A sus 23 años, Soosan Firooz es la primera mujer rapera de Afganistán y, pese a las amenazas, en sus letras busca reflejar los dramas humanos que vive un país golpeado por la guerra y el fundamentalismo religioso. “Vivimos en un país lleno de inseguridad, guerra, talibanes, falta de derechos de las mujeres, matrimonios forzosos o de menores, asesinatos por honor… Hay tantos problemas que no sé por dónde empezar”, ha relatado Soosan Firooz.
Esta cantante de rap recuerda bien los años que pasó como refugiada junto a su familia, primero en Irán y después en Pakistán, y precisamente éste, el de los desplazados, es el tema central de su primer éxito, ‘Hamsaya Ha’ (‘Nuestros vecinos’, en dari). “¿Qué ocurrió en Irán y Pakistán? La mitad de nosotros terminamos adictos a la droga y la otra mitad se hizo terrorista”, dice la letra.
Aunque se cubre el pelo con un pañuelo, Firooz se viste con camiseta y vaqueros, a diferencia de muchas afganas que continúan recurriendo al burca y otras prendas más conservadoras, pese a los años transcurridos desde la caída del régimen talibán.
Durante su gobierno (1996-2001), los talibanes prohibieron la música occidental y favorecieron los himnos religiosos, además de reducir el papel de la mujer en la sociedad a las tareas domésticas, hasta el punto de prohibir la educación femenina.
Todavía hoy hay quien se resiste a la idea de que existan mujeres sobre los escenarios, pero ello no ha impedido que hayan conseguido asentarse o volver algunas cantantes, como Naghma, Wahija Rastagar, Parastu, la tayica Manizha y Mahwash.
A diferencia de las demás, Firooz ha optado por el rap. “Yo solía escuchar y ver las canciones de rap de los raperos negros en la televisión, así que pensé que para Afganistán era una necesidad urgente tener una cantante rapera”, ha explicado.
Por suerte, su familia la apoya al cien por cien.
(Fuente: El Universal)