2006, USA, 96 minutos. Título original: An Inconvenient Truth. Dirección: Davis Guggenheim. Producción: Laurie David, Lawrence Bender y Scott Z. Burns. Música: Michael Brook. Montaje: Jay Cassidy y Dan Swietlik.

Esta película, ganadora del Oscar al Mejor Documental, supuso que el cambio climático llegase al gran público, sobre todo en Estados Unidos, debido a la personalidad de quien es su promotor, Al Gore, y lde a gran campaña de publicidad que contribuyó decisivamente a su difusión. El film está muy bien dirigido por David Guggenheim y toma la estructura de una conferencia o, mejor, de una clase magistral, que Al Gore imparte, con todos los medios audiovisuales a su disposición, a un público heterogéneo y entregado. Intercalados en la clase, se insertan fragmentos de los viajes y de la vida de Al Gore con la intención de explicarnos de dónde proviene su interés por el medio ambiente, tanto de su infancia (su padre, granjero y criador de ganado, también fue senador) como de su carrera política. Años antes de llegar a vicepresidente con Bill Clinton, ya escribió un libro que adelanta algunos de los temas y el enfoque del documental; en España se publicó en 1993 y se tituló La Tierra en juego.
Tanto en aquel libro como en este documental, Gore adopta una muy bien meditada y estructurada actitud de divulgador, pero no es un experto en cambio climático y debe aceptar lo que le indican sus asesores científicos, todos ellos, es evidente, partidarios del cambio climático y de la intervención de la especie humana en el cambio. Todo ello provoca que, en su afán por convencer, utilice datos y, sobre todo, hipótesis y modelos del futuro todavía no aceptados en su totalidad. Incluso menciona, sin nombrarlo expresamente, el consenso Oreskes del que ya he hablado en este blog. Los errores se advierten mucho más nítidamente en el libro La Tierra en juego, escrito en 1992, ya que ha dado tiempo para corregirlos. No es cuestión aquí y ahora de entrar a corregir errores o datos no contrastados; creo que es algo que debe hacer cada espectador como ejercicio de ese escepticismos científico que, por otra parte, tan poco le gusta a Al Gore.
En realidad, la actitud de Gore se parece extraordinariamente a la de un telepredicador: tiene unas creencias y las difunde sea como sea y aceptando datos e imágenes de donde sea (para ilustrar el deshielo en la Antártida utiliza imágenes, creadas por ordenador, de la película El día de mañana, aunque hay que reconocer que el dato aparece en los créditos al final del documental). En diciembre de 2007, se publicó el número que celebraba el 40 aniversario de la revista Rolling Stone; contenía una entrevista con Al Gore y en ella éste declaraba: … y admito que gran parte de mi respuesta [al cambio climático] se basa en la fe. Así es como debemos entender esta película y, también, así es como entendemos la fuerza y la pasión de Al Gore y su poder de convicción. Es una buena película pero debe provocar debate y discusión y no sólamente creencia y aceptación.

*Gore, A. 1993. La Tierra en juego. Emecé Ed. Barcelona.