El caso de una madre de 25 años forzada por las autoridades a abortar un feto de más de siete meses de gestación destató hace unas semanas la polémica en China tras difundirse una foto suya postrada en la cama de un hospital junto al malogrado bebé.

Jianmei Feng fue detenida durante tres días en la provincia de Shaanxi (centro oeste) y obligada a abortar por tener ya una hija de cinco años y no poder pagar la multa que el régimen comunista impone por tener un segundo hijo, explicó su marido, Deng Jiyuan, al diario ‘Global Times’. Deng también alegaba que su mujer fue obligada a firmar un acuerdo para abortar y que lo hizo en contra de su voluntad.

Las acusaciones del matrimonio se contradecían en un principio con el comunicado emitido por las autoridades locales, que negaban los hechos, pero tras la difusión de este caso por internet, las autoridades chinas acabaron pidiendo disculpas públicamente a la mujer y destituyeron a tres funcionarios, informó la agencia oficial Xinhua.

Este caso ha vuelto a evidenciar el problema de la violencia contra mujeres por la política del hijo único persistente en China, una política que se puso en marcha en 1979 con el objetivo de establecer un control radical de la natalidad en el país más poblado del mundo.

¿Multada? Yo pago por ella.

(Fuente: EFE)