Hubo un tiempo en que a las niñas que destacaban por altura se les podía hormonar para frenar el crecimiento. El supuesto problema de estas niñas era que, siendo demasiado altas, podrían tener problemas para encontrar marido y formar una familia.
El problema, en cambio, lo tienen ahora, porque las hormonas pueden haber afectado a su capacidad reproductiva.
Unas 5.000 niñas en Estados Unidos y muchas más en Australia y Europa recibieron estrógenos en grandes cantidades con ese fin, desde 1950. Un estudio realizado en Holanda comparó los datos de 239 mujeres que recibieron la hormona entre 1968 y 1998, con un grupo que no lo hizo. La investigación puso de relieve los problemas de fertilidad del primer grupo.
La dosis que recibían, y aún reciben algunas niñas en Europa, era similar a la de un anticonceptivo oral y antes de conocer los peligros, incluso 100 veces más alta. En los grupos estudiados el 82 por ciento de chicas que se hormonaron y el 95 por ciento de las que no lo hicieron, consiguieron quedar embarazadas. El 71 por ciento consiguió tener un bebé, frente al 90 por ciento de las segundas.
Además las chicas que tomaron estrógenos de niñas tardaron menos de un año en quedar embarazadas en el 56 por ciento de los casos, frente al 79 por ciento del grupo no hormonado. Y las primeras recurrieron con más frecuencia a tratamientos de fertilidad. En ambos grupos algunas de las mujeres se realizaron un test de funcionamiento ovárico. Las primeras tuvieron tres veces más posibilidades de tener ovarios con signos de falla ovárica que el resto.
En cuanto a los motivos, una revisión histórica publicada en la revista Archives of Pediatric and Adolescent Medicine que evalúa el uso de estrógeno en los últimos 50 años ilustra cómo el conocimiento científico trataba de adecuarse a las creencias políticas y sociales dominantes. Así pues, explica que por entonces, en EE UU, los padres tenían la preocupación de las consecuencias sociales si sus hijas eran demasiado altas, y entre éstas se incluían que no encontraran ropa adecuada o empleo como asistentes de vuelo o bailarinas.
La razón más común citada en la literatura científica de la época para detener el crecimiento de niñas altas, era el atractivo social. “Ya que las niñas altas se transforman por lo general en mujeres altas, la mayor preocupación era que las mujeres altas tendrían dificultades para sentirse cómodas en situaciones sociales y, más que nada, encontrando un hombre para casarse”, explica el artículo. Tela.
(Fuentes: Medline Plus, El blog infantil, Efe)