceral, capaz de todo, de volverse loco, de ser humano. En ‘Skyfall’, esta línea se supera y nos quedamos con ganas de más. El próximo Bond tendrá el mismo reto que tuvo en su día Nolan con el final crepuscular de ‘El caballero oscuro: la leyenda renace’: superar a la anterior.

El culo de la pantalla, por Joseba Martín

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