2008, 83 min., Título original: Flow: For love of water, Dir.: Irene Salina. Productor: Steven Starr. Música: Christophe Julien.
Desde la primera cita (“Miles han vivido sin amor, pero nadie sin agua”), este documental deja clara la importancia del agua para la vida en general, y para la supervivencia de nuestra especie en particular. Película a menudo muy densa, llena de datos y entrevistas con expertos y ecologistas, está recorrida por una ideología ecologista, quizá mística e influida por la filosofía panteísta oriental. Con metáforas que nos acercan a Gaia (“el océano es el corazón de la Tierra” y a él van los ríos que son sus “arterias y venas”), nos muestra el ciclo del agua, con un cierto trasfondo catastrofista.
Estupendas imágenes, buena fotografía, montaje ágil y buena música, como corresponde a un documental de este tipo, tan populares algunos de ellos. Recomendable, pero para ver con calma. No debe verse a la hora de la siesta; sería un desperdicio.