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Eduardo Angulo Pinedo

Cine, literatura y medio ambiente

El consenso Oreskes

En 2004, llegó, a través de los medios de comunicación, a la opinión pública y a los políticos, que en la comunidad científica se había alcanzado el consenso sobre el cambio climático en sus dos aspectos más importantes: que existía un aumento de la temperatura y que, en ese aumento, intervenía la actividad de la especie humana por medio de la emisión de gases con efecto invernadero. Naomi Oreskes, de la Universidad de California en San Diego, publicó en el número de la revista Science del 3 de diciembre de 2004 un breve informe para confirmar la existencia del consenso entre los científicos que trabajaban en el estudio del clima. Para ello utilizó la base de datos ISI que reune la mayor parte de los artículos publicados en revistas científicas. Según exlica Oreskes en su trabajo, utilizó el término clave “cambio climático” y la base de datos seleccionó 928 artículos publicados entre 1993 y 2003. Estudió los resúmenes de los trabajos y los dividió en seis categorías: apoyo al consenso respecto al cambio climático, evaluación de los impactos, proyectos para mitigar los efectos, análisis paleoclimáticos y rechazo al consenso. El 75% de los artículos pertenecen a las tres primeras categorías y el 25% a los análisis paleoclimáticos. Ningún artículo se pertenecía a la última categoría o, lo que es lo mismo, ningún científico rechazaba el consenso respecto al cambio climático.
Sin embargo, Benny Peiser, de la Universidad John Moores de Liverpool, intentó reproducir el estudio de Naomi Oreskes y, al primer intento, con la base de datos ISI no se seleccionaron 928 artículos sino casi 12000. De inmediato, en el número de Science del 21 de enero de 2005 apareció una rectificación, atribuida a una errata, en la que se decía que el término utilizado por Oreskes en su búsqueda en la base de datos no fue “cambio climático” sino “cambio climático global”; al añadir un tercer término a la búsqueda, ésta restringía extraordinariamente el número de artículos seleccionados que, según Oreskes, pasaban de unos 12000 a los 928 estudiados.
Peiser reprodujo, de nuevo, el trabajo de Oreskes con los nuevos términos de búsqueda y obtuvo
1247 artículos, de los que sólo 1117 tenían un resumen que permitía estudiar su contenido y asignarlos a las siguientes nueve categorías (en vez de la seis de Oreskes): acuerdo con el consenso, evaluación de los impactos, propuestas de mitigar los impactos, metodología, paleoclima, rechazo del consenso, factores naturales del cambio climático global y sin relación con el cambio climático global actual. Según Peiser, el 42% de los artículos no relacionan el cambio climático con las actividades del hombre (hay 34 resúmenes que lo rechazan explícitamente) y sólo el 29% están de acuerdo con el consenso; 44 de los artículos se centran en causas naturales del cambio climático global. Sólo 13 resúmenes, es decir el 1%, aceptan el consenso que, para Oreskes, alcanzaba el 75%. Benny Peiser intentó publicar sus resultados en Science pero, con fecha del 13 de abril de 2005, se lo rechazaron.
En 2006, en una entrevista con la periodista Sarah Curnow, de Media Watch, rectificó en parte sus conclusiones ya que, a diferencia de Oreskes, en los artículos que analizó había varios que no eran directamente trabajos de investigación sino editoriales o artículos de opinión. Pero también añade nuevas objeciones al trabajo de Oreskes.
Mi conclusión es que, a pesar de que existe un amplio consenso, sobre todo propiciado por el IPCC y sus informes, y que estos informes son los que llegan a la opinión pública y a los que tienen que tomar las decisiones políticas, hay un pequeño grupo de políticos que duda del calentamiento global y un grupo todavía mayor, en general silenciado en los medios de comunicación, que pide más, mejores y menos sesgados estudios sobre la intervención humana en el calentamiento global.
Todo este asunto, excepto esta última entrevista de Peiser, aparece muy bien expuesto en el libro de Jorge Alcalde que cito en la bibliografía. Y para acabar, devuelvo la palabra a Naomi Oreskes y recomiendo que lean su interesante trabajo publicado en 2007.

*Alcalde, J. 2007. Las mentiras del cambio climático. LibrosLibres. Madrid. 210 pp.
*Oreskes, N. 2004. The scientific consensus on climate change. Science 306: 1686.
*Oreskes, N. 2007. The scientific consensus on climate change: How do we know we’re not wrong? En “Climate change: What it means for us, our children, and our grandchildren“, p. 65-99. Ed. por J.F.C. DiMento & P. Doughman. MIT Press.

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La percepción social del medio ambiente a partir del tratamiento que recibe en el cine y la literatura

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