En fechas cercanas a la Navidad, llega uno de los iconos culturales-gastronómicos, que son las castañas asadas, de hecho en la cornisa cantábrica, desde Galicia-con el magosto-hasta el País Vasco con la gaztaña, se celebran con una fiesta, es el inicio del invierno y de las pocas horas de luz. La castaña es el fruto del castaño, un árbol milenario-porque puede vivir mil años-que tiene la circunstancia de que hace 60 millones de años, cuando los continentes no se habían separado todavía, poblaban el mundo, al separarse fueron viajando y tenemos castaños autóctonos en todo el mundo. Su fruto, la castaña, está considerado un fruto seco pero con una particularidad y es que su energía para futuros árboles, la almacena en forma de almidón en vez de grasa como otros frutos secos. Ésto hace que sea de una textura más harinosa, de hecho se ha utilizado como harina al molerla durante muchos años. Su piel interior es muy gorda y amarga, siempre se recomienda quitarla. Se puede consumir de muchas formas pero en crudo es muy desagradable. Las castañas asadas iniundan nuestras calles y te podría recomendar cocinar en casa a partir de estas castañas asadas, por ejemplo: hacer un puré de patata incorporando estas castañas y triturándolas o incluso una receta que puedes ver en este vídeo que hemos hecho en el restaurante Etxanobe que es como una intxaursalsa, pero cambiando las nueces por castañas asadas. Como exquisitez también tienes las marrón-glacé, una castaña típica de Francia elaborada con mucho almíbar. De todas formas lo que es indudable es que se trata de uno de los pocos alimentos que marcan claramente una época del año, su temporalidad es parte de su magia…es tiempo de castañas asadas.