En la India es notoria la preferencia por el niño: el hijo varón perpetúa el linaje, hereda la propiedad y cuida de sus padres en la vejez, mientras que, en el caso de las niñas, los progenitores deben pagar una cuantiosa dote a la familia del novio.

Esta semana se ha sabido que en una zona al oeste de la India llamada Satara, las autoridades han llevado a cabo este año una investigación para saber cuántas niñas se llamaban, como nombre de pila, Nakusha, que significa ‘Indeseada’. Al parecer, un médico del lugar descubrió el nombre en una placa y dio la voz de alarma. Pues bien, había 222 ‘Indeseadas’.

Los padres lo hacen para dejar claro que no querían que su bebé fuera niña. Los casos suelen darse entre familias pobres. No llaman así a la primera hija, pero sí a la segunda o la tercera, cuando juzgan que es una carga. Satara es una zona de campos fértiles y potente industria. Los padres creen que los niños podrán trabajar la tierra y ganar más dinero. No así las niñas.

Las autoridades indias han organizado esta semana una ceremonia para renombrar a estas niñas. Una chica de 15 años eligió el nombre de Ashmita (que viene a ser ‘muy ruda’) y otra de 16, Kiran, aunque dijo estar segura de que mucha gente seguirá llamándole Nakusha.

Es verdad que el cambio de nombre no modificará gran cosa su futuro, pero sí algo de su dignidad corrompida. Todas han crecido con la idea de que eran una carga para su familia y la de su futuro marido. Su nombre lo decía todo.

(Fuente: EFE. La foto es de AFP y refleja un momento de la ceremonia)