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Recientemente, se cumplieron ocho décadas de aquellos ejemplares juicios de Núremberg. A iniciativa de los aliados victoriosos de la Segunda Guerra Mundial se decidió enjuiciar a los altos y ni tan altos dirigentes del nazismo. Entre los precedentes que generaron estos juicios, hay uno que llamó poderosamente la atención: el castigo aplicado por crímenes contra la humanidad.

De ello y de la semejanza existente entre lo que ha sucedido en Venezuela en las últimas 2 décadas, va el tema que les traigo hoy.

Al menos uno de los resultados de aquellos procesos judiciales que menciono, fue el hecho de establecer acciones penales contra ese tipo de crímenes a nivel internacional, como los aplicados por La Corte Penal Internacional (CPI), La Corte Internacional de Justicia (CIJ) y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Estrasburgo).

Venezuela se acerca al final de un régimen criminal que ha causado desolación, muerte y ruina al país y a su ciudadanía a una escala desconocida al menos en el continente americano. Ese baldón cometido por las mafias chavistas-maduristas, y cuyos capos están bien identificados, son de una magnitud tal que en muy poco se diferencian de aquellos que cometió Adolf Hitler y sus secuaces juzgados en Núremberg.

Estamos frente a un régimen perverso que tiene como activo social, financiero y moral, más de 25 años matando, encarcelando, saqueando, arruinando y forzando a emigrar a más de 8 millones de personas.

En esas circunstancias, todo ciudadano/a que haya padecido las tropelías perpetradas a su país, persona y familia, ahora se pregunta ¿cuál debería ser el camino a seguir para los responsables?

Hoy por hoy, por la presión de EEUU en el Caribe, Nicolás Maduro y sus compinches asociados, están aterrados, tratan de aparentar normalidad poniendo en la TV nacional y demás plataformas informativas y sociales, videos de supuestas ruedas de prensa, donde “periodistas” que dicen ser de medios internacionales preguntan lo que el entrevistado quiere oír, y videos de comedia bufa donde el ridículo solo es superado por la estupidez de quien ordena su emisión.

Pero hay otros venezolanos con responsabilidad ciudadana que tenemos otras ideas sobre cómo tratar a los tiranos como Nicolás Maduro & CIA. Debemos y queremos exigir que después de tanto padecer los desmanes implantados por esta infernal revolución de acomplejados delincuentes, Venezuela recupere todo lo que estos incapaces saqueadores nos quitaron: libertad, progreso, respeto, legalidad y felicidad.

Venezuela tiene un brillante futuro, sin duda, pero su recuperación dependerá de que pueda superar el actual estado ruinoso de todos sus valores, entre los que destaca uno sobre todos los demás, la moralidad.

Ya lo dijo Simón Bolívar a orillas del Orinoco en el Congreso de Angostura:

…”Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades”…

Para lograr esos objetivos, se hace absolutamente necesario un juicio justo a los culpables, un Núremberg venezolano, como antídoto neutralizador de todo el veneno que ha inoculado esta maldita revolución.

Continuará…

Cantaclaro

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