USA, 2012, 106 min., Título original: Promised Land, Dir.: Gus Van Sant; Guión: Matt Damon y John Krasinski; Música: Danny Elfman; Intérpretes: Matt Damon, Frances McDormand, John Krasinski, Rosemarie DeWitt, Hal Holbrook.
Dos comerciales de una gran empresa dedicada a la energía y a la extracción de petróleo y gas natural llegan a un pequeño pueblo agrícola y ganadero de Pennsylvania para comprar los derechos de perforación en sus tierras y extraer gas natural por la técnica del fracking. Algunos vecinos aceptan, otros se oponen y, en asamblea, deciden votar sobre la oferta de la multinacional.
Llega el fracking a Hollywood y, además, de la mano del actor, guionista, productor y director Matt Damon. La llegada de los comerciales de la empresa del fracking al pueblo y las primeras negociaciones está bien narrada, con argumentos por ambas partes y con detalle en las técnicas de compra de los representantes de la multinacional. Quizá los paisajes son demasiado idílicos, pero existen en la realidad y, por otra parte, es hermoso pero la vida de los aldeanos es muy dura. Y, para la cultura social en Estados Unidos, son perdedores, personas sin futuro.
Ese futuro está en los hijos pero, para que sea buen futuro, tienen que ir a la universidad. Las mejoras universidades son privadas y muy caras, y en el pueblo no hay dinero para conseguirlo. Pero el pago de los derechos por la multinacional resolvería este problema y muchos de los habitantes del pueblo aceptan lo que ofrecen los comerciales.
El personaje que nos presenta Hal Holbrook es quien revela al pueblo lo que significa el fracking y lo que supone para su modo de vida. En la parte central de la película se suceden los argumentos a favor y en contra. Aquí se aportan datos y se representan debates que permiten la reflexión sobre el fracking y el futuro de la comunidad. Son las escenas más interesantes de la película.
El final decepciona. Es típicamente conspiranoico y deja fuera de juego a los implicados, a los habitantes del pueblo que acaban votando sobre el fracking en base a hechos que nada tienen que ver con esta técnica. Además, muestran la conversión, bastante increíble, del protagonista. No es coherente que quien soborna alcaldes se asombre de las tácticas tramposas de su empresa que, después de todo, son iguales que las suyas.
Película recomendable que puede ayudar a la difusión y al debate sobre lo que es y significa el fracking.