A lo largo de los años se han tejido muchas hipótesis sobre la identidad del asesino en serie Jack el Destripador (‘Jack the Ripper’), quien mataba y mutilaba a prostitutas en 1888 en el distrito de Whitechapel de Londres y en las áreas empobrecidas de sus alrededores. No obstante, nunca se había puesto en duda su género. Un ensayo publicado recientemente en Inglaterra bajo el título ‘Jack the Ripper: The Hand of a Woman’ (‘Jack el destripador: la mano de una mujer’) plantea que el famoso asesino en serie fue una mujer.
El autor, John Morris, le pone nombre de chica al misterioso destripador londinense. Según él, es Elizabeth Williams, Lizzie Williams, en su diminutivo, esposa de un médico de nombre John Williams, señalado por múltiples investigaciones como el principal sospechoso de los asesinatos. Hay otros muchos, hasta un centenar. De hecho, el año pasado una nueva reconstrucción virtual puso rostro a Carl Feigenbaum, un sospechoso clave de origen alemán. Ahí quedó la cosa una vez más. Hoy por hoy, Jack el Destripador ha sobrevivido a sus muertos y se mantiene oculto de la justicia 124 años después.
Para Morris, son muchas las indicaciones de que Jack vestía faldas y no estaba interesada en “desahogar frustraciones sexuales”, sino en ejecutar una venganza contra las de su género. “Numerosas pistas, que parecen inconexas en los distintos crímenes, pueden significar poco, pero cuando se ponen juntas sugieren que una mujer podría haber estado detrás de los crímenes”, sostiene en una entrevista publicada en el diario ‘Birmingham Mail’.
En su opinión, esta “evidencia” ha sido ignorada porque siempre se ha supuesto que se trataba de un varón. Cree que un elemento crucial es que Jack le extrajo el útero a tres de sus víctimas. Las despojó del poder femenino, de la feminidad. Lizzie Williams no podía tener hijos y podría estar atrapada en un matrimonio infeliz. El escritor sugiere que esto podría haberla llevado a cruzar el umbral de la locura y a emprenderla en contra de mujeres que, a diferencia de ella, sí podían concebir.
Como elemento en favor de esta hipótesis, Morris expone cuatro puntos a tener en cuenta:
– Ninguna de las víctimas fue violada.
– Según informes periodísticos de la época, a los pies de una de las víctimas se encontraron artículos personales ordenados “de manera femenina”.
– Tres botones de mujer fueron encontrados cerca del cadáver de una de las víctimas. Al parecer, estos fueron arrancados durante el forcejeo.
– Restos de ropa de mujer, una capa, una falda y un sombrero, fueron encontrados en las cenizas de la chimenea de una de las víctimas. Las investigaciones determinaron que no pertenecían a la fallecida.
(Fuente: BBC. En la imagen se ve la carta que Jack el Destripador envió, escrita de su puño y letra, a la Agencia Estatal de Noticias de Londres el 25 de septiembre de 1888).