1958, USA, 86 minutos, Título original: The old man and the sea, Dir.; John Sturges; Guión: Peter Viertel (según la novela de Ernest Hemingway); Música: Dimitri Tiomkin; Fotografía: James Wong Howe; Intérpretes: Spencer Tracy (nominado al Oscar), Felipe Pazos Jr.
Santiago es un viejo pescador que lleva 84 días sin capturar un pez; como dicen en su pueblo es un salao, que es la peor forma de mala suerte. Hasta hace unas semanas le ayudaba un Muchacho pero se tuvo que ir a otro barco con más suerte. Sin embargo, todos los días ayuda al Viejo a preparar su barca y a recogerla al anochecer. El día 85, el Viejo sale a la mar y, muy lejos del puerto, pica su anzuelo un pez enorme. Y comienza la lucha para capturarlo.
Esta película es la adaptación literal, casi palabra a palabra, de la novela del mismo título que Ernest Hemingway publicó en 1952, por la que recibió el Premio Pulitzer en 1953. Tuvo tal éxito que agotó dos ediciones en dos días. Es un texto típico de Hemingway, austero, sencillo, preciso, bello, de periodista en lo directo, de poeta en el sentimiento. Se dice que corrigió el escrito unas 200 veces, y supongo que sus correcciones serían siempre tachaduras.
La película es difícil de definir como de ficción o como documental. Es la vida de una anciano pescador de un pequeño pueblo de Cuba, ilustrada con la magnífica fotografía de James Wong Howe, llena de sentimiento por la música de Dimitri Tiomkin y, sobre todo, narrada por una voz en off con la prosa de Hemingway. Nos cuenta la historia del Viejo y del pez más grande que pescó en su vida.
La película se rodó en Cojimar, un pueblo de pescadores cercano a La Habana, , en el que Hemingway pasaba largas temporadas en su residencia de Finca Vigía. Hemingway impuso el rodaje en esta localidad que tan bien conocía y, además, presionó para que los actores, con la obvia excepción del extraordinario Spencer Tracy (y de la señora Hemingway que aparece en las últimas escenas de la película), fueran los habitantes del lugar. Por ello, por los paisajes y por los figurantes es por lo que la película, a menudo, tiene el aire de un documental antropológico.
La lucha del hombre por coseguir sus sueños es la primera y evidente metáfora de esta película y del texto del que procede. Es la lucha del hombre contra el mar, un entorno extraño, para conseguir su sustento. Quizá, en esta película, la lucha es entre el hombre y el pez y el mar, que asiste impasible, es el juez que dictará sentencia. Nadie gana: el pez muere, el mar le arrebata el pez al pescador y debe volver a tierra más anciano, más abatido, más destruido, pero nunca derrotado.