Siempre me habían fascinado los artistas de el Circo del Sol, su entrega, su magia, su creatividad, su gran esfuerzo… Sus espectáculos son maravillosos, llenos de una mágica sincronización. No puede haber sólo ‘marketing’ y trabajo detrás de ellos. Había leído sobre sus procesos creativos en un interesantisimo libro escrito con la colaboración de uno de los fundadores y os puedo asegurar que es realmente fascinante. Por todo esto, cuando me propusieron cocinar con ellos en un ‘show-cooking’, vi una oportunidad de crecer como persona y como cocinero.
El show que prepare era un tartar de atún cocinado con aceite de argan, atemperado con un secador de pelo -ayudado con una pistola de laser- y aliñado con una emulsión de yemas y soja. Un plato muy rico, fácil y práctico. Como segundo, se trataba de cocinar con nitrogeno líquido una mouse de chocolate, un plato tan impactante como bueno, tanto en sensaciones como en profundidad de sabor.
Se veía desde el primer momento que el show iba a a ser un éxito. Venían entregados, curiosos, abiertos de mente y dispuestos a no despediciar ni un instante. Su capacidad de concentración y aprendizaje nos ruboriza a los humanos de a pie. Tienen una capacidad de percibir los detalles fuera de serie. Su estimulación y su espíritu colectivo de aprendizaje son únicos. No perdieron la ocasion ni de empezar a crear formas nuevas con el helado de chocolate. Incluso entre plato y plato probamos una hierba que anestesia el paladar llamada ‘buttton sechuan’ y se entregaron con absoluta facilidad. Aqui os dejo un vídeo con parte de lo sucedido, que no hace sino corroborrar el famoso dicho según el cual “la creatividad es la puerta de la libertad mental y la felicidad”.