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Itsaso Álvarez

Colomba. Todo mujeres

Orquestas de mujeres y la postura indecorosa de las violonchelistas

Incluso en la actualidad hay más hombres que mujeres en las orquestas sinfónicas más importantes y las directoras de orquesta se cuentan con los dedos de las manos. ¿Por qué? Nada que ver con las aptitudes de las mujeres para la música.

Durante años se disuadió a las mujeres de tocar ciertos instrumentos, ya que se consideraba que eran demasiado débiles o resultaba antiestético. Todavía en 1930 la Orquesta Sinfónica de la BBC, la más importante de Inglaterra, rechazaba a las violonchelistas. Según el compositor Ethel Smith, la postura que debían adoptar al sentarse resultaba indecorosa para las mujeres.

Hasta hace muy poco tiempo, las mujeres tuvieron serias dificultades para tocar en las orquestas. El problema era que se negaban a contratarlas. A partir de la década de 1850 se realizaron diversas campañas en distintos países europeos y en EE UU con el objetivo de cambiar esta situación. Pero todavía en 1893, en una conferencia impartida en la Feria Mundial de Chicago, la violinista francesa Camilla Urso se lamentaba de las cientos de excelentes violinistas que estaban en ese momento sin trabajo debido a las restricciones en las políticas de contratación de las orquestas. Finalmente, algunas mujeres decidieron que la mejor solución sería agruparse y formar sus propias orquestas. La idea tuvo su origen en Austria y Alemania y rápidamente se difundió por otros países europeos.

Una de las primeras orquestas femeninas fue la Wiener Damenorchester (Orquesta de damas vienesas). El impacto creado por su visita a Nueva York en 1871 impulsó la creación de otras orquestas similares en EE UU, como The New York Ladies’ Elite.

En 1903 se permitió por primera vez a las mujeres músicos americanas afiliarse ala Unión Musical. Técnicamente, esto posibilitaba que fuesen contratadas por cualquier orquesta. Sin embargo, aparte de las arpistas (que se consideraba que tocaban un instrumento “típicamente femenino”), siguieron encontrando mucha resistencia, especialmente por parte de los directores. Tanto en EE UU como en Europa se seguía pensando que las mujeres debían continuar permaneciendo al margen de las orquestas porque eran pendencieras, no iban a practicar regularmente, llegarían tarde y no soportarían las largas horas de ensayos y conciertos.

Aunque en las primeras cuatro décadas del siglo XX se continuaron creando orquestas femeninas, las mujeres continuaron luchando para poder entrar a formar parte de las grandes orquestas. Aunque muy lentamente, lo fueron consiguiendo. En Estados Unidos, la Orquesta Sinfónica de San Francisco y la Orquesta Sinfónica de Pittsburg comenzaron a admitir mujeres en sus plantillas. Pero el verdadero cambio llegó con la Segunda Guerra Mundial (1939-45). Muchos hombres músicos fueron reclutados en los ejércitos y los directores se vieron obligados a aceptar mujeres que los reemplazaran. Cuando la guerra terminó, muchas de estas mujeres continuaron en sus puestos. ¡La orquesta mixta se había hecho realidad!

Sin embargo, no todos estaban conformes con la situación. Sir Thomas Beechan, un legendario director, famoso también por sus comentarios, hizo todo lo posible por echar a las mujeres de su orquesta después de la guerra y, en 1959, continuaba afirmando cosas como ésta:

“No me gusta, y nunca me gustará, la idea de agrupar a hombres y mujeres en las orquestas y otros grupos instrumentales… Una mujer hermosa distraería a los otros músicos y una fea me distraería a mí”.

Incluso más recientemente, en el año 1970, el director Zubin Mehta afirmó:

“Simplemente creo que las mujeres no deberían estar en una orquesta. Se vuelven masculinas. Los hombres las tratan como iguales”.

Pero los directores no son los únicos que causan problemas. Cuando la clarinetista Sabine Meyer se convirtió en la primera mujer que obtuvo un puesto enla Orquesta Filarmónicade Berlín, los que se opusieron fueron sus propios compañeros. La presión fue tal que Meyer acabó abandonando la orquesta un año después de ser contratada.

No obstante, la mayor parte de las orquestas actuales son mixtas, aunque los hombres siguen siendo mayoría.

En los últimos años se han seguido creando orquestas femeninas.

Un ejemplo es la Orquesta Sinfónica de Mujeres de Madrid (OSMUM), dirigida por Isabel López Calzada y formada por setenta instrumentistas. Se presentó oficialmente en marzo de 2007. También está la Orquesta de Mujeres de la Sinfónica de Galicia, que nació el pasado mes de junio.

(Fuente: Instituto de la Mujer y Eduplaneta Musical. El vídeo es de YouTube y la foto, de la violonchelista coreana Han-Na Chang durante un concierto en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria, es de EFE )

Por Itsaso Álvarez

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