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Eduardo Angulo Pinedo

Cine, literatura y medio ambiente

Vuelven los invasores

Hablamos hace unas semanas de las especies invasoras y ya conocemos algunas de las que han llegado a nuestro entorno. Comentamos el peligro que suponen para las especies autóctonas y para el ecosistema. Hoy voy a repasar otras cuatro especies, tres animales y una planta, y todas ellas comparten una característica: son plantas invasoras porque nosotros, nuestra especie las ha traído. Ahora verán cómo y por qué.

Es la gambusia (Gambusia holbrooki o Gambusia affinis) un pez introducido que, aunque no tiene una distribución muy amplia en Bizkaia, es especie invasora y la historia de su llegada merece la pena conocerse. Procede de la zona costera atlántica del sureste de Estados Unidos. Su hábitat son ríos y marismas con poca corriente y escasa profundidad. Nada cerca de la superficie, en grandes grupos, y se alimenta de otros animales que nadan por la misma zona. En los años veinte del siglo pasado, la gambusia se introdujo en muchos países de Europa, África, Asia y Australia para controlar la malaria. Esta enfermedad se transmite por la picadura de mosquitos (Anopheles) infectados por el plasmodio que causa la dolencia. A su vez, los mosquitos se crían en aguas lentas en las que crecen sus larvas hasta que se metamorfosean a mosquitos adultos. Y en esas mismas aguas, la gambusia se alimenta de las larvas de mosquito. En España se introdujo en el sur pero pronto se extendió por la Península, aunque falta o es muy escaso en la cornisa cantábrica. En Bizkaia aparece en embalses y charcas de Uribe-Kosta, al este de la desembocadura del Nervión.

Pero también llegan especies exóticas por mar que se afincan en la costa y, algunas de ellas se convierten en invasoras. Provienen de todo el mundo por la facilidad y rapidez del transporte por mar. Algunas especies se han introducido para su cultivo, otras las acompañaban, y otras llegaron incrustadas en los cascos de las embarcaciones o con el agua de lastre. Vamos a repasar dos especies de moluscos, la almeja japonesa y la ostra japonesa.

La almeja japonesa (Tapes philippinarum) es una especie comestible y cultivada, muy cercana a muestra almeja, aunque con el dibujo de la concha más marcado. Habita estuarios con fondos de fango y arena y se ha encontrado en el Abra, Plentzia y Urdaibai. Su área de distribución, en origen, va desde el sur de Siberia hasta China, incluyendo Japón, y llegó a las costas norteamericanas del Pacífico en 1938 y a Europa, sobre todo al Mediterráneo, en la década de los setenta. A España fue traída esta especie en 1985 para su cultivo pero pronto escapó de las zonas de criadero. Es posible que, por su rápido crecimiento, comience a interferir con la almeja autóctona.

El segundo molusco invasor en la ostra japonesa (Crassostrea gigas), también llamada ostra portuguesa ya que se supone que llegó en el siglo XVI en los barcos que venían de Asia a Portugal. Procede del Japón y del sudeste de Asia y ahora se encuentra en Europa, Norteamérica, Nueva Zelanda, Australia o la costa ártica de Siberia, con una distribución casi cosmopolita pues falta en Sudamérica y África. En Bizkaia se cultivó en su tiempo y ahora se encuentra en Muskiz, Zierbana, el Abra, Plentzia, Urdaibai, Lekeitio y Ondarroa. Se sujeta a cualquier superficie dura, en general sobre rocas aunque también lo hace sobre ostras de mayor tamaño, formando agregados numerosos, siempre en zonas de estuario.

La especie vegetal que vamos a tratar es la Buddleja davidii, originaria de China, introducida como planta ornamental y con preferencia por cunetas, taludes y orillas de ríos y arroyos. Por cierto, ese davidii es en honor de Jean Pierre Armand David, nacido cerca de Bayona, sacerdote, misionero y explorador de la China de mediados del siglo XIX, que trajo a Europa multitud de ejemplares de plantas y animales desconocidos, entre ellos el panda gigante y, por supuesto, esta Buddleja bautizada con su nombre. La planta llega a alcanzar los 2 metros de altura y es fácil de reconocer por las agrupaciones cilíndricas de sus flores, llamadas inflorescencias, que, a menudo, tienen un olor agradable. Su éxito viene de la eficacia de su reproducción. Llega a producir hasta 40000 semillas por inflorescencia y, además, se recupera muy bien de cortes, talas y heladas. Abunda en toda la Comunidad aunque, por ahora, no se conoce que suponga un prejuicio grave para la flora autóctona.

*Altonaga, K. 2001. Armand David, pandaren aita. Elhuyar. Donosti. 251 pp.

*Basset, C.2009. Inthe footsteps of Father David. Arnoldia 67: 22-28.

*Campos, J.A. & M. Herrera. 2009. Diagnosis de la flora alóctona invasora de la CAPV. Gobierno Vasco. Bilbao. 296 pp.

*IHOBE. 2009. Diagnosis de la fauna exótica invasora de la CAV. Bilbao. 165 pp.

*Martínez, J. & I. Adarraga. 2006. Programa de vigilancia y control de la introducción de especies invasoras en los ecosistemas litorales de la costa vasca. 2. Costa de Gipuzkoa. Gobierno Vasco. Bilbao. 267 pp.

*Martínez, J. & I. Adarraga. 2006. Programa de vigilancia y control de la introducción de especies invasoras en los ecosistemas litorales de la costa vasca. 2. Costa de Bizkaia. Gobierno Vasco. Bilbao. 267 pp.

*Rallo, A. & L. García-Arberas. 2012. Fauna exótica invasora en Bizkaia. Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. 330 pp.

 

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La percepción social del medio ambiente a partir del tratamiento que recibe en el cine y la literatura

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