Quizá no es por una casualidad que Naturaleza sea un nombre femenino.
¿No dicen que la Naturalezaes sabia?
Así que, cambiando un poco de registro, hoy vamos con un fenómeno al que los científicos han bautizado como el ‘efecto abuela’ (‘abuela’ y no ‘abuelo’), que viene a ser algo así como vivir más después de la menopausia. Y es ‘abuela’ y no ‘abuelo’ por un motivo.
Veamos. La mayoría de los mamíferos no viven mucho tiempo tras su época fértil. Sólo se conocen tres especies de mamíferos sociales que vivan mucho. Las ballenas asesinas, las ballenas piloto y los humanos (probablemente también otros grandes simios) tienen hembras que suelen vivir décadas tras su etapa reproductiva. Entonces, ¿qué tenemos en común con estos cetáceos?
Un estudio publicado en Proceedings of The Royal Society B: Biological Sciences describe un fuerte vínculo con algunos patrones sociales que podría hacer que las hembras vivan mucho tiempo tras sus años fértiles.
“Si son los jóvenes o los más viejos los que tienen más posibilidades de adoptar el rol de ‘ayudantes’ de su familia es algo que depende del patrón de dispersión y apareamiento”, concluyen los investigadores.
En especies en las que los machos abandonan el hogar para reproducirse durante la vida de la hembra, ella se rodeará de un número cada vez mayor de machos con los que no tiene parentesco (ya que los descendientes macho se van y los otros se mueren). Por tanto, este patrón incrementa sus posibilidades de conseguir nuevos compañeros y disminuye el incentivo para ayudar a los más jóvenes que no son suyos (o llevan alguno de sus genes), según comentan en el artículo Rufus Johnstone, de la Universidad de Cambridge y Michael Cant, de la Universidadde Exeter.
En cambio, y aquí es donde surge el término de el ‘efecto abuela’, para los mamíferos en los que la hembra abandona el grupo para reproducirse – o en los que el proceso reproductivo ocurre lejos del grupo-, ésta se rodeará de un número mayor de machos con parentesco (como hijos, nietos y otras generaciones de machos que siguen cerca). En este escenario, ella no verá la necesidad de seguir reproduciéndose (y compitiendo por los recursos para sus crías) y estará incentivada a ayudar a las hembras más jóvenes a procrear. Otra investigación mostró que tener una abuela cerca para ayudar da beneficios extra a las generaciones más jóvenes.
Aunque las sociedades humanas contemporáneas han dado lugar a todo tipo de mudanzas y parejas, los investigadores apuntan a que en las sociedades tradicionales, “que la hembra se mude a la familia del marido en el matrimonio es lo más habitual”, y el análisis genético muestra una extensa historia humana de “transferencia por el lado de la hembra”. Para las dos especies de ballenas, los investigadores apuntaron que se cree que ambas se reproducen fuera de sus grupos locales, lo que lleva a un “incremento en el parentesco local con la edad de la hembra”.
Johnstone y Cant explican que los patrones de apareamiento probablemente no son el único factor que contribuyó a la evolución de la menopausia y una vida post-reproductivo larga de estas tres especies. Sin embargo, aprender más de los cambios grupales de las hembras ayuda a comprender “la semejanza subyacente entre los monos y las ballenas que, por otro lado, estaría oscurecido por las diferencias en sus estructuras sociales”.
(Fuente: Ciencia traducida)