Una semana después del robo de los correos electrónicos de los ordenadores de la Climatic Research Unit (CRU) de la Universidad de East Anglia, Phil Jones, su director, ha presentado su dimisión temporal mientras su universidad investiga tanto el robo de correos como el funcionamiento del centro que parece que nos revelan esos correos. Los diferentes comunicados de Phil Jones y de la universidad se pueden leer en su página web oficial (http://www.uea.ac.uk/mac/comm/media/press/2009/nov/homepagenews/CRUupdate).
Por otra parte, Andrew Revkin, del New York Times, publicó el 28 de noviembre un artículo ( http://www.nytimes.com/2009/11/28/science/earth/28hack.html) en su periódico en el que revela que es uno de los periodistas que se mencionan en los correos (como no previsible y al que hay que tener cuidado que se le envía, dice, creo entender, Michael Mann) y centra el futuro debate en tres puntos: en primer lugar, que los datos que utilizan Jones, Mann y la CRU están protegidos y no se deja que los examinen expertos independientes; en segundo lugar, que los documentos que se han recuperado revelan que los datos que se han utilizado para afirmar que existe el calentamiento no son tan potentes y fiables como dicen Jones y Mann; y, en tercer lugar, que los listados de mediciones en bruto revelan la frustración de los científicos con los datos que les llegan de algunos países del hemisferio norte. Es un buen planteamiento para empezar a entender este asunto, para averiguar qué está ocurriendo, qué nos cuentan y por qué.