Tanto los que toman las decisiones políticas como los grupos interesados en el medio ambiente, los ciudadanos y los científicos parecen convencidos de que una política ambiental basada en la ciencia sería la más adecuada. Se considera que, si intervienen científicos y se tienen en cuenta los conocimientos científicos, mejorará la calidad de las decisiones políticas que se adopten en relación con el medio ambiente; decisiones que, en sí mismas, ya son bastante complejas. Sin embargo, hay también quien opina que la ciencia y los científicos son uno más entre los factores a tener en cuenta y que su participación no es necesariamente esencial para conseguir mejores decisiones políticas. Brent Steel y su grupo, de la Universidad del Estado de Oregon, en Corvallis, han examinado, por medio de encuestas y entrevistas, la actitud hacia la ciencia y los científicos y en relación con la política ambiental, de gestores de recursos naturales, grupos de interés, los propios científicos y los ciudadanos. El ámbito geográfico del estudio corresponde a la costa noroeste del Pacífico de Estados Unidos, incluyendo el norte de California, Oregon, Washington y el sur de Alaska.
En las respuestas se observa que hay una aceptación de la ciencia en todos los grupos, y que la preferencia de muchos de los encuestados es que los científicos trabajen estrechamente con los gestores para interpretar e integrar los conocimientos científicos en las decisiones de gestión. Incluso hay algunos de los encuestados que consideran que son los científicos quienes deben tomar las decisiones políticas. Sin embargo, son los científicos los menos convencidos de su habilidad para proporcionar respuestas adecuadas y, además, constituyen el grupo más reacio a implicarse directamente en el proceso político de toma de decisiones.

*Steel, B., P. List, D. Lach & B. Shindler. 2004. The role of scientists in the environmental policy process: a case study from the American west. Environmental Science & Policy 7: 1-13.