Tras unos meses de lesiones y dudas, Rafael Nadal vuelve a ser el que era. Realmente el mallorquín siempre ha sido un jugador inexpugnable en tierra batida. Cuatro Roland Garros, cuatro ‘Romas’, cinco Godós y seis Montecarlos lo demuestran. Lleva 6 años llevándoselo casi todo en tierra a excepción de algún partido contra Federer y del Roland Garros 2009, donde llegó ‘fundido’ física y mentalmente, y lesionado de la rodilla.
Y ha vuelto tras diversas lesiones y sus consiguientes parones, que le han impedido tener continuidad en su juego. Este año estaba jugando bastante bien, pero por diferentes motivos se le escaparon varios partidos con Davydenko, Murray, Ljubicic y Roddick. En este Masters de Montecarlo ha arrasado. Su superioridad ha sido brutal. Ha jugado larguísimo, apenas ha fallado y ha dominado tanto con la derecha como con el revés.
Hay que destacar también el excelente nivel exhibido hasta la final por el inestable Fernando Verdasco, con una extraordinaria victoria en ‘semis’ ante el número 2 mundial, el serbio Djokovic. Ayer en la final no dio una. Tenía molestias en las cervicales, pero aún así su tenis fue decepcionante.
Nadal necesitaba ganar. Es bueno sentir que estás jugando bien, pero mejor es ganar. La confianza sube y la de los demás baja. Que no hubiera ganado en la moqueta de fin de año o en la pista dura de principio de año es relativamente normal en el balear. Lo que sería preocupante es que perdiese en tierra. Parece que todo vuelve a la normalidad.
Y dentro de esa normalidad está la debilidad de su saque. Es su asignatura pendiente. Tanta lesión le impide incorporar mejoras a su juego. A ver si este año se dosifica bien y puede entrenar ‘un nuevo saque’ en sus periodos entre torneos.
Hoy empieza el maravilloso y entrañable Conde de Godó, en el que Rafa también ha ganado las cinco ediciones anteriores. Supongo que ganará la sexta y seguirá haciendo historia.
(Artículo publicado en El Correo el Lunes 19 de Abril de 2010)